Inicio  





 Lo Más Visto
- ByteDance optaría por cerrar TikTok en EE.UU. en caso de agotarse las opciones legales
- Las 10 mejores ofertas de alimentos según doctorshoper.com
- Ciberataque causa retrasos en muelles de carga
- Hombre comete fraude contra personas de edad avanzada en Aibonito
- Las 10 mejores ofertas de alimentos según doctorshoper.com.




  Por el libro
Bookmark & Share

14 de diciembre de 2021

El Nuevo Dia

Washington D. C. – El nivel educativo de las personas participantes del Programa de Asistencia Nutricional (PAN) aumentó entre febrero de 2017 y abril de 2019, según un informe publicado por el Centro de Prioridades Presupuestarias y de Política Pública (CBPP).

“Más de un tercio de los participantes del PAN tiene alguna educación postsecundaria, una proporción que ha crecido con el tiempo y es más alta entre las mujeres participantes”, indicó el estudio, que tuvo a su cargo el puertorriqueño Héctor Cordero Guzmán, profesor en la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales del Baruch College.

Al mismo tiempo, se precisa que un tercio o menos de los que reciben el PAN tienen un grado de escuela secundaria o menos, lo que rompe la percepción de que una mayoría son personas de poca escolaridad, advirtió Cordero Guzmán, en entrevista con El Nuevo Día.

El informe- titulado “Características de los participantes del PAN y sus conexiones con el mercado laboral – analiza la asistencia otorgada desde siete meses antes del desastre causado por el huracán María hasta abril de 2019, cuando terminó el acceso a una primera asignación de $1,270 millones para mitigar esa emergencia.

Las asignaciones de emergencia permitieron aumentar los límites de elegibilidad para recibir el PAN, cuya mayoría de beneficiarios- 57%-, son mujeres y más de la mitad son niños, adultos mayores y personas con discapacidad.

En el período estudiado, el total de personas que recibe la asistencia alimentaria aumentó en unos 158,000, de casi 1.19 millones a cerca de 1.35 millones.

Según el análisis del profesor Cordero Guzmán, “entre febrero de 2017 y abril de 2019, la proporción de participantes que no se habían graduado de la escuela secundaria cayó del 31% al 27%, mientras que la proporción con un título asociado, algún estudio de universidad o un título universitario o más educación aumentó del 34% al 38%”.

En febrero de 2017, un 4% de los que recibían el PAN había completado por lo menos un bachillerato. Para abril de 2019, las personas con un bachillerato eran el 6% de la población de participantes.

Además, durante ese periodo de 27 meses, la proporción de beneficiarios del PAN con un título de escuela secundaria se mantuvo estable con entre 35% y 36%.

“Estos cambios podrían reflejar varios factores, tales como un mayor nivel educativo entre la población más joven de Puerto Rico y más participantes con niveles más altos de educación que son elegibles e ingresan al programa”, agregó el informe.

Cordero Guzmán apuntó que las mujeres que reciben el PAN tienen un nivel educativo más alto que los hombres. Mientras que la proporción de hombres con menos de un título de escuela secundaria era de 34% en abril de 2019, entre las mujeres era del 22%.

En el período examinado el porcentaje de hombres con alguna educación postsecundaria aumentó de 25% a 27%. En el caso de las mujeres, el aumento fue del 40% al 44%. “Esto significa que poco menos de la mitad de las mujeres en el programa del PAN tienen alguna educación postsecundaria”, sostuvo.

Durante el pasado año fiscal federal, 2021, el Congreso asignó $2,038 millones en fondos del PAN.

Pero, debido a los fondos otorgados por la ley de rescate contra el coronavirus y un aumento para cumplir con el mandato del Congreso de reevaluar el “plan económico de alimentos” - conocido en inglés como Thrifty Food Plan (TFP) y que ordena revaluar el costo de una dieta nutritiva y de bajo costo-, las asignaciones para este año fiscal federal 2022 deben rondar los $3,000 millones.

Antes de los cambios que permitieron elevar los límites de elegibilidad del PAN una familia de tres personas calificaba para la asistencia alimentaria si su ingreso neto mensual – después de algunas deducciones y exclusiones-, era inferior a $599. Bajo esas normas, recibían un beneficio mensual máximo de $315.

Con las enmiendas que estuvieron vigentes durante ese período, “una familia de tres calificaba si sus ingresos eran inferiores a $1,606 y recibían un beneficio base máximo de $511, el mismo nivel de beneficio máximo utilizado en el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), el programa de asistencia alimentaria disponible en los estados y algunos territorios”.

Alrededor del 11% de los que reciben la asistencia alimentaria suelen tener algún salario, un porcentaje que se elevó al 14% con las nuevas asignaciones de emergencia.

Con respecto a los que son parte de la fuerza laboral, “la proporción de personas empleadas aumentó del 22% en febrero de 2018 al 31% en febrero de 2019 y se mantuvo en ese nivel hasta abril de 2019″, agrega el estudio.

“La mayor parte de los aumentos en el empleo para el período febrero de 2017-febrero de 2019 se produjo entre febrero de 2018 y agosto de 2018, cuando comenzó el financiamiento complementario. Durante esos meses, la proporción de participantes del PAN de entre 25 y 59 años sin una discapacidad documentada que estaban empleados aumentó del 22% al 29%”, subrayó.

Para Cordero Sánchez, esos datos reflejan que la respuesta no es un requerimiento de trabajo para los beneficiarios del PAN, sino un programa “más flexible y generoso”.

Los reclamos para requerir “PAN y trabajo” obvian la realidad de que no es lo mismo pedirle a una persona en la zona metropolitana de San Juan que tome un autobus para ir a trabajar, que hacerle esa exigencia a un residente de una zona rural aislada pobre de la Isla.