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  Por el libro
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7 de septiembre de 2009

La Opinion

Cuatro caminos que te conducirán a estrenar tu crédito

Para la mayoría de las personas que vivimos en este país —para los más jóvenes y los nuevos residentes sobre todo— obtener nuestra primera tarjeta de crédito es todo un acontecimiento. Ella, si se usa con cuidado, nos dará la clave para iniciar esa historia de crédito que es algo decisivo para vivir y prosperar. Mira estas cuatro vías para que puedas conseguir por fin el tan ansiado "plástico".

Tu banco puede ser uno de tus mejores aliados para conseguir tu primera tarjeta. Por lo general, si tienes un comportamiento responsable con la cuenta de cheques o de ahorro que tengas en un banco, sin sobregiros ni faltas de fondos, durante seis meses como mínimo, esa institución pudiera concederte una tarjeta con un límite de crédito reducido.

Si cuentas con un amigo o familiar con buen crédito que avale tu solicitud de una tarjeta, tienes luz verde para comenzar tu historial. Si consumes poco y pagas los cargos antes de la fecha de vencimiento, es probable que en un año ya no necesites ese aval, pues tendrás tu propio crédito. Pero si fallas en los pagos, te afectarás tú y también a quien te dio la mano.

Las gasolineras y tiendas por departamentos emiten tarjetas de crédito que generalmente son más fáciles de obtener. Con ellas solo podrás comprar en esos establecimientos, pero te ayudarán a crear una historia de crédito. Debes tomar dos precauciones: asegúrate de que efectivamente reporten a los burós de crédito y cuida tus gastos, ya que sus tasas de interés que aplican suelen estar entre las más altas.

Otra posibilidad es solicitar en un banco una tarjeta de crédito "asegurada", es decir, respaldada por el dinero que deposites. Digamos, si quieres una tarjeta con un límite de $1000, necesitarás tener en una cuenta esa cantidad, la cual quedará congelada y no podrá ser utilizada hasta que canceles la tarjeta que respalda. Al cabo de unos seis meses —si no cometiste ningún error con la tarjeta—, puedes solicitar al banco una tarjeta tradicional y cancelar la "asegurada’. Mantenerla activa por mucho tiempo no es bien visto en un reporte de crédito. Además de cobrar comisiones anuales, estas tarjeta también suelen cobrar por solicitarlas y el interés que aplican es superior al de las tradicionales.