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Los boricuas, como les gusta la comodidad, se han provisto de plantas eléctricas.  / Foto por: Primera Hora / Israel González

Primera Hora

 

Los boricuas se preparan para los huracanes a última hora y les gusta pasar el fenómeno atmosférico lo más cómodos posible.

 
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También consideran que los meteorólogos muchas veces exageran y, como en varias ocasiones los temporales han dejado al pueblo puyú, esperan que el peligro sea inminente para hacer una que otra compra de artículos de primera necesidad.

“La gente siempre viene a buscar baterías, cilindros de gas, velas y linternas, principalmente. Pero ya es mucha la población que está preparada con tormenteras, plafones y eso para las ventanas. La gente ha ido cobrando conciencia, pero usualmente para baterías, alimentos y velas dejan todo para última hora. La gente llega aquí a la tienda cuando el huracán está encima de la Isla”, explicó ayer Jesús Pedroso, el gerente de National Lumber, en Guaynabo.

 

Pedro Álamo, vecino del barrio Santa Rosa I, dijo que uno de los asuntos que afectan la preparación del puertorriqueño es que, “en muchas ocasiones, los meteorólogos exageran sobre los temporales que vienen. Aquí el ojo se le pierde a los que dan el tiempo, a veces no saben ni siquiera por dónde va”.

“Por eso yo no me preparo. Mi casa es de cemento, quizás algún panelito. Yo ni luz compro, la pasamos a oscuras, tampoco compro agua porque mejor agua que la que baja por los manantiales no hay”, agregó Álamo.

Por el contrario, José Colón comentó que siempre está preparado “porque en Puerto Rico con una gota y un poquito de viento ya se forma un huracán. Tengo de todo: linternas, baterías y planta eléctrica”.

Y hablando de plantas eléctricas, los puertorriqueños, ya sea en un apartamento o en una mansión, se han agenciado uno de estos aparatos para poder mantener la nevera operando o algún otro enser durante el paso del huracán.

“Los dueños de apartamentos están comprando plantas a un precio de más o menos $300. Los de casas grandes invierten un poco más”, agregó Pedroso.

 

Y todo esto se debe a que a los boricuas les gusta la comodidad. Eso lo comprueban unos pequeños abanicos de batería AA que se van como pan caliente cuando se va la luz.

Vicente Otero indicó que no utiliza materiales para proteger sus ventanas, y que espera a un día o dos antes del paso del temporal para comprar comida enlatada y baterías.

“Yo espero poco antes del huracán, espero que este año no venga ninguno”, subrayó Otero.

La joven Amneris González comentó que han sido tantas las ocasiones en las que el pueblo se queda esperando el huracán y no pasa nada, que la gente decide comprar a última hora.

“En mi caso particular, procuro tener un cilindro de gas entero para el BBQ, que se convierte en mi cocina. También compro agua, baterías, linternas, velas y artículos de primera necesidad”, dijo González.

Hugo sí fue un huracán

En la memoria colectiva, los daños causados por el huracán Hugo en el 1989 y Georges en el 1998 nunca serán olvidados. Árboles caídos, ventanas rotas, propiedades destrozadas.

“A mí los vientos de Hugo me tumbaron una cortina de aluminio, pero el Gobierno me lo pagó. Yo siempre estoy ready para el huracán. Tengo latas de comida, rejas por dentro y por fuera, así como uno que otro panel para las ventanas de al frente. No me gusta que me agarre el caos que se forma el día antes”, dijo Julio Colón Torres, residente en Bayamón.