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1 de septiembre de 2011

El Nuevo Herald

WASHINGTON -- La crisis económica en EEUU no afecta sólo al 9.1 por ciento de los que carecen de empleo sino también a toda la clase trabajadora, que ha visto diezmados sus salarios, beneficios y poder adquisitivo, según un informe divulgado el miércoles.

El informe titulado Un EEUU diezmado, del Instituto de Política Económica (EPI), destacó que el daño económico a raíz de la grave recesión económica global del 2008 ha dejado su marca en toda la fuerza laboral estadounidense y el país en general, a través de pérdida de salarios, ingresos y acumulación de riqueza, y un aumento de la pobreza.

A cinco días del festivo por el Día del Trabajo en EEUU, el documento señala que el simple hecho de que la producción económica está por debajo de su potencial máximo significa que cada habitante perdió unos $3,000 en el 2009 y otros $2,850 el año pasado, "y vendrán más pérdidas" antes lograr la recuperación total, advirtió EPI.

En general, debido a la crisis, un hogar típico de personas en edad laboral ganó aproximadamente $5,000 menos en el 2009 que en el 2000, y la pobreza subió sustancialmente.

En el 2009, una de cada siete personas en EEUU vivió en la pobreza, y entre los negros e hispanos la proporción fue de uno en cada cuatro, indicó el centro de análisis económico.

La tasa nacional de desempleo se ubica ahora en el 9.1 por ciento y se ha mantenido en alrededor del 8.8 por ciento durante los últimos 28 meses.

Mientras tanto, la tasa nacional de subempleo se ha mantenido entre el 15.7 por ciento y el 17.4 por ciento desde el segundo trimestre del 2009, para situarse ahora en el 16.1 por ciento.

Con semejante panorama, "es un error decir que sólo el 9.1 por ciento de la economía está mal y que el 91 por ciento restante está bien", porque la crisis "ha tenido un impacto directo en otros asuntos que afectan a los trabajadores", dijo en conferencia telefónica Lawrence Mishel, economista y presidente del Instituto de Política Económica (EPI, en inglés).

"Si eres miembro de una minoría, la situación es mucho peor, porque el desempleo y subempleo es mayor entre los negros y los hispanos", señaló Mishel.

Para julio pasado, poco más de 25 millones de estadounidenses no tenían empleo o estaban subempleados, pero el problema fue más pronunciado entre los negros e hispanos, cuyas tasas de desempleo y subempleo fueron del 25.6% y 22.4% por ciento, respectivamente.

Aunque persisten las disparidades en las tasas de desempleo en todos los 50 estados del país, entre los hispanos la falta de trabajo ha sido especialmente notable en estados afectados por la burbuja inmobiliaria, incluyendo Nevada y California.

Según un desglose del informe, en la primera mitad del 2011 el desempleo fue del 18.8% entre los que no tienen diploma de secundaria, pero tampoco se han salvado los más letrados. Entre los que han completado la universidad, el desempleo es del 5.2 por ciento, y entre los que tienen un posgrado es del 3.2 por ciento.

Pero incluso los que sí gozan de un empleo fijo no han escapado ilesos de la crisis: el 38 por ciento de las familias ha visto reducidos sus salarios, beneficios y horas, y un 24 por ciento ha perdido el seguro médico proporcionado por sus empleadores.

Así, el 18 por ciento de estos trabajadores ha afrontado problemas para pagar su hipoteca o ha perdido del todo su casa, según el análisis.

La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) ha dicho que la tasa de desempleo se mantendrá por encima del ocho por ciento hasta el 2014.

Por ahora, la crisis de desempleo no tiene visos de mejorar y eso puede acarrear consecuencias para la reelección del presidente Barack Obama en el 2012.

El documento fue divulgado en uno momentos en que crece la expectativa sobre un plan para la creación de empleos que Obama prevé presentar ante una sesión conjunta del Congreso la próxima semana.

Para EPI, la persistencia del alto nivel de desempleo en un país moderno y desarrollado como EEUU resulta inaceptable, y la solución para mitigar el "dolor" de la recesión no es un "misterio": baste con estimular la demanda para crear empleos.

Sólo que en Washington, de cara a los comicios de 2012, hay poco apetito para debatir fórmulas fiscales que impliquen un aumento del déficit.