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  Por el libro
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29 de agosto de 2009

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NUEVA YORK (Reuters Health) - Una nueva encuesta revela que muchos adolescentes compartirían con sus amigos los fármacos de venta bajo receta, lo que los pondría en riesgo de sufrir efectos adversos o de que alguna enfermedad pase inadvertida.

En el sondeo, realizado a 592 personas de entre 12 y 17 años de todo Estados Unidos, el 20 por ciento admitió que le había prestado un fármaco de venta bajo receta a un amigo, mientras que un porcentaje similar dijo que le había pedido prestado un fármaco a un amigo.

Los medicamentos más utilizados fueron los antialérgicos y los analgésicos narcóticos, como Oxycontin y Darvocet, seguidos de los antibióticos, los remedios para el acné, como Accutane, y los fármacos para regular el estado anímico, como los antidepresivos y los ansiolíticos.

Es más, el estudio demostró que tres cuartos de los participantes que habían pedido prestado un medicamento dijeron que lo habían hecho en lugar de consultar a un médico.

Algunos hasta se habían trasladado hasta el consultorio, pero, en el 40 por ciento de los casos, no pudieron mencionar el fármaco utilizado.

Los resultados, publicados en Journal of Adolescent Health, apuntan también a los riesgos potenciales de seguridad que enfrentan los adolescentes cuando comparten las recetas médicas.

Menos de la mitad dijo que el medicamento que le habían prestado incluía instrucciones escritas de cómo usarlo de manera segura. Y más de un tercio de los adolescentes que había pedido recetas prestadas señaló haber tenido una reacción alérgica u otro efecto adverso.

Pero los adolescentes no son los únicos que practican el intercambio de recetas.

Estudios previos habían sugerido que casi el 40 por ciento de los adultos en Estados Unidos había prestado o pedido prestado un medicamento a algún familiar o amigo.

"Sin embargo, antes de nuestro estudio, nadie había preguntado con qué frecuencia ellos compartían los fármacos, cuáles compartían y con qué resultados", explicó el autor principal del estudio, doctor Richard Goldsworthy, de Academic Edge Inc., en Indiana.

Los resultados, concluyó el equipo de Goldsworthy, sugieren que los médicos tienen que hablar con los pacientes adolescentes sobre los riesgos de usar las recetas de terceros.

Dada la alta tasa de intercambio de fármacos recetados entre los adultos, muchos padres también deberían poner en práctica esa recomendación, señalaron los autores.

Además, son necesarios esfuerzos más amplios, como campañas de salud pública o advertencias en los envoltorios de los fármacos sobre el intercambio de medicamentos.