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  Estirando el chavito
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Los alimentos importados de EE.UU. serán los que reflejen el aumento.  / Foto por: LINO.PRIETO@GFRMEDIA.COM

El Nuevo Día

EL pollo, delicia del paladar puertorriqueño, enfrenta un alza dramática de precio a finales de año, a causa de la sequía que golpea la industria agrícola de Estados Unidos.

Esta ave no es el único alimento importado que experimentaría el aumento: el cerdo, el pavo y la carne de res están en el grupo de alimentos importados de Estados Unidos que pesarán más en el bolsillo del consumidor.

El golpe a los consumidores boricuas es una secuela del efecto dominó de una de las peores sequías en la historia reciente de Estados Unidos que ha afectado la cosecha de maíz, que se usa para alimentar animales.

El maíz también es utilizado como base para la confección de refrescos, hojuelas de maíz (corn flakes) y aceites, entre otros productos que consumen con frecuencia los puertorriqueños.

“El consumidor debe estar experimentando una subida de costos gradualmente, que la industria de alimentos sabrá explicar”, afirmó a este diario el presidente de la Asociación de Productos de Puerto Rico, Manuel Cidre.

Cuando los precios suben por problemas con granos, como el maíz, normalmente el aumento fluctúa entre un 4% y un 10%, calculó Cidre, también dueño de la panadería Los Cidrines.

En Puerto Rico, el aumento podría ser mayor al anunciado el miércoles por el gobierno federal, porque 85% de lo que se consume aquí es importado. Y los costos de transportación incrementa aún más el precio de los productos.

“El aumento será menor en el caso de la carne de res porque la mayoría que se vende en Puerto Rico es de Centroamérica. En la parte de pollos sí podemos prever que haya aumentos”, confirmó Ferdysac Márquez, presidente de la Cámara de Mercadeo, Industria y Distribución de Alimentos (MIDA).

Golpe al bolsillo

Si se mantiene la sequía en Estados Unidos y aumentan los precios allá, eso puede tener el efecto de crear una presión inflacionaria en el segundo renglón de mayor consumo de los puertorriqueños, que son los alimentos, alertó el economista Gustavo Vélez.

“Bajo ese escenario, se puede debilitar aún más el poder adquisitivo del consumidor promedio puertorriqueño que ya se ha lacerado por la pérdida de empleos e ingreso”, expresó Vélez.

Sin embargo, Vélez fue más conservador al momento de calcular a qué porcientos aumentarían los productos importados afectados por la sequía. Indicó que algunos supermercados, por ejemplo, reducen su nivel de ganancia para no pasarle todo el aumento al consumidor y poder competir así en el mercado. “Va a depender de cómo la industria maneje esos incrementos”, explicó Vélez.

Para el también economista, José Alameda, el aumento proyectado por la sequía tendría un impacto negativo en la alimentación de los puertorriqueños. “Estaríamos consumiento ‘junk food’ o alimentos más baratos. Si tú cambias la selección de alimentos podrías estar cambiado los nutrientes de los alimentos que te permiten aumentar tu salud”, advirtió Alameda.

El economista recordó que un informe reciente de MIDA decía que el consumo de alimentos había bajado en un 10%, lo que puede interpretarse como que las personas no están comprando alimentos que son más caros.

Alameda llamó la atención de que el aumento sería equivalente a un nuevo impuesto para los pobres. “El pobre va a tener como un impuesto regresivo porque los cupones (de alimentos) tienen un nivel de gasto”, añadió el experto.

¿Qué se puede hacer?

A corto plazo, Cidre vislumbra que los fabricantes, distribuidores y detallistas serán creativos para identificar sustitutos a los productos afectados por el alza. “Veremos una inclinación a la importación de pescado, al consumo de vegetales y a productos que no dependen del maíz”, señaló.

Opinó que esta situación no es para alarmarse, sino para tomar conciencia. En ese sentido, indicó que hay que cuestionarse cuánto de lo que se consume en Puerto Rico se produce aquí. Expuso, como ejemplo, que Puerto Rico debería aumentar su producción agrícola para hacerle frente a situaciones como la provocada por la sequía en Estados Unidos. “Estaríamos aprovechando esta situación para beneficio nuestro”, manifestó Cidre.

Márquez, por su parte, urgió al establecimiento de una política alimentaria en el país. Junto con esa política, se deberían eliminar los impuestos que cobra el gobierno de Puerto Rico a los inventarios de alimentos.

“Ese impuesto no te permite tener inventarios altos para ciertos productos”, señaló Márquez. Indicó que, por ejemplo, se puede tener un inventario de pollo congelado hasta para un año. Márquez propone sustituir el impuesto a la propiedad mueble de inventarios por una patente escalonada que se pague cuando el comerciante logre la venta eficaz del producto.

Vélez agregó que hay que empezar a reducir todos los impedimentos y costos que enfrenta la industria de alimentos. Mencionó que la inspección de todos los furgones que entran al país ha incrementado los costos.

También hay que empezar a estimular la producción agrícola local. “No podemos tener total dependencia de la importación como tenemos ahora”, manifestó el economista.

Al igual que Márquez, Vélez abogó por que se puedan establecer inventarios de alimentos. “Aquí tú tienes inventario solo para nueve días”, dijo.

Aumento adelantado

Ayer el secretario de Agricultura, Neftalí Soto, reveló a este diario que en Puerto Rico han comenzado a aumentar los precios de los productos que se verán afectados por la sequía. “Ya me han informado que algunos de los alimentos de ganado y ave han comenzado a subir alegadamente por la sequía en Estados Unidos”, expresó.

El funcionario dijo que esto le llama la atención porque el Gobierno federal informó que el aumento en los precios no es inmediato. En esa línea, el secretario del Departamento de Asuntos del Consumidor, Omar Marrero Díaz, fue enfático al señalar que si se registran los aumentos será a finales de este año o principios del próximo.

“Estaremos bien pendientes. Si hay que meter el tutaso, le metemos el tutaso”, manifestó Marrero Díaz, en referencias a que el DACO penalice a los comerciantes que aumenten desde ahora los precios de los productos.

Marrero Díaz sostuvo que el país no está ante una crisis por este asunto, sino que se trata de monitorear la situación. “Esto es un asunto que se ha estado monitoreando desde principios de mes. No es una crisis ni debe alarmar”, indicó el funcionario.