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26 de septiembre de 2008


Por: Primera Hora

Deudas libres de IVU.

La deuda crediticia de los puertorriqueños se cierne como una constante amenaza, atentando contra el buen crédito, así como contra las posibilidades de costear la hipoteca, los servicios esenciales de luz y agua e, incluso, la educación de los niños.

 Pero, aun así, miles de consumidores han aprovechado los días libres de impuesto para comprar televisores, computadoras, entre otros artículos superfluos que cargan aún más “plástico”.

Durante los pasados tres años, las deudas que arrastraron los boricuas en sus tarjetas de crédito, como también las cuentas de pagos diferidos que ofrecen las tiendas para la compra de muebles, así como enseres eléctricos, aumentó de $642 millones en el 2005 a $693 millones en el 2007.

Las versiones recopiladas de muchos de los consumidores apuntan a que las compras de los últimos días se cargaron a tarjetas con tasas de interés que se tragarán cualquier ahorro que se podría haber generado por la retirada del IVU. Los consumidores que esperan saldar sus cuentas libres de impuesto antes de que venza el término para la aplicación de los cargos de interés también se juegan una apuesta sumamente arriesgada.

“Muchos puertorriqueños viven con un presupuesto muy ajustado. Algunos compran de una manera compulsiva, pero están viviendo en una fantasía. También se registran compras de euforia que no cuadran con el sentido común”, sostuvo la vicepresidenta de Grupo de Consejería de Servicios Financieros del Banco Popular, Yolanda Rosich.

 La experta en planificación familiar urge a los consumidores a preparar un presupuesto, saldar deudas montantes de tarjetas de crédito y establecer un programa de ahorro que provea para su retiro y eventos de emergencia. La ejecutiva también alertó sobre la peligrosidad de caer en patrones de consumo establecidos por tendencias en el mercado. Aun ante dificultades económicas, algunos consumidores optan por comprar artículos que realmente no podrán costear. “Todo el mundo tiene que tener un plan financiero”, señaló.

En términos sociológicos, también abundan las explicaciones sobre las conductas que han llevado a los consumidores a gastar miles de dólares en artículos de lujo, dejando a megatiendas sin inventario de televisores plasma, iPods, entre otros artículos electrónicos.

 Según sostuvo el profesor universitario de sociología, José Rodríguez, muchos puertorriqueños, ante una sociedad altamente consumista y material, miden su valor a base de sus pertenencias. El trastoque en perspectivas se traduce en un valor artificial de la posesión.

 “Las sociedades consumistas tienden a ser individualistas. Los valores que se fomentan son de carácter capitalista. La atención (por consiguiente) se centra en la ganancia”, indicó el experto.

El sociólogo resaltó que el “frenesí” de compras también destapa crudas realidades de la sociedad puertorriqueña ante las recientes inundaciones que arrasaron con decenas de comunidades a lo largo y ancho de Puerto Rico.

“No queremos estigmatizar, pero muchas de estas personas que han acudido a las tiendas no son los afectados directos. Nos da paso a ver el estado de deterioro en que se encuentra nuestra sociedad”, sostuvo Rodríguez.

 El estado mental de los consumidores que compraron de manera compulsiva también es objeto de preocupación para los expertos de conducta humana. Por ejemplo, al psicólogo clínico Enrique Gelpí Merheb también le llamó la atención la falta de autocontrol que han reflejado muchos de los consumidores.

“Se le está dando demasiada importancia a lo material. Muchas personas, sencillamente, se tiran a comprar, tomando malas decisiones. Hay una falsa expectativa sobre el valor de las cosas. Si la persona no lo compra, no está llena, pero esto es una falsa realidad”, sostuvo el doctor.