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  Por el libro
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3 de julio de 2009

El Nuevo Dia

Justo a la entrada del supermercado Econo Bucaré, en la carretera PR-1 de San Juan a Caguas, operaba un casino con decenas de máquinas tragamonedas, mullidas butacas negras y ambientado con luces violáceas que daban la sensación de que era de noche, aun cuando el Sol estuviera brillando afuera.

Shop & Play, el nombre del casino -que tenía una segunda entrada desde el interior del supermercado- fue cerrado ayer a plena luz del día por efectivos del Departamento de Hacienda, en un operativo sorpresa en el que también participó la División de Juegos de Azar de la Compañía de Turismo.

Como a eso de las 10:00 a.m., Juan Carlos Puig, secretario de Hacienda, se personó al lugar junto a efectivos de su agencia para investigar la operación de este casino ilegal.

"Recibimos confidencias", contestó el Secretario, al preguntársele cómo se enteró de la existencia del negocio.?

Hacienda incautó 35 máquinas que operaban allí y que, según Puig, pagaban premios en metálico. Por cada máquina, el dueño de Shop & Play se expone a una multa de hasta $5,000.

La ilegalidad, explicó el Secretario, estriba en que las máquinas de entretenimiento no pueden dar dinero en efectivo como premio. Sólo la veintena de casinos que operan en Isla están autorizados por ley a pagar premios.

El titular de Hacienda dijo que se revocarán las licencias de estas máquinas y referirá el caso al Negociado de Evasión Contributiva para que investigue al dueño del casino clandestino, a quien identificó como Enrique Hernández.

Además, Puig referirá al Econo Bucaré a la Administración de Reglamentos y Permisos (ARPE) para que investiguen su permiso de uso. Esto porque es probable que el permiso se haya otorgado para operar un supermercado, pero no para un casino.

De ser cierta la sospecha del Secretario, el dueño del Econo, que fue identificado por la administración de la cadena como Pedro Marrero, se expone a perder el permiso de uso y por lo tanto verse obligado a cerrar el negocio.

Mientras duró el operativo, ni el dueño del Econo ni el de Shop & Play se personaron al lugar. Este diario se comunicó con el número telefónico que aparecía en un afiche pegado en una pared del casino en el que se explicaban las reglas de conducta del lugar, pero nadie respondió.

Puig dijo que cuando llegó al casino había varias personas jugando, pero ninguna era menor de edad.

Al fondo del casino -que es un local estrecho y largo- había una máquina de café y varias bandejas nítidamente organizadas con galletas Cameo, Oreo, Chips Ahoy y de avellanas, y con quesos, salchichón y cortes de carne, todos trozados en cuadritos. Estos piscolabis se ofrecían gratis a los clientes, dijo Puig.

El casino abría temprano, desde las 7:00 a.m. de lunes a sábado. Cerraba a las 9:00 p.m. los lunes y martes y a las 10:00 p.m. de miércoles a sábado. La Ley de Cierre no le cobijaba, pues el domingo operaba de 10:30 a.m. a 5:30 p.m.

Envejecientes eran su blanco

Entre el material incautado estaba una hoja de cuadre con transacciones por un total de $236,000. "No sabemos si fue el cuadre de una semana o del mes", indicó el Secretario.

Lo más que molestó a Puig de lo encontrado en el operativo fue una lista de tres páginas con decenas de nombres de hogares de envejecientes que operan en el área metropolitana.

"¿Para qué tendrían eso? No me extrañaría que fuera para invitarlos a jugar aquí", aseveró.

Mientras los empleados de Hacienda echaban las pesadas máquinas en un camión, los clientes del Econo entraban y salían en completa normalidad, sin sorprenderse por el operativo.

ésa no fue la única visita hecha ayer por Hacienda en busca de casinos clandestinos. Se incautaron también otras cuatro máquinas de una gasolinera Gulf, aledaña al Econo Bucaré.

Y cerca del mediodía el contingente de Hacienda se trasladó hasta el centro comercial Santa María, en Guaynabo.

Allí encontró el negocio Pirates of the Seas, que operaba otras 26 máquinas de manera ilegal y también las incautó. En total, Hacienda ocupó 65 máquinas.