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27 de diciembre de 2010

El Informador

GUADALAJARA, JALISCO (24/DIC/2010).- Por más pequeños que sean, los juegos pirotécnicos pueden ocasionar graves daños en quien los usa. No se habla de rozaduras o lesiones leves: se trata de quemaduras de alto grado, que pueden propiciar hasta la pérdida de una parte del cuerpo.

El jefe de la Unidad de Atención a Niños con Quemaduras del Nuevo Hospital Civil "Dr. Juan I. Menchaca", Ariel Miranda Altamirano, explica que las quemaduras se presentan principalmente en niños y son causadas por el fuego directo que provoca la pirotecnia.

Lo más común son casos de pequeños que les explota un cuete o palomita en la mano; en gran porcentaje de las ocasiones se procede a la amputación de dedos o de la mano completa.

Otro caso frecuente es cuando los niños guardan los artículos en las bolsas del pantalón, y la fricción entre las piernas al caminar hace que exploten y provoquen quemaduras en fuego directo tras incendiarse la ropa.

"Es frecuente, sobre todo en celebraciones como fiestas patrias y patronales, o en Navidad; tan sólo en diciembre se presentan de cuatro a cinco casos de niños en edad escolar y adolescentes, de más de ocho años".

El porcentaje de superficie corporal quemada es variable de acuerdo con el accidente. En las extremidades puede ser desde 3% hasta 50 por ciento.

En lo que va de este 2010 se han atendido a siete niños con quemaduras ocasionadas por pirotecnia, cifra similar a la del año pasado, asegura el especialista.

"Recordar que la prevención es lo más importante, inclusive hay que tener extremo cuidado con las luces de bengala grandes, porque pueden ocasionar quemaduras, porque las chispitas, que aunque parecen inofensivas, al caer en la ropa de fibra sintética de los niños provocan que se incendie".

Los accidentes fatales con castillos o juegos pirotécnicos mayores son menos frecuentes, debido a que su venta está mejor regulada. Lo que más preocupa son los artículos que se venden de manera ilegal al menudeo, y que cualquier niño puede tener acceso a ellos.

Desconocen cantidades de pólvora

César Saldaña, comandante del cuerpo de Bomberos de Guadalajara, explicó que en los meses de septiembre y diciembre la venta de barrenos, petardos, palomitas y buscapiés aumenta exponencialmente, a pesar de estar prohibida en el municipio tapatío.

"No hay un punto de referencia exacto para saber cuánta pólvora contiene un barreno, un petardo, una palomita, un buscapié, debido a los tamaños, pero oscila entre medio gramo hasta tres gramos".

En ocasiones, una palomita del tamaño de la palma de la mano tiene la misma cantidad de pólvora que una cinco veces más pequeña.

La pólvora más popular tiene 75% de nitrato de potasio, 15% de carbono y 10% de azufre, y es la que se utiliza actualmente en ese tipo de artefactos. Además, dijo que entre más papel tenga el explosivo, hace más ruido.

Para el perito del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), Gustavo Quesada, las palomitas son menos peligrosas que los barrenos, debido a que la pólvora está envuelta con papel periódico, mientras que los barrenos están hechos con cartón.

"Al momento de la combustión de los gases se vuelve algo muy violento, y si está en un envase de cartón como los barrenos, es mucho más violenta la explosión y la onda de alcance".

Agregó que en la actualidad, algunos de los juegos mencionados están combinados con otro tipo de materiales explosivos (cloratos y aluminio), lo que los hace más potentes al momento de estallar.

En ocasiones, alertó, dichos juegos pueden destruir madera, concreto o materiales de alta resistencia.

Exhortan a tomar precauciones

En estas festividades, el mal uso de la pirotecnia puede provocar resultados fatales, por lo que la Unidad Estatal de Protección Civil y Bomberos recomienda tomar las debidas precauciones.

"Yo creo que tratándose de esos artificios de pólvora todo implica un riesgo: desde un cerillo hasta un cuete, porque se almacenan los productos en lugares que no son los apropiados. Cuando hablo de un lugar inapropiado es porque los comerciantes los venden junto con los dulces, junto con la mercancía de la tienda de abarrotes y a veces hasta en las farmacias. Eso definitivamente es un riesgo, cualquier objeto que genere calor, fuego, es un riesgo", dijo el titular de la dependencia, Trinidad López Rivas.

"Es importante pues, recomendar a los comerciantes de las diferentes áreas, es decir, tanto a los establecimientos que se encuentran fijos como a los de la vía pública. Hay niños vendiendo en la calle al igual que los adultos, y todo mundo cree que la luz de bengala no implica ningún riesgo, que no es peligrosa. Sin embargo, sí lo es, porque los niños las encienden y luego las arrojan al vacío y muchas veces van a caer a un árbol seco, a una palmera, dentro de una casa o algún taller en donde hay residuos de grasas y aceites o de madera o plásticos, y ahí es donde empieza el fuego".

Entre las recomendaciones destacó que "los adultos vigilen a sus hijos que no hagan esas compras y si les permiten comprarlas, pues bueno que el adulto se encargue de acompañarlos. Si es una vara de luz de bengala pues que la use el adulto y no los niños, debido a que los menores se exponen desde el momento en que compran el material, ya que existen algunos garbancitos que luego se guardan en las bolsas del pantalón y con la fricción se prenden junto con las palomitas que ahí llevan".