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  Por el libro
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31 de marzo de 2006

El iPod no es el reproductor más barato, ni el más resistente, pero sí el más vendido. Desde hace algún tiempo, los auriculares blancos han tomado las calles. En muchos casos son la señal de que se está usando un iPod, un objeto de deseo que en 2005 adquirieron 32 millones de personas y en torno al cual orbita un sistema de casi 2.000 accesorios: sillones orejeros con altavoces incorporados, corbatas diseñadas para albergar el reproductor, fundas de diamantes... La lista de elementos de este curioso ecosistema que rodea al iPod, a veces casi surrealista, es interminable.

El rey del audio portátil
Hay otros reproductores con un sinfín de prestaciones que pueden adquirirse a precios similares al del iPod, e incluso más baratos, pero según todos los datos de ventas de hardware, los consumidores han elegido mayoritariamente al reproductor fabricado por Apple.

Quizás porque para muchos amantes de la tecnología tener un producto de esta empresa es una especie de declaración de principios. Como todo lo que fabrica Apple, el iPod es pequeño, potente, tiene un diseño muy atractivo y está de moda. Su éxito confirma que el consumidor no siempre mide su compra según los parámetros de la fría utilidad.

El diseño y el sentimiento de poseer algo exclusivo son puntos a tener en cuenta entre las costumbres de los consumidores. Todo parece indicar que es aquí donde Apple encontró el filón, rompiendo la tendencia tecnológica de los diseños sobrecargados a favor del minimalismo y la eliminación de todo elemento superficial. Paco Lara, de Apple España, cree que ésa es la clave que ha convertido al iPod "en un producto emocional y deseable, en el icono de la música digital".

Modelos desde 79 euros hasta 429 euros


El iPod se presenta en tres gamas básicas que intentan amoldarse a la capacidad económica de cada cliente. Por un lado, el más económico y sencillo: el iPod Shuffle, de 22 gramos de peso y doce horas de autonomía, que se puede adquirir por 79 euros en su versión de 512 Megabytes (unas 175 canciones) y por 109 euros si optamos por 1 Gigabyte de capacidad. Puede almacenar unas 240 canciones. Se trata de un reproductor basado en una memoria flash cuyo punto fuerte es su reducido tamaño y peso, aunque no tiene pantalla. Sus inventores aseguran que es un reproductor para escuchar música de forma aleatoria.


Le sigue el iPod Nano, con capacidad multimedia (música y fotografía). Su precio oscila entre los 159 euros de la versión de 1 Gigabyte y los 249 euros que cuesta el de 4 Gigabytes (unas 1.000 canciones). Tiene una autonomía de 14 horas.

También presume de ser 'extraligero' (42 gramos) y de poseer uno de los perfiles más delgados del mercado, aunque muchos consumidores se han quejado de que su pantalla tiende a rayarse con demasiada facilidad. Como curiosidad, el Papa tiene uno.

La gama alta, la del iPod propiamente dicho, ofrece capacidades que se acercan más a las de un disco duro portátil que a las de un reproductor de MP3. De hecho, los iPods permiten reservar un espacio determinado por el usuario para almacenar cualquier tipo de archivos que no sean multimedia.


En un tamaño poco más grande que la palma de la mano, el usuario puede concentrar hasta 60 Gigabytes de capacidad. Esto supone unas 15.000 canciones y más de 20.000 fotos. Además, admite hasta 150 horas de vídeo en formato .MPEG-4, tiene una autonomía de 20 horas y una pantalla de 2,5 pulgadas. Este modelo se ofrece en España por 429 euros, mientras que su hermano pequeño, de 'sólo' 30 Gigabytes, se puede adquirir por 319 euros.

No todo son flores

Los críticos del iPod consideran que el diseño no puede estar por encima de las prestaciones. Muchos usuarios echan en falta la radio FM y la grabación de voz en el reproductor, características que sí incluyen la práctica totalidad de sus competidores, como los reproductores de Creative, Sony o Airis por citar algunas marcas.


Además, está el problema de la incapacidad de reproducir música que no haya sido introducida en aparato mediante iTunes, el gestor de música para ordenadores asociado al iPod.

Aunque hay programas en Internet que permiten al iPod operar con otros programas de gestión musical, no son totalmente seguros y pueden dar problemas. Apple advierte de que el iPod puede fallar (y de hecho lo hace) al ser usado con otro programa que no sea el oficial.


La pantalla del Nano

El iPod que más quejas ha producido es el Nano. En concreto, las más extendidas son la citada ausencia de radio y la fragilidad de la pantalla. Un estudio realizado recientemente por la revista CONSUMER EROSKI demostró que, efectivamente, la pantalla es su punto más débil.

El estudio, además, destaca que el iPod Nano "incumple la norma de garantías", ya que sólo ofrece uno de los dos años prescritos por la Ley. Su pantalla, la más grande de todas las analizadas (746 mm2) y la única a color y con posibilidad de mostrar imágenes, resultó ser muy frágil: en el estudio se asegura que "la prueba de resistencia causó numerosos arañazos, poco profundos".