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  Que no te cojan de...
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10 de septiembre de 2007

Por: La Opinion


¡Hasta ahora, nos hemos salvado de los huracanes este año!", dicen felices y con los dedos cruzados quienes viven por esas zonas del país donde siempre se espera cierta desazón esta época del año. Sin embargo ?aunque no hayamos visto vientos, lluvias ni inundaciones? en 2007 sí hemos sido víctimas de un tremendísimo ciclón que no acaba de pasar… y quién sabe si aumente de intensidad: ¡el huracán de las finanzas!


En el epicentro de esta inclemente tempestad económica que vivimos todos, no importa la zona del país donde residamos, está la crisis del mercado inmobiliario. Traqueteada de lo lindo por ella, la economía de Estados Unidos luce cada vez más frágil y los inversionistas confían menos en una recuperación inmediata.


El principal problema que dio pie a esta situación radica en que la venta de casas redujo su paso dramáticamente, y de un avance tumultuoso, pasó al ritmo más lento que ha tenido ese mercado en casi cinco años. En estos momentos, los precios de las viviendas son los más bajos desde agosto de 2006. ¡Una estadística sin precedente!


La crisis es tan aguda, que el viernes 31 de agosto el Presidente George W. Bush prometió tomar medidas para ayudar a los millones de propietarios que no pueden cumplir con sus pagos hipotecarios y que corren el riesgo de perder sus viviendas.


Las medidas incluyen más flexibilidad en las condiciones de pagos para personas con bajo crédito y reformas en el código fiscal para que los propietarios puedan refinanciar sus hipotecas.


Muchos son los sectores, las profesiones, los inversionistas y los simples consumidores afectados por la situación, pero sin duda el más golpeado en específico es aquel que necesita con cierta premura vender su casa.


¿Cómo afectan estos cambios a ese propietario? ¿Acaso eres tú precisamente de quien estamos hablando? Si es así, corre ahora mismo al escritorio, busca el contrato hipotecario que firmaste al comprar tu casa y revísalo al dedillo… posiblemente con mucho más cuidado del que pusiste en aquel momento feliz de cerrar el trato. Estúdialo con mucho detenimiento.


Ahora es el momento de tratar de encontrar en esos papeles las herramientas necesarias que podrían marcar la diferencia entre quedarte con tu propiedad… o perderla por falta de pago.


Estas son las cosas que debes tener en cuenta y algunas medidas a considerar:


Si tienes una tasa de interés fijo, es esencial que tengas bien claro el número de años de este préstamo. No es cuestión de "¡Ay!, yo creo que mi préstamo es por 30 años". Nada de eso, porque la situación no está como para "creo" y "me parece". ¡Es necesario que encuentres el número 30 en tu contrato!


Asegúrate bien que tu interés sea fijo de verdad. Es decir, que no se trata de uno de esos préstamos que vienen con un interés fijo durante un corto período de tiempo, y que luego se convierten en un interés ajustable.


Si ese es el caso, refinanciar sería tu mejor alternativa. No te conviene que cuando suba el interés los pagos mensuales suban, se te salgan del presupuesto y no puedas pagar tu hipotecaria.


Una solución temporal ?pero que puede ser un arma de doble filo? sería la amortización negativa, un tipo de préstamo que te permite pagarle al banco una cuota menor que la cantidad que debes pagar cada mes en intereses. Lo malo es que este tipo de arreglo puede atraparte en un círculo vicioso en el que pagas sólo el interés que sube.


No obstante, si piensas vivir en la propiedad durante muchos años, lo ideal sería refinanciar el préstamo y huir de la amortización negativa. ¿Decidiste que eso es lo que más te conviene? En ese caso:


Evalúa al menos tres ofertas de préstamo.


Lee y entiende a la perfección todos los detalles de la nueva hipoteca.


Contrata a un abogado o experto en bienes raíces para que te ayude a valorar tus opciones.


Pregunta si la nueva hipoteca tendrá un pre-payment penalty ?que es una multa que deberás pagar si vendes o refinancias antes de un plazo de tiempo determinado, usualmente tres años? o si se trata de una de esas hipotecas que no cobran gastos de cierre.


Como dicen los estadounidenses, "no hay desayuno gratis", y mucho menos cuando hay bancos de por medio… Así que, aunque te aseguren que te están ofreciendo un refinanciamiento no-fee ?por el cual, supuestamente, no debes pagar ninguna cuota?, los costos podrían estar escondidos en el interés o añadidos en la suma final que tomas prestada. Todo es cuestión de leer los detalles y preguntarlo todo, hasta caer pesado si es necesario.


Tampoco olvides que, aunque ya hayas firmado el contrato final, siempre tienes un período de tiempo ?entre tres y siete días, dependiendo el estado? para cancelar la transacción.


Pero, ¿qué pasa si ya estás contra la espada y la pared? Digamos que no puedes ni vender ni refinanciar. Entonces ?antes de que el banco te embargue la propiedad?, considera lo que se conoce como un deed in lieu of foreclosure. Esto es un recurso que beneficia tanto al deudor como al banco, pues te permite negociar con la entidad financiera que te dio el préstamo original para comprar tu casa, satisfacer el préstamo y evitar el procedimiento de embargo (foreclosure).


Igual que con los huracanes, también en los torbellinos de las finanzas los que están mejor preparados, los que saben dónde están las rutas de escape y quienes conocen los recursos para capear el temporal son los que salen mejor parados después que pasa la tormenta.