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  Por el libro
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14 de agosto de 2017

El Vocero

“La falta de amor es la mayor pobreza”, expone una frase que se hizo muy popular en voz de la Madre Teresa de Calcuta, que hoy retrata una de las necesidades más apremiantes de los miles de ancianos que viven en la Isla: el cariño de los seres que los rodean.

RECIBEN EL PAN


Ancianas: 169,859
Ancianos: 115,515
Por edades:
60-64: 83,125
65-70: 64,841
71-74: 54,178
75-79: 31,487
80 o más: 51,744
Ancianos deambulantes: 409
60 años o más que trabajan: 9,098
Reciben también el
Seguro Social: 235,812
Sin otro ingreso: 37,611
*Hasta mayo de 2017

A la lista de carencias que enfrenta esa población vulnerable también se suma la situación económica que atraviesa el País y que suele aumentarles la inseguridad alimentaria y dificultar la compra de medicinas. En Puerto Rico, 285,374 personas de edad avanzada se benefician del Programa de Asistencia Nutricional (PAN), según estadísticas de mayo del Departamento de la Familia. Ese número representa el 25% de los 1,146,062 de beneficiarios.

Aunque se levanta el temor de que el panorama alimentario de los ancianos podría empeorar si el Congreso y el presidente Donald Trump acogen la propuesta de la Junta de Control Fiscal para convertir los programas de asistencia social, como el PAN, en uno de créditos por empleo, la realidad es que el plan esbozado por el ente fiscal contempla un programa específico de ayuda social para la tercera edad. La cifra global de ancianos beneficiarios del PAN sobrepasa los 280,000, de los cuales unos 37,600 no tienen ningún otro tipo de ingreso.

Testimonio de una realidad

A sus 75 años, “Isabel”- quien prefirió utilizar un nombre ficticio para proteger su identidad- tuvo que abandonar su empleo para cuidar a su compañero de 79 años, luego de que este fuera diagnosticado con Alzheimer, una enfermedad cerebral que causa problemas con la memoria.

Algunas veces el deterioro del cerebro de estos pacientes suele ser lento y en otros acelerado, como es el caso del esposo de la anciana residente de Toa Alta. En los pasados dos meses su vida dio un giro de 180 grados. Ahora su único ingreso consiste de dos cheques del Seguro Social, los cuales tiene que balancear entre comprar comida o pagar aquellos medicamentos que no le cubre el plan médico.

“Yo no puedo gastar chavos en decir que me voy a comprar un traje o me voy a comprar esto. Para eso tengo que presupuestarlo. No es lo mismo que cuando tenía mis dos sueldos y él tenía sus dos sueldos, que era más fácil”, relató.

Isabel gasta mensualmente $400 en comida para ella y su esposo. Esto sin contar el dinero que utiliza para comprar medicamentos, en pago de transportación pública, agua, luz, una enfermera para el cuido de su marido y teléfono. En su totalidad, la envejeciente estimó que necesita alrededor de $1,800 mensuales para “estar bien”.

Un proceso complicado

A preguntas de EL VOCERO sobre si ha buscado ayuda del gobierno, respondió que los procedimientos para la obtención del PAN, transportación médica y cuidado de un tipo de ama de llave le parecían tediosos. Dudó, además, de solicitar la tarjeta del PAN por la incertidumbre que existe por la posibilidad de que el gobierno federal elimine la ayuda en la Isla. “A uno cuando ya tiene esta edad, las cosas se le hacen un poquito más difíciles en lugar de ser más sencillas”, respondió.

Un caso bastante similar es el que vive “Rosa”, una mujer de 73 años y paciente de diálisis, cuyo cheque del Seguro Social es de $520 y recibe $120 del PAN. “Aquí yo cojo cupones y cuando se acaban los cupones tengo que seguir comprando con chavos porque nos dan poquititos cupones”, detalló la mujer residente de Salinas.

No alcanza el dinero

Rosa es paciente de diálisis y requiere de dietas y cuidados especializados. También depende de un servicio de transporte médico para llegar a su centro de diálisis tres veces a la semana. “A mitad de mes tienes que sacar de tu dinero para comprar comida. Después se me va todo el cheque del Seguro Social porque después de eso yo pago el agua, la luz y el teléfono… y ahí se va el cheque”, relató.

El número de mujeres de edad avanzada que reciben el beneficio nutricional ronda entre los 169,859, lo cual representa un 70% del total de ancianos que participa del programa federal. Mientras que los hombres de mayor edad que reciben esta ayuda son 115,515. Los datos expuestos corresponden a personas de 60 a 80 años de edad y reconocidos por la Ley 121 como personas de “edad avanzada”.

El titular de la Administración de Desarrollo Socioeconómico de la Familia (Adsef), Eric Alfaro Calero, dijo a EL VOCERO que en los últimos meses el número de personas de edad avanzada que se benefician del PAN no ha cambiado mucho. “Básicamente, en los últimos seis a ocho meses esa ha sido la estadística. Ha aumentado el número de participantes, pero ha sido leve, quizás 2,000 o 3,000 participantes o familias adicionales en los últimos meses”, explicó.

Señaló que la tendencia de que personas de mayor edad soliciten el PAN es cambiante por el fenómeno migratorio y el envejecimiento poblacional.

De hecho, estadísticas del Negociado del Censo federal -correspondientes a 1 de julio y divulgadas por el Instituto de Estadísticas- mencionan que uno de cada cuatro habitantes en Puerto Rico es mayor de 60 años.

Alfaro Caldero estimó que el número de deambulantes de edad avanzada que recibían el PAN al mes de mayo fue aproximadamente de 426, aunque algunos de ellos también tienen otros ingresos. Asimismo, sostuvo que la mayoría de los ancianos que participan del programa también reciben el Seguro Social, siendo estos 235,812 al mes de mayo.

Algunos de los detalles que Adsef toma en cuenta para la elegibilidad el PAN son los ingresos de las personas y el estado socioeconómico. En el caso de los mayores de edad, aplican distintas deducciones por edad y gastos de médicos, las cuáles rondan en los $100.

Mientras tanto, distintos perfiles sociológicos describen el hambre como una de las consecuencias más dramáticas de la pobreza en Estados Unidos.

La Oficina del Procurador de Persona de Edad Avanzada detalló en el documento “Perfil Demográfico de la Población de Edad Avanzada” que en el 2014 cerca del 40% de las personas de 65 años vivían bajo niveles de pobreza. Los municipios con mayor porcentaje de personas de 65 años o más bajo el nivel de pobreza son Adjuntas, Lares, Ciales, Salinas, Maunabo y Barranquitas.

Este diario intentó obtener mayor información sobre el documento, pero la procuraduría de edad avanzada no respondió a nuestros pedidos de información. A nivel Isla, tampoco existen estadísticas especializadas del hambre que padecen algunos ancianos.

No obstante, el hambre en la población de mayor edad es un problema mundial reconocido por la más grande red de bancos de alimentos de Estados Unidos, Feeding America.

La entidad estadounidense proyectó en su portal de Internet que para el 2025 se espera que la tasa de hambre entre los mayores de 60 años de edad sobrepase el 68%. Además, Feeding America señala que el 63% de los hogares mayores atendidos por la red de bancos de alimentos se ven obligados a escoger entre comida y atención médica.