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  Por el libro
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1 de marzo de 2016

Metro

La mayoría de los candidatos a la gobernación afirman que la tecnología es una herramienta importante para impulsar el desarrollo económico del país. “Hay que apoderarse del uso de la tecnología”, dicen.

Sin embargo, poco o nada comentan del valor que representa para nuestra economía la empresa pública Prepa Networks (PrepaNet), uno de los activos más valiosos que tiene el país y cuyo potencial está siendo obstaculizado por la ambición desmedida de las compañías privadas de telecomunicaciones en contubernio con varios políticos del oficialista Partido Popular Democrático.

PrepaNet nació en el 2003, resultado de una enmienda a la ley de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) luego que un estudio revelara que la inversión millonaria en fibra óptica realizada por la corporación pública en 1999, con el fin de mejorar su sistema de comunicación interna, no estaba siendo capitalizada correctamente.

Entonces, se encontró que grupos privados de la industria de las telecomunicaciones se aprovechaban de la fibra óptica de la AEE para expandir sus negocios sin pagar lo que correspondía por su uso.
La alternativa gubernamental, acertadamente, fue crear una subsidiaria dentro de la AEE para manejar el mercado de fibra óptica del Estado, pero, como suele suceder, sus posibilidades de crecimiento fueron frenadas por presiones de competidores privados.

La campaña de demonización que ha impulsado esta administración contra la AEE ha salpicado, a su vez, a PrepaNet, haciendo ver a esta compañía como una poco útil para el impulso económico que necesitamos en tiempos de estrechez.

Poco se conoce de PrepaNet y las informaciones que circulan en los medios de comunicación, por omisión o comisión, no aquilatan correctamente su valor, alimentando la idea de la inutilidad del gobierno para manejar empresas de alto valor productivo.

Es importante subrayar que PrepaNet es dueña de los servicios más rápidos y modernos de telecomunicaciones en Puerto Rico, mientras que las compañías privadas carecen de la  infraestructura para operar y no están dispuestas a invertir en su propio sistema de fibra óptica.

Es decir, el Estado invierte y desarrolla la infraestructura tecnológica para que el sector privado la monopolice, disponiendo de ella a gusto y gana y alimentando sus arcas con ganancias que el gobierno deja de recibir por su corto alcance en el mercado.

Por ejemplo, informes que han preparado los gremios de trabajadores y profesionales de la AEE señalan que PrepaNet posee tres cables submarinos, adquiridos en 2008, que hacen que el servicio de conexión sea más rápido, además de facilitar conexiones directas a Estados Unidos, en particular a Nueva York, Miami y Virginia.

Aun en esas condiciones, son las compañías privadas quienes controlan el 99 % del mercado de telecomunicaciones en la isla, nutriéndose del servicio de fibra óptica que les vende PrepaNet, a quien solo se le ha concedido operar como mayorista. O sea, el comercio privado revende a sus clientes el servicio que compran al Estado.

Estas compañías, sin embargo, conocen bien el potencial de desarrollo que tiene PrepaNet y los efectos que tendría si la empresa pública ampliara sus líneas de negocios y se insertara con efectividad en el mercado al detal. Le temen y por eso han cabildeado con fuerza para detener sus posibilidades de expansión.

La primera acción de estos grupos se concretó en el Proyecto del Senado 1370, de la autoría del senador Ramón Luis Nieves, aprobado en noviembre y que estableció una prohibición para que empresas públicas entren en el mercado de telecomunicaciones al detal bajo la premisa de que su participación en esa industria pondría en desventaja a las empresas privadas.

Los representantes de grupos privados saben que PrepaNet es un activo muy preciado y por eso quieren destruirlo limitando su crecimiento y expansión.

Lo terrible es la conspiración de políticos torciendo brazos a favor de compañías privadas y en contra del bienestar colectivo. Triste es, además, que en el discurso de los aspirantes a la gobernación, PrepaNet no sea contemplado como pieza angular para darle impulso a nuestro desarrollo económico.