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  Por el libro
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11 de septiembre de 2020

El Vocero

Los centros comerciales del País han visto reducida la cantidad de clientes y enfrentan el cierre de tiendas —incluyendo algunas pertenecientes a las grandes cadenas— aunque continúan realizando acuerdos con los inquilinos para mantener la operación.

Muchos de los inquilinos de los centros comerciales han registrado una merma sustancial en ventas, por lo que se les hace difícil cumplir con sus obligaciones contractuales.

“Los centros comerciales han estado abiertos los meses de junio, julio y agosto; las ventas se están dando. El ‘back to school’ trajo ventas de artículos como escritorios y equipos electrónicos. También ha habido un aumento en la venta de zapatos, al igual que la transición de ventas por internet para recogido en las tiendas físicas. Se han visto afectados los sectores de actividades, clases y ropa, entre otros. Nadie quiere tener vacantes, pero eso depende de que se mantenga el tráfico de clientes”, afirmó Adolfo “Tito” González, presidente de la Asociación de Centros Comerciales Puertorriqueños (ACCP).

Según explicó, los acuerdos que se realizan dependen de la situación en particular, ya que comprenden que la pandemia podría continuar por algunos meses, por lo que buscan alternativas para que sus inquilinos puedan seguir operando.

“La fórmula típica de los centros comerciales incluye la renta de los componentes de gastos comunales según la proporción del espacio y la renta básica del local. El mecanismo de ajuste en la renta depende de las ventas de los inquilinos. Se negocia con ellos, pero es una mezcla de varios factores, por lo que vemos caso a caso. No todas las tiendas se comportan de la misma forma”, añadió González, quien también es presidente de Empresas Caparras.

Por su parte, Luis R. González, vicepresidente de Arrendamiento de la empresa a cargo de San Patricio Plaza, San Patricio Village y Galería San Patricio —donde ha habido pocos cierres de tiendas— explicó que el Covid-19 definitivamente tendrá un efecto en los centros comerciales a largo plazo, pero aún está por verse qué tan negativo será.

“El efecto real lo veremos en unos meses o quizás en un año y hay quienes no van a aguantar el impacto económico, lo que afecta a la economía en general. Luego es que vendrán las discusiones en cuanto al efecto en las rentas. En Puerto Rico también hay otro factor que es que hay mucho espacio de ‘retail’, más oferta que demanda en los locales comerciales. Hay muchos vacíos y eso se va a agudizar en el futuro. Por el momento se hacen concesiones momentáneas, pero no se alteran los contratos. Los negocios que ven afectada su rentabilidad, al momento de renovar su contrato es cuando ven los cambios, pero esto varía de caso a caso”, comentó el vicepresidente.

Sobre este tema, Irvin Ramírez, director de Operaciones Financieras de la Administración de Centros Comerciales de Puerto Rico, a cargo de propiedades como Centro Gran Caribe, en Vega Alta; Santa María Shopping Center, en Guaynabo, y Laguna Garden Shopping Center, en Carolina, informó que su empresa también ha tenido que cambiar acuerdos contractuales en beneficio de sus inquilinos.

“Hemos realizado diferentes acuerdos, porque algunas tiendas tienen buenas ventas y otras no. Pocas tiendas han cerrado y han sido los establecimientos pequeños. Se busca que tengan un respiro mientras sus ventas aumentan. También ha habido una limitación de clientes en los ‘food courts’ porque mucha gente prefiere comprar comida en los servicarros, pero el efecto real en el valor de los pies cuadrados de los centros comerciales es muy prematuro determinarlo en este momento”, opinó Ramírez.

En el caso de Mall of San Juan, que ha perdido grandes cadenas a partir del huracán María, ha logrado atraer nuevas tiendas que han abierto durante la pandemia, además de otras que tendrán su apertura en los próximos meses como Technogym, en el antiguo local de Stuart Weitzman; It Girl, sustituyendo a Tendenza; Chroma Design Shop, que ocupará el espacio de Toy Castle; Yogen Fruz y la línea española CXC, que abrirá su primera tienda en Puerto Rico.

“A pesar de la pandemia y las restricciones, muchos de nuestros comerciantes están reportando excelentes ventas. Estamos brindándole mucho apoyo a nuestros comercios, los orientamos, ayudamos a cumplir y buscamos opciones que fomenten transacciones y ventas. No tener filas es un gran reto, pero nos ayudaban a mantener control y distanciamiento. Estamos viendo una recuperación lenta y nuevos negocios han visto una gran oportunidad en el mall y nos encontramos rehabilitando los espacios que se han hecho disponibles a raíz de la pandemia”, señaló Marnie Marquina, gerente general de Mall of San Juan.

En los pasados tres años, se ha producido a nivel local el cierre total o parcial de tiendas de cadenas entre las que figuran: Toys R’ Us, Kmart, Sears, Sam’s, Walgreens, Best Buy, Agaci, Forever 21, Game Stop, Sport Authority, Saks Fifth Avenue, BCBG Max, Azria, Bebe, Soma, Black House White Market, Chicos, Carmen Steffens, Lululemon, Agent Provocateur, Hervé Léger, Brio, Nordstrom y Supermercados Amigo, entre otras.

Históricamente el mercado local ha sido el más rentable en ventas por pies cuadrados para estas multinacionales, siendo el último mercado en ser impactado a la hora de determinar el cierre de tiendas. Sin embargo, estas cadenas no operan independientes, por lo que una decisión corporativa impacta directamente a la Isla, como ha estado sucediendo.

Impacto del cierre dominical

El economista Antonio Rosado estimó que con el impacto del cierre los domingos, en el agregado, donde no todas las ventas se recuperan, las pérdidas pudiesen ascender a los $400 millones.

A ello sumó el impacto en el pago de nómina, que puede llegar a $203 millones, ya que los 7,296 establecimientos que cierran los domingos o reducen horas en la semana, emplean alrededor de 102,697 personas. “Lo anterior se traduce en $7.6 millones en nómina que los empleados no cobran por cada domingo”, detalló.