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  Por el libro
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22 de febrero de 2017

El Diario NY

Si lleva más de 10 años con la misma tarjeta de crédito en su bolsillo sepa que no es el único.

Hasta 32 millones de personas que usan este dinero de plástico a crédito no han cambiado su tarjeta favorita en todo ese tiempo, según una encuesta comisionada por CreditCards.com. Es más, 21 millones de personas nunca han cambiado de tarjeta.

Y eso tiene un precio para el dueño de la tarjeta.

“Si no se ha cambiado nunca se pierde una gran oportunidad de hacerse con muchos beneficios, tan simple como eso”, dice Matt Schulz, analista senior de esta website en la que se comparan ofertas de tarjetas. Schulz dice que estas nunca han sido tan generosas como ahora.

El hecho es que el mercado está muy fragmentado y hay mucha competencia por hacerse con nuevos clientes “ahora que no hay un incremento en la morosidad y las personas están más seguras en sus trabajos”, dice este analista. Por eso muchas tarjetas vienen con regalos en forma de millas,  descuentos,  puntos,  bonus por abrir una cuenta, alquileres de carro a bajo costo o tasas de interés bajas o nulas y comisiones bajas o nulas en caso de que se quiera hacer una transferencia de balance o sacar dinero en el extranjero, entre otros beneficios.

Por ejemplo, si tiene usted un balance elevado y dificultad para pagarlo es positivo pensar en una transferencia de lo que debe a una tarjeta a 0% en un plazo de 12 o más meses y que además no le cobre comisión de transferencia. Puede tener ahorros de cientos de dólares, dependiendo de su balance, con la nueva tarjeta. El costo de no tenerla es muy elevado.

La lealtad, por un lado compensa a la hora de negociar con el emisor de la tarjeta. “Si se tiene una historia larga con un banco puede por ejemplo negociar el perdón de un pago tardío, un error”, explica este analista.

Y ¿cómo elegir la mejor tarjeta?

Schulz recomienda que el consumidor se haga tres preguntas.

  1. Qué quiere obtener de la tarjeta. Quiere usted millas, puntos de descuento, tasas bajas, dinero de vuelta…
  2. Cómo la va a usar. Va a tener mucho, poco o nada de balance, la va a usar con regularidad o muy de vez en cuando.
  3. Cuánto tiempo la va a mantener. Si la quiere por poco tiempo siempre puede optar por una que le ofrezca dinero en efectivo como regalo.

Con la respuesta a estas preguntas se puede reducir el campo de tarjetas que están en el mercado y que mejor se adaptan a su vida financiera. “Hay que conocerse uno mismo y buscar la que mejor se adapta a nuestro estilo de vida y gestión de finanzas”, explica este analista.

¿Cuál es el impacto en la historia crediticia?

Cada vez que se solicita un crédito la entidad emisora verifica su historia para determinar los límites de este y decidir o no si extender el préstamo y en qué condiciones. Es lo que se llama una “hard equiry” y se aplica también a las tarjetas. Cuando se verifica la historia de crédito con este fin la calificación del consumidor se resiente porque indica que se tiene necesidad de un préstamo.

Schulz recuerda, no obstante, que el impacto negativo es mínimo y que se supera en pocos meses.

En el lado positivo, obtener una nueva tarjeta eleva la cantidad de crédito a la que puede aspirar el consumidor y permite compensar el ratio de utilización de este. “Normalmente se quiere que el porcentaje de deuda con respecto al crédito sea lo más bajo que se pueda. Si se usa más de un tercio del total de las líneas de crédito su puntuación crediticia se rebaja”, explica Schulz. “El impacto positivo de aumentar las líneas de crédito compensa con creces el negativo de la hard inquiry”.

Por esta razón no es necesario cerrar anteriores tarjetas que no compensen tanto en su uso, aclara este analista, por mantener la línea de crédito lo más elevada posible. Eso si, dice bromeando “para tener tantas tarjetas como sean necesarias por este motivo hay que resistir la tentación de tener ese extra crédito y ser organizado”. La recomendación es que deje en un cajón las tarjetas que no usa y se olvide de ellas.

Si tiene una comisión de mantenimiento anual de la tarjeta le conviene cerrarla. Cierto es que en 10 años perderá la buena historia crediticia que contiene esa tarjeta (y en siete pierde la mala historia que estropea su crédito) pero “durante esa década tiene el tiempo suficiente para rehacer una buena historia de crédito con otra tarjeta”, recuerda el analista de CreditCards.com. La pérdida de la historia toma su tiempo.