8 de julio de 2009
La Opinion
Sobregirarse en la cuenta bancaria es actualmente más expedito debido a la existencia de las tarjetas de débito y los sistemas modernos de verificación de pagos, y es doloroso al mismo tiempo gracias a los altos recargos por cheques que rebotan, además de otros descuidos. Estas cuotas han ido en aumento con los años y han llegado a ser altísimas, lo suficiente como para motivar a los clientes de los bancos a que sean más cuidadosos con sus finanzas, sobre todo en una sociedad llena de incentivos y facilidades para el consumo. Aun así, esas instituciones sacan muy buenos réditos de éstos y otros recargos. Hace unos años un estudio de la organización Consumer Federation of América (CFA) hacía ver que los consumidores del país pagaron, tan sólo en 2003, 33 mil millones de dólares en recargos por sobregiros y falta de fondos en sus cuentas. La organización alega que las instituciones financieras permiten que sus clientes incurran en sobregiros, y recientemente solicitó a la Junta de Directores de la Reserva Federal que establezca mecanismos para que los cuentahabientes puedan sobregirarse únicamente si han optado previamente por ese servicio. En la actualidad, según la organización, la mayoría de bancos extiende ese crédito sin autorización cada vez que cubre pagos con cheque, transacciones por medio de tarjetas de débito y retiros de cajeros automáticos, aunque el cliente que los hizo carezca de fondos con qué respaldarlos. Pero las consecuencias son onerosas, y cada vez lo son más. Bankrate, una organización que compila información sobre el sector financiero, afirmó en su estudio más reciente sobre la banca, de 2008, que en todos menos en dos de los 10 años anteriores, los bancos subieron de manera sostenida las multas por sobregirarse, y dio a conocer que éstas hoy son más elevadas que nunca. Jean Ann Fox, una investigadora de CFA, citó que uno de los grandes bancos estableció en junio un nuevo recargo de 35 dólares a los sobregiros que no son pagados por el cliente en cinco días, adicionalmente a los 35 que ya cobra a quienes exceden su saldo. "Es el típico sobregiro por uso de tarjeta de débito. Si compras algo por 20 dólares, quiere decir que te cobran 70 dólares por prestarte 20 por seis días", dijo Fox. Según Nessa Feddis, vicepresidenta de la Asociación Americana de Banqueros (ABA), la mayoría de las instituciones más importantes como Bank of America y Wells Fargo ni siquiera permiten que sus clientes se sobregiren por transacciones realizadas en un establecimiento comercial usando una tarjeta de débito. Tras afirmar que el promedio de recargos por sobregiro ronda los 27 dólares, Feddis citó un estudio llevado a cabo por el Banco de la Reserva Federal, el cual arrojó que "la vasta mayoría de la gente prefiere que el banco pague por el sobregiro si es un pago importante, y que están dispuestos a pagar una suma por ello". Puede ser una hipoteca, una renta, o incluso servicio de cable, explicó. "¿Quieren que paguemos todo? No, obviamente, pero el banco no puede llamarte a la hora de la cena para preguntar cuál de estas cuentas debemos pagar", dijo. El aumento de los recargos por sobregiro no son nada nuevo, por supuesto, y se agregan a otras formas de captar entradas por la banca privada. Un sondeo de opinión de los 16 bancos más grandes difundido en marzo pasado por Bankrate.com expuso que el promedio que una persona tiene que pagar en la actualidad por un cheque que rebota asciende a 28.95 dólares, 2.5% más que el año pasado. En su reporte, Bankrate explicó que la práctica de los bancos de pagar primero el cheque de más alta denominación cuando un cliente ha entregado varios cheques en un solo día, vuelve más probable que una persona se sobregire. En tal caso, la cuenta de ésta se vacía más rápidamente y es más probable que se le apliquen múltiples recargos. La ABA afirma también que los pagos mayores suelen ser los más importantes. La popularización de los cajeros automáticos y las tarjetas de débito, a pesar de la comodidad que ofrecen, también ha facilitado que las personas hagan pagos sin revisar su saldo, lo que puede volver muy cara esa comodidad. Desafortunadamente, los depositantes que con más frecuencia terminan sobregirándose y pagando recargos son las personas de recursos bajos o moderados, y los consumidores más jóvenes. Según una encuesta de opinión llevada a cabo por CFA en 2004, quienes eran más dados a caer en números rojos y terminar pagando por ello eran las familias con ingresos de entre 25 mil 50 mil dólares al año. Los dos grupos más susceptibles de verse entrampados en esa situación resultaron ser las personas entre los 25 y los 44 años, así como los afroamericanos. "Tan sólo en 2006, los bancos obtuvieron alrededor de dos mil millones de dólares por recargos de sobregiros", según Pedro Morillas, que trabaja en el área de asuntos legislativos de CALPIRG, una organización que aboga a favor de las víctimas de los excesos del capital corporativo. Según el, en el país existen ya las condiciones para legislar sobre la materia. Los defensores del consumidor creen que la propuesta del presidente Barack Obama de crear una dependencia que supervise a los bancos y los servicios que éstos ofrecen abriría la oportunidad de regular en esta materia. "Existen varias entidades reguladoras supuestamente encargadas de supervisar los bancos, y garantizar que sigan las reglas y que no haya cosas indebidas entre ellos, pero no tenemos nada que defienda al consumidor", dijo. Feddis argumentó, en cambio, que la mayoría de clientes de tarjetas de crédito o tarjeta de débito no pagan nada por su servicio y tienen acceso gratis por internet o teléfono a sus cuentas en cualquier lugar del mundo. "No hay muchos negocios que ofrezcan servicios a cambio de ningún pago", aseguró.