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  Por el libro
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5 de agosto de 2009

El Vocero

La aglomeración, el calor y la fila extensa agobiaban ayer a más de 700 estudiantes que esperaban ser atendidos en la Oficina de Asistencia Económica de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Río Piedras, para poder matricularse.

Frente a la Oficina de Asistencia Económica, localizada en Plaza Universitaria, los estudiantes estaban frustrados y desesperados en el primer día de matrícula, mientras dos guardias de una compañía privada intentaban poner orden al dejar entrar a unos cuantos para que los atendieran los pocos oficiales que trabajaban desde las 8:00 a.m.

"De verdad, lo primero que pensé fue: 'Dios mío, ¿por qué me toca esto?' Pensaba que ya la gente de segundo y tercer año estaban al día en sus cosas. Hay una presión increíble, el desespero. Uno se desespera. Me dan ganas de dejar todo e irme. Estoy loco por irme para Luquillo ya", expresó decepcionado Kelvin Meléndez, atleta y estudiante de primer año.

Su amigo Jonathan Padilla, también de primer año, llegó a las 7:00 a.m., pero "la fila que hay para hacer la matrícula está insoportable".

El pago de la beca federal para la matrícula de decenas de universitarios no había llegado a tiempo por unos errores en el procesamiento y ellos tenían que solicitar prórroga para poder comenzar el semestre académico. Los alumnos que son exentos de matrícula también enfrentaban los mismos problemas.

Las hermanas Melissa y Darlene Rivera Torres, de Corozal, informaron que la fila era interminable porque no tenían los empleados necesarios para procesar las becas.
Melissa, quien estudia la maestría en Humanidades, dijo que era la primera vez que había una fila como la de ayer. "Vinieron como 1,000 estudiantes. Vinieron temprano a las 4:30 de la mañana; abren a las ocho. Todavía no han terminado de llenar los documentos (a las 11:00 a.m.). Están lentos; no hay mucho personal para tantos estudiantes".

Las jóvenes recibieron la carta de la matrícula durante la semana en que la UPR cesó sus funciones por las vacaciones de verano, por tal razón, no pudieron tramitar antes los ajustes.

"La parte de asistencia económica es pésima. Hubo mucha dificultad porque parece que se tardaron en enviar los sobres a la Pell (la beca federal) y muchos estudiantes salen que no tienen la matrícula pagada", agregó Darlene, estudiante de terce año en Educación."

Para Alberto Vega Ruiz, representante estudiantil en la Junta Administrativa de la UPR, esta situación no es nueva e indicó que debieron atrasar el proceso de matrícula para que citaran a los estudiantes y los atendieran de manera organizada.

"Todos los años, en el proceso de matrícula se espera a lo último porque aquí se trabaja en crisis y no en mediaciones. Nuestra rectora (Gladys Escalona) siempre está de viaje... Esto se pudo haber hecho el martes (hoy) para que se prepararan las filas organizadas por números, quiénes tienen prórrogas, quiénes están exentos, quiénes son impedidos, quiénes son embarazadas. Aquí no se cumple con la Ley 51 de Acomodo Razonable en ningún momento. Aquí no se cumple con la Ley 409 de Radicación Vocacional... Es culpa de la rectora y de la decana de Asuntos Académicos, Sonia Balet", expresó airado Vega Ruiz.

Samuel Donato, miembro del Senado Académico por la Facultad de Ciencias Sociales, agregó que estaban tratando de que se corrigieran unos errores en la repartición de números para los turnos, de organizar la fila y de activar a los decanos que no habían llegado a Plaza Universitaria hasta las 12 del mediodía. El único funcionario de la UPR que intentaba solucionar la desorganización era el decano de Administración, José Juan Estrada, según Vega Ruiz y Donato.