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28 de diciembre de 2009

La Opinion

¿Estrategia o necesidad?

Incumplir con el pago de la hipoteca de la casa no suele ser una decisión que se tome a la ligera, sin embargo, cada vez son más los que tiran la toalla y vuelven las espalda a sus obligaciones.

Informes como el publicado este verano por la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago y la Escuela de Administración Kellogg de la Universidad Northwestern concluyen que el 26% de las hipotecas impagadas en todo el país corresponden a propietarios que tienen dinero para afrontarlas pero no quieren asumir la plusvalía negativa de la propiedad.

"Hay un aspecto moral, pero también uno práctico del que no se puede culpar del todo a los propietarios", dice Leora Freedman abogada de la organización Public Counsel en Los ángeles, que provee consejería legal gratuita.

Freedman señala que algunos de sus clientes se ven obligados a optar entre las necesidades de sus hijos o pagar la hipoteca.

"Aún tras una modificación las condiciones del préstamo mantienen a los propietarios con el agua al cuello", dice Freedman, añadiendo:

"Si alguien tiene ahorrados cinco mil dólares y la opción es pagar la hipoteca este mes y seguir teniendo problemas el próximo, es comprensible que usen el dinero para irse de alquiler".

Sin embargo a muchos les indigna la falta de responsabilidad de quienes ignoran sus obligaciones.

Tomás Carrillo, quién hace meses perdió una vivienda de inversión, y ahora lucha por mantener la casa en la que vive, comenta que comprende esta reacción, pero también cree que la culpa no recae sólo en los propietarios.

"Es verdad que personas como yo creímos que podíamos comprar casa para vivir y para invertir, y está claro que nos equivocamos’, dice Carrillo, quien trabaja como transportista.

Pero también señala que su único "crimen" fue pensar que adquiriendo una segunda propiedad –que en teoría iba a generar en ingresos de alquiler suficientes para pagar la hipoteca- podría asegurar un mejor futuro para sus hijos.

"Luego, de la noche a la mañana, me encontré con dos préstamos por casi el doble de lo que valen las casas y un interés ajustable al alza", dice Carrillo.

Freedman señala que indudablemente existe también una responsabilidad compartida por prestamistas, tasadores y agentes, que permitieron o incluso promovieron la adquisición de viviendas a personas sin medios suficientes.

Según Deutsche Bank 21 millones de propietarios deberán más en sus hipotecas a finales de 2010 de lo que valen sus casas. Si tan sólo uno de cada cinco de estos propietarios en apuros abandona sus obligaciones las pérdidas para bancos e inversionistas superarían los 400 mil millones.Pero quienes incumplen también pagan un alto precio.

"Las consecuencias financieras son desastrosas", dice Edward Mermelstein, abogado especializado en bienes raíces, indicando que no se trata sólo de cerrar la puerta a otra compra de vivienda en el futuro próximo, sino prácticamente a cualquier forma de crédito.

Mermelstein añade que el impago es a menudo necesario para que los prestamistas hagan algún esfuerzo por negociar.

"Pero llegar al punto de abandonar la propiedad es algo que no le aconsejo a nadie, al menos hasta que haya agotado cualquier otra posibilidad’, dice Mermelstein.