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21 de octubre de 2009

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Washington, 21 oct (EFE).- La Casa Blanca encontró que la gestión financiera de General Motors y Chrysler era "increíblemente pobre" cuando se planteó ayudar financieramente a las dos empresas, reveló hoy el encargado de dirigir el rescate del sector del automóvil, Steven Rattner.

En declaraciones al periódico The Detroit News y la revista Fortune, Rattner, que durante cinco meses estuvo a cargo del Grupo Presidencial del Automóvil formado por la Casa Blanca para supervisar la reestructuración del sector, dijo que se sintió "asombrado" de la situación financiera de GM y Chrysler.

"Estábamos asombrados, incluso más allá de lo que esperábamos, de la mala situación tanto de GM como de Chrysler", sostuvo Rattner en un artículo publicado en Fortune.

Rattner criticó el ambiente en el que trabajaban los altos ejecutivos de General Motors.

"En la sede de GM, el Renaissance Center, los altos ejecutivos estaban aislados en el piso superior, detrás de puertas de cristal cerradas y vigiladas. Los ejecutivos en esa planta podían ir a su garaje privado sin tener que parar en ninguna de las plantas intermedias".

Rattner también dijo que Rick Wagoner, entonces consejero delegado de GM, estableció un tono de "amigable arrogancia" y que parecía creer que la culpa de la mala situación de la compañía no se debía a su gestión sino a una combinación de mala suerte.

"Nos parecía totalmente obvio que cualquier equipo de gestión que había quemado 21.000 millones de dólares en un año y otros 13.000 millones en el primer trimestre del 2009 no podía continuar", añadió Rattner.

Calificó a GM como "quizás la operación financiera que cualquiera de nosotros había visto en una gran compañía".

Con respecto a Chrysler, Rattner dice que la empresa básicamente no existía tras "años de mala gestión" y que "la decisión más dura que tomamos fue qué hacer con Chrysler".

Tras muchas deliberaciones, el presidente estadounidense, Barack Obama, aceptó ayudar a Chrysler si la empresa podía unirse a la italiana Fiat.

"Estábamos asombrados al darnos cuenta de que una vez calculado el daño colateral del cierre de Chrysler, como empleos perdidos en concesionarios y proveedores, el efecto a corto plazo del cierre sería de más de 300.000 desempleados" escribió Rattner en Fortune.