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  Pa'que te montes
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26 de diciembre de 2005

Lunes, 26 de diciembre de 2005

Por Joanisabel González
joanisabel.gonzalez@elnuevodia.com

Muchos coinciden en que los puertorriqueños invierten demasiado tiempo en el tapón.

Ya sea en la mañana o en la tarde, las movidas irresponsables de ciertos conductores en la carretera, las bocinas y la música estruendosa que se escucha desde un auto cercano parecen ser parte obligada del paisaje citadino.

Julissa de la Cruz, una profesional de los Recursos Humanos, invertía, en circunstancias normales, cerca de una hora y media de su ocupada vida tras el volante de su carro.

Todos los días de la semana, había que madrugar, dejar los nenes en el centro de cuido, viajar desde Bayamón a la Milla de Oro en Hato Rey y viceversa, hasta que la empresa para la que trabaja decidió ofrecerle, a cambio de un estacionamiento, un pase diario a bordo del Tren Urbano.

?Yo estoy fascinada con el tren. Me evita el estrés, hago varias gestiones de camino, hago llamadas, tomo notas?, dijo De la Cruz.

La joven labora para la aseguradora Medical Card Systems (MCS), una de las muchas empresas localizadas en el corazón de Hato Rey que frecuentemente se disputan los escasos estacionamientos que hay en la zona financiera.

?No se trata de no proveerle estacionamiento... Es que conseguir estacionamiento en Hato Rey es un logro. Nosotros tenemos 900 empleados aquí (en MCS Plaza) y no ha sido fácil proveerles ese beneficio?, dijo Ivonne D. Arroyo, vicepresidenta de Recursos Humanos.

Cada año, MCS gastaba aproximadamente $300,000 en el pago de estacionamientos para sus empleados.

Algunos espacios cuestan $50 al mes, otros hasta $150.

Fue entonces cuando la división de Recursos Humanos concibió la idea de transformar su paquete de beneficios marginales ofreciéndole a los interesados boletos para el tren.

Nace el Club del Tren

Arroyo explicó que ella, así como ejecutivos y demás empleados de la empresa utilizaban el tren mientras era libre de costo. Con el paso del tiempo, se hizo común saludar a los compañeros de trabajo a bordo del ferrocarril y caminar hasta el centro de trabajo ubicado a unos dos bloques de la estación.

Esa experiencia positiva sentó las bases para crear el programa el ?Club del Tren de MCS?.

?Cada vez que nos reuníamos, el presidente y los vicepresidentes preguntaban: ¿cómo va lo del tren??, relató Arroyo. ?En cierto modo, ofrecer este beneficio se convirtió en una prioridad para la empresa?.

En un inicio se pensó que pocos se acogerían a la iniciativa, pero para sorpresa del equipo gerencial, 120 empleados decidieron acogerse al novel beneficio marginal.

Entregaron su estacionamiento y a cambio, reciben los pases de abordaje y un incentivo de $200 si participan del programa por un año o $500 si participan de la iniciativa por año y medio.

Todo marchaba sobre ruedas hasta que MCS acudió a la Alternativa de Transporte Integrado (ATI) para comprar los pases del tren y descubrió que en dicha agencia gubernamental no había nada estructurado para empresas o paquetes corporativos.

De aquí que MCS parece haberse convertido en empresa pionera al modificar sus beneficios marginales según los tiempos y en la primera empresa que acudió a ATI a comprar pases del tren por volumen.

?A principio, comprábamos los pases regularmente y ahora compramos el pase de 90 días. Pero ATI ya está trabajando para ofrecer paquetes para empresas como nosotros?, dijo De la Cruz.

Superados los retos, MCS decidió que si sus empleados abordarían el tren diariamente, había que hacerlo con estilo. Adquirieron sombrillas, loncheritas e incluso bultos para guardar los zapatos de caminar cuando llegan a la oficina.

?Ha sido un éxito. Hicimos una encuesta y si el tren se continúa hasta Caguas, habría 165 empleados que se acogerían al programa. Si hacen el tramo hacia Carolina se acogerían otros 120?, explicó Arroyo, quien agregó que si otras empresas replican el programa pudiera contribuirse tremendamente a aliviar el tránsito en la zona de Hato Rey y áreas circundantes.

?Creo que el tren puede ayudarnos a recobrar el sentido de urbanidad que hemos perdido?, dijo Arroyo, quien señaló que aparte del beneficio marginal es frecuente que personal de MCS aborde el tren para efectuar gestiones oficiales en alguna otra de las zonas que recorre ese medio de transporte.

Mientras tanto, De la Cruz no se arrepiente de haber cambiado el ataponado paisaje citadino. En primera instancia, ahorra unos $15 en gasolina cada semana más el pago del peaje de Buchanan.

Aprovecha el recorrido en tren para organizar su día de trabajo.

?Llego con una lista de las cosas por hacer y qué voy a delegar y ahora por las tardes llego a tiempo para recoger mis nenes en el cuido. La diferencia ha sido grande?, señaló.