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  Estirando el chavito
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12 de marzo de 2007

Por: Primera Hora

Diversión prohibitiva. En Puerto Rico, visitar el cine, comprar un boleto para disfrutar un concierto, entrar a una exposición de arte o, simplemente, rentar un equipo para hacer algún deporte acuático puede convertirse en un gasto prohibitivo ante la estrechez económica en que se encuentra el consumidor para gastar libremente.
Datos suministrados por la Junta de Planificación apuntan a que los gastos de recreación de los puertorriqueños se dispararon astronómicamente desde el 2000 al 2005, de $3,034 millones a $4,197 millones, aunque, comparativamente, el ingreso disponible de los consumidores durante el mismo aumentó mínimamente, de $9,516 a $11,651.
Algunos conocedores del tema, como el secretario del Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO), Alejandro García Padilla, apuntan a patrones adictivos de consumo que ponen en jaque las mismas obligaciones económicas del ciudadano, como son los servicios básicos de electricidad y el agua, para poder disfrutar de un tiempo de esparcimiento. El alza en las deudas de crédito y el otorgamiento de préstamos personales para costear gastos superfluos también explican el aumento dramático que han registrado los gastos de recreación.
Tal vez lo que más impacta de los diferentes renglones de gastos es que los boricuas pagan cerca de 2.7 veces más para divertirse que en educación.
Tanto es el gasto en recreación que el mismo es mayor a lo que los puertorriqueños gastan, por ejemplo, en ropa. Si se suma los costos vacacionales al gasto de diversión, los puertorriqueños podrían estar pagando más de $5,500 millones anuales para entretenerse.
Esto sin contar lo que se gasta en cigarrillos y bebidas ($1,390 millones), y en cuidado personal ($825 millones), entre otros gastos misceláneos, muchos de los cuales también podrían considerarse como “caprichos” que el Gobierno tributa.
Ante este cuadro alcista los puertorriqueños se ven forzados a visitar lugares, como los parques y las playas, que, a diferencia de otros países, en la Isla hay que pagar para poderlos disfrutar. De llegar en vehículo a cualquiera de los estacionamientos de los destinos mantenidos por la Compañía de Parques Nacionales se paga de $2 a $3, incluso, $4 si el visitante arriba en una guagua o cualquier otro vehículo pesado.
La falta de estacionamiento “no pagado” en las inmediaciones de las instalaciones también desalienta a muchas personas por las multas que imparten los policías estatales y municipales.
Aun así, el aumento de visitantes a estas instalaciones es un indicador de la precaria situación económica por la que atraviesa Puerto Rico y la falta de dinero para gastos relacionados con recreación.
Según sostuvo el director ejecutivo de Parques Nacionales, Ramón Luis Nieves, las 23 instalaciones de su agencia recibieron un total de 4.8 millones de visitas en el 2006 y se estima que la cantidad supere los 5 millones este año.
Estudios de la agencia, que se realizan para obtención de fondos federales, apuntan a que las playas y los parques son los lugares favoritos para la recreación de los puertorriqueños, aunque también sirven como un barómetro para medir el panorama económico del país.
“Cada vez que la economía se debilita, aumenta el uso de las playas y los centros vacacionales. Nos pasó después de los ataques del 9-11 y entiendo que está pasando en la actualidad”, sostuvo Nieves.
La agencia, que administra villas y cabañas, también recibió un aumento de reservaciones en febrero que alcanzó un nivel similar al registrado a finales de marzo cada año. Para Nieves, el alza en ocupaciones en sus centros vacacionales representa la necesidad para alternativas de recreación más económicas que su agencia provee.
El precio por noche de las villas y cabañas aproxima los $110 y $70, respectivamente, cantidad que podría aparentar ser alta para muchas familias puertorriqueñas. No obstante, la agencia sí ofrece una serie de facilidades para personas que acampan por un par de dólares.
Escape deportivo
Muchos otros puertorriqueños recurren a los eventos deportivos de su pueblo como una alternativa económica de recreación.
“Aquí en Puerto Rico tienes muchas alternativas baratas en cuanto el deporte, aunque también hay otros lugares exclusivos de recreación, como La Bolera de Plaza las Américas”, sostuvo el secretario de Recreación y Deportes, David Bernier.
Pero, para algunas familias puertorriqueñas el costo del boleto para cada uno de sus integrantes, la comida y los refrigerios que se podrían pagar por el evento, también pueden representar un gasto excesivo, en algunos casos, hasta prohibitivo.
“La entrada para un juego de béisbol Doble A podría costar de $6 a $8. Son precios accesibles, pero también depende qué tipo de evento sea. Los precios, evidentemente, los regula el mercado”, sostuvo el Secretario.
Consumo desmedido
Para el secretario del DACO, el aumento dramático experimentado en gastos recreacionales guarda una relación directa con las compras desmedidas que diariamente realiza un gran número de puertorriqueños.
En coordinación con estudiantes de la Universidad de Puerto Rico (UPR), la agencia orquestó una campaña educativa sobre el consumo desenfrenado, pero el funcionario indicó que los ciudadanos deben cobrar más conciencia sobre el problema.
“El consumidor se está empezando a organizar y en ese sentido estamos tratando de ayudar a distintas organizaciones (que abogan por los derechos del consumidor)”, indicó García Padilla, y reconoció que los costos de recreación han aumentado considerablemente durante los últimos años, con algunas notables excepciones.
Sugirió, además, otras alternativas de recreación, como conciertos y obras, que semanalmente se ofrecen gratuitamente.
“Hay personas que no pueden hablar de nada que no sea lo que van a comprar o lo que compraron. Profesionales y personas sin profesión que sólo pueden hablar de esto. Y quien único puede detener el aumento en los costos de entretenimiento son los consumidores, rechazando las ofertas excesivamente caras. El consumidor tiene que buscar las ofertas de entretenimiento de primer orden”, indicó.