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  Estirando el chavito
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7 de septiembre de 2009

La Opinion

En momentos de crisis económica en los que muchos bancos están aumentando sus tarifas y haciendo más difícil los préstamos, los consumidores están buscando alternativas más económicas o prácticas para sus necesidades financieras.

Y las están encontrando.

Por ejemplo, hay instituciones bancarias que tienen los mismos servicios que los bancos, pero sus políticas son relativamente flexibles y sus tarifas a menudo más beneficiosas para el usuario.

Se trata de las cooperativas de crédito —o Credit Unions, como se denominan en inglés— que en el primer trimestre de 2009 tuvieron 640,000 nuevos miembros, el mayor aumento en cinco años.

Hay una diferencia esencial entre las cooperativas de crédito y los bancos, explica Rick Wieczorek, presidente de Mid Atlantic Federal Credit Union, una institución comunitaria de la Costa Este.

"Somos una institución sin fines de lucro, y tenemos un modelo de cooperativa cuyo objetivo es beneficiar a nuestros miembros", explicó Wieczorek. "Los bancos responden a los accionistas y a sus beneficios y ganancias. Nosotros, a los de nuestros miembros".

La gente cree, equivocadamente, que las cooperativas de crédito sólo están al alcance de un trabajador del gobierno, o determinada compañía o sindicato. Pero no es así.

En el país hay casi ocho mil cooperativas de crédito, y las hay de todo tipo. En cada comunidad hay una o varias que pueden ser accesibles a los vecinos.

"Las cooperativas de crédito suelen ser instituciones relativamente pequeñas, con un campo de membrecía limitado. Pero tan sólo en California hay 470 de ellas y cualquier individuo puede calificar para ser miembro de una o más", indicó Daniel Penrod, analista de la Liga de Cooperativas de Crédito de California (CCUL).

Muchas de estas instituciones son comunitarias, lo que quiere decir que si uno vive, trabaja o acude a una iglesia de una comunidad, es elegible para ser miembro de la misma.

Rosario Martínez es miembro de una cooperativa de crédito que tiene sucursales cerca de su casa en el Este de Los ángeles. Martínez, que trabaja como vendedora en una gran cadena de ropa, tiene allí su cuenta de cheques y de crédito.

"Lo que más me gusta es que sus tarifas realmente son más bajas. Si tengo un sobregiro me cobran sólo 20 dólares por cubrirlo y 10 si hay un cheque devuelto", dice Martínez. "Sé que mi anterior banco cobra el doble por ambos servicios".

Si bien es cierto que las cooperativas de crédito tienen tarifas más bajas, también es cierto que no era tan fácil lograr un préstamo como lo era en los bancos regulares. Como resultado, estas instituciones están en relativamente mejores condiciones que los bancos regulares, ya que tienen menos préstamos hipotecarios en la picota.

Según Moebs Services, las cooperativas de crédito tienen un promedio de tarifas de sobregiro de 25 dólares, contra 35 dólares de los bancos regulares.

Préstamos muy personales

En el área de préstamos, también hay alternativas a los bancos tradicionales y a las cooperativas de crédito, que tampoco los otorgan con demasiada facilidad.

Ahora es más difícil hasta para personas con buen crédito encontrar quien les preste dinero para comprar un auto, pagar sus deudas o cualquier otra necesidad inmediata.

Una alternativa cada vez más popular son los mercados de préstamo, donde uno pide prestada una cantidad y varios inversionistas ponen parte del dinero, a un interés módico.

Varios de ellos funcionan legalmente en la web y tienen cientos de miles de miembros, otorgando miles de millones de dólares en préstamos. Los prestamistas también son gente común y corriente, que invierten en prestar a otros y luego ganan una tasa de interés.

Entre los más populares se encuentran Lending Club y Prosper. Lending Club tiene sus oficinas en Sunnyvale, California; Prosper en San Francisco, pero no hay que ir a sus oficinas: todo funciona por medio de la internet.

Para pedir un préstamo en Prosper o Lending Club, hay que tener un crédito razonablemente bueno, pero las tasas de interés pueden ser varios puntos menores que las de un banco.

"Pueden pedir entre mil y 25,000 dólares y decir cuál es la máxima tasa de interés que quieren pagar… tenemos de todas formas una tasa máxima", explicó Tiffany Fox, portavoz de Prosper. "Además pueden explicar para qué quieren el préstamo, sea comprar un electrodoméstico, expandir su negocio, cualquier cosa".

Los inversionistas también entran al sitio y ponen cualquier cantidad de dinero (mínima 25 dólares) y allí se les indica cuánto interés ganarán. A la larga, los inversionistas reciben lo invertido más el interés.

"Hay diferentes niveles de riesgo para los inversionistas y, también, pueden diversificar, poner poco dinero en diferentes préstamos y así se garantizan un retorno", dijo Fox.

Así, unos prestan y ganan intereses y otros reciben un préstamo, a pagar con intereses en un máximo de tres años.