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6 de abril de 2010

El Nuevo Dia

Utilizando el ardid del billete premiado, un dúo de personas se las ha ingeniado para apropiarse de, al menos, $49,000 en lo que va de año. "El último caso fue de $22,000", dijo la sargento Wanda Torres, a cargo de investigar casos de fraude para la División de Propiedad del Cuerpo de Investigaciones Criminales de San Juan, tras procesar la querella más reciente.

Según la sargento, pese a los esfuerzos de orientación de la Uniformada, las personas afectadas continúan siendo envejecientes, cuyas edades fluctúan entre 72 y 85 años.

En lo que va de año, se han procesado 14 querellas de este tipo sólo en la región de San Juan.

El modus operandi, relató la oficial, es prácticamente idéntico en todos los casos. Una mujer llorosa se acerca a la víctima pidiéndole ayuda, pues ésta ha ganado el premio mayor de la lotería, pero no puede cobrarlo por ser, supuestamente, de nacionalidad extranjera. Entonces, un hombre -que según Torres parece ser el cómplice en la treta- se aproxima a la víctima y, al escuchar el relato, llama por su celular para corroborar el supuesto billete premiado.

"Le pasan el celular al viejito y le contesta alguien que se identifica como empleado de la Lotería de Puerto Rico y le dicen que el billete está premiado", relató Torres al agregar que, en la treta, la mujer señala que daría el billete a cambio de algunos miles.

Convencida la víctima, lo transportan a una sucursal bancaria para que haga el retiro de dinero.

"Tan pronto las personas reciben el dinero, se inventan algún cuento. Dicen que se sienten mal. El viejito se baja del carro para comprarle la medicina y una botellita de agua y ahí lo dejan", indicó la sargento.

Los puntos de encuentro son diversos, según indicó la sargento. En un caso, los delincuentes abordaron a la víctima en la plaza del mercado de Caguas y la llevaron a una sucursal bancaria en Puerto Nuevo.

Mientras, a otro caballero le hicieron el acercamiento en un centro comercial en la avenida 65 de Infantería, en Río Piedras, y lo trasladaron a Hato Rey para efectuar la transacción.

A preguntas de este diario, Torres sostuvo que es poco lo que puede hacerse una vez comienza a perpetrarse el delito. Explicó, por ejemplo, que cuando la persona acude a la institución bancaria, los cajeros no pueden negarse a procesar la transacción.

"Son gente que sabe, se quedan fuera de la sucursal o se estacionan alejados de las cámaras de seguridad", prosiguió Torres.

El agravante, dijo la oficial, es que los perjudicados no están dispuestos a testificar y, por su edad, no necesariamente hacen descripciones exactas ni toman el número de tablilla del auto.

Torres encomió a la ciudadanía a cooperar con la pesquisa, a través del (787) 793-1234, extensión 2062.