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  Por el libro
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El Diario NY

Aunque mucha gente piensa que unos son más nutritivos que otros, la realidad es que la única diferencia entre los huevos blancos y los marrones es solamente el color del cascarón, y la razón de esta diferencia es la genética de las gallinas.

Esto significa que, si estos animales son criados en las mismas condiciones, no tendría por qué haber una diferencia en la nutrición o sabor de los huevos, sin importar cuál es su color.

Un truco para saber si una gallina pondrá huevos cafés o blancos es ver sus lóbulos de las orejas (sí, las gallinas tienen orejas). Si éstos son blancos, los huevos también lo serán, pero si son rojos o marrones, entonces los huevos serán cafés.

También es un error pensar que los huevos cafés tienen cáscaras más gruesas. El grosor de un huevo depende únicamente de la edad de la gallina: las gallinas más jóvenes ponen huevos con cáscaras más duras y las más viejas ponen huevos con cáscaras más delgadas.

El huevo blanco es el que encontrarás con mayor frecuencia en las tiendas. Como dato curioso, todos los huevos comienzan siendo blancos, pero cambian de color mientras se desarrollan.

Aunque los huevos marrones suelen ser más caros que los blancos, no tiene nada que ver con su calidad. La razón de su precio es que las gallinas que los ponen son razas físicamente más grandes que las gallinas que ponen huevos blancos.

Al ser estas gallinas más grandes significa que necesitarán más comida, lo que se traduce en un mayor gasto para los agricultores. Y ese aumento en el costo por huevo lo terminan pagando los clientes, según se informó en Eat This, Not That.

Así que, la próxima vez que vayas al supermercado, ya sabes si realmente te conviene gastar más por llevarte huevos de un color u otro.