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2 de septiembre de 2009

La Opinion

Hay algarabía en los medios porque comienza a aplicarse la nueva ley titulada Credit Card Act of 2009. Pero, ¿esto hará qué bajen los costos o que seamos menos dependientes del plástico?...ummmm

Aunque la mayor parte de la ley entra en vigor en Febrero del 2010, los emisores tienen que por ley operar de otra forma. Básicamente exigen a los emisores de tarjetas de crédito ser más transparentes y prohibir algunas prácticas antes aceptadas.

No hay que negar que existan cambios importantes que benefician al consumidor.

Pero, dime algo: ¿Estos cambios harán que leas la información que te envían? ¿Bajarán los costos de financiamiento? ¿A no abusar el uso del plástico? No, no y no. Echaremos la culpa que la información esta oculta, pero en realidad no la leemos. Los emisores subirán los costos, no sólo de financiamiento sino también cortarán beneficios como los puntos, descuentos e incluso disminuirán considerable el crédito disponible a otros. Además, los emisores del plástico siguen teniendo la prerrogativa de cambiar el contrato cuando quieran y seguirán subiendo la tasa de interés como les ha pasado a muchos recientemente.

¿No se supone que si los costos aumentan y los consumidores son sensibles al precio, la demanda disminuya? En situaciones económicas como la actual, sí. Pero, si usamos la historia como espejo, a largo plazo no. Las deudas en tarjeta de crédito siguen aumentando. Según estadísticas de la Reserva Federal, para el periodo 1989-2007, el porcentaje de familias con deuda de plástico aumentó de 39.1% a 46.7%. El promedio de nivel deuda también aumentó: de $3,000 dólares a $7,300.

¿Dejará la industria de seguir buscando formas de generar dinero con el plástico mientras exista demanda? No. ¿Cambiaremos la forma de consumir o controlaremos el endeudamiento cuando la distancia entre el deseo y la posesión de lo que vemos es sólo un plástico colorido? ...ummmm.

Cierto que la situación económica actual es un evento único y una experiencia traumática como para influir en un cambio de conducta en muchos de nosotros.

Pero, el mejor regulador no está en los eventos económicos, en el Congreso, en la Presidencia o en la información que nos pongan.

El mejor regulador de conducta está en nosotros.

Al final tú decides.