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10 de enero de 2011

Publico.es

Aunque fueron aprobados inicialmente para tratar la esquizofrenia, los nuevos antipsicóticos están siendo cada vez más recetados para muchos otros usos, aun cuando existe poca evidencia de su efectividad, informaron el viernes investigadores.

Estas medicinas, conocidas como "antipsicóticos atípicos", eclipsaron rápidamente a la anterior generación de antipsicóticos "típicos" y cada vez se emplean más para tratar condiciones como el desorden bipolar, la depresión e incluso el autismo.

"Lo que vimos es una adopción amplia de estas medicaciones para un uso más allá de la evidencia que las respalda", dijo el doctor Caleb Alexander, de la University of Chicago y consultor de IMS Health, una compañía que recolecta datos sobre medicamentos de venta bajo receta.

El experto indicó que más de la mitad de las recetas de antipsicóticos atípicos del 2008 se basaron en evidencias poco sólidas.

"Estamos hablando de millones de prescripciones anuales de antipsicóticos en un marco en el que hay poca evidencia que las respalde", señaló Alexander, cuyo estudio fue publicado en la revista Pharmacoepidemiology and Drug Safety.

Los fármacos no son inofensivos, dijo el experto en una entrevista telefónica. Pueden causar aumento de peso, diabetes y enfermedad cardíaca y son mucho más costosos que los antipsicóticos más antiguos, que provocan desórdenes como movimientos involuntarios.

Aunque fueron inicialmente aprobados para tratar la esquizofrenia, los antipsicóticos se usan además contra las psicosis, el desorden bipolar, el delirio, la depresión, los trastornos de personalidad, la demencia e incluso el autismo.

Si bien algunos usos cuentan con la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por su sigla en inglés), muchos médicos las están recetando para usos no autorizados.

El doctor Randall Stafford de la Stanford University, quien trabajó en el estudio, culpa de este proceso al marketing de las compañías farmacéuticas y a una tendencia en los médicos a creer que más nuevo significa mejor.

"Los médicos quieren recetar y usar las terapias más actuales; aún cuando esas terapias más recientes no necesariamente ofrecen una gran ventaja, hay una tendencia a pensar que los fármacos más nuevos deben ser mejores", indicó Stafford en un comunicado.