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11 de mayo de 2009

El Nuevo Herald

Antes era fácil calcular cuántas personas tendrían problemas para pagar sus tarjetas de crédito. Los bancos sencillamente estudiaban las cifras de desempleo. Mientras más desempleados hubiera, más problemas se pronosticaban.

La tasa de desempleo es desde hace mucho tiempo un reflejo de las pérdidas de los bancos en los saldos de tarjetas de crédito. Pero Eddie Ward, un desempleado de 32 años, puede ser una razón más de que esa referencia ya no funciona. Para muchas entidades, las pérdidas ya superan las cesantías.

Ward perdió su empleo en un almacén en abril y hasta ahora se las ha arreglado para hacer el pago mínimo de sus deudas de tarjetas, que él calcula entre $15,000 y $20,000. Cuando le preguntan si cree que logrará liquidar su saldo, dice: "No, a menos que me gane la lotería'.

Mientras tanto, agrega, "hago lo que puedo'.

Incluso si Ward pudiera pagar sus deudas, hay expertos que pronostican que decenas de miles de personas no podrán, lo que creará otra presión sobre los ya abrumados bancos que tratan de recuperarse del desastre del sector inmobiliario.

La prueba de salud de los bancos, cuyos resultados se publicaron recientemente, indica que los 19 bancos más grandes del país podían esperar casi $82,400 millones en pérdidas de tarjetas de crédito para fines del 2010, sobre la base de lo que las autoridades normativas federales denominan "la peor situación económica posible'.

Pero si el desempleo supera el 10 por ciento, como pronostican muchos economistas, los saldos incobrables de algunos bancos podrían exceder ese nivel. En el caso de American Express, Citigroup y J.P. Morgan Chase, se espera que una quinta parte de los saldos de tarjetas de crédito caigan en mora en los próximos 20 meses, según la prueba de salud bancaria.

En Bank of America y Wells Fargo, se espera que alrededor del 25 por ciento de las deudas de tarjetas queden en mora.

Incluso las sombrías proyecciones del gobierno posiblemente subestimen la envergadura del problema de tarjetas de crédito de los bancos. Según los cálculos de Oliver Wyman, firma de asesoría administrativa, las pérdidas de los mayores bancos del país podrían exceder $141,500 millones para el 2010 si el nivel de pérdidas de las autoridades normativas se aplica a todo el sector.

Las autoridades normativas solamente publicaron las pérdidas de tarjetas de crédito en las cuentas de resultado de los bancos en los resultados oficiales de la prueba. Pero la cifra de $82,400 millones no refleja otro elemento incluido en el análisis: decenas de miles de millones de dólares en pérdidas vinculadas a préstamos para vehículos que los bancos convirtieron en bonos y no incluyeron en sus saldo general.

Lo que es más, el nivel máximo de desempleo en que se basaron las autoridades para sus cálculos de pérdidas no es mucho peor que el índice actual, lo que sugiere que los resultados de la prueba podrían reflejar pérdidas reales.

Muchos economistas esperan que los despidos aumenten. El viernes, la tasa de desempleo estaba en 8.9 por ciento en momentos que la economía perdió 539,000 plazas. El nivel de desempleo y el número de casos de deudas de tarjetas de crédito declaradas como pérdidas o incobrables se vinculan tradicionalmente porque los consumidores que pierden el empleo tienen más probabilidades de dejar de pagar.

Los bancos declararon incobrables un promedio de 5.5 por de sus saldos de tarjetas de crédito en el 2008, mientras que el nivel promedio de desempleo fue de 5.8 por ciento. Para finales del 2008 el nivel de deudas incobrables era de 6.3 por ciento. No había información más reciente.

Los expertos pronostican que el nivel de pérdidas en tarjetas de crédito podría alcanzar la tasa de desempleo debido al efecto combinado de la crisis inmobiliaria y la falta de confianza del consumidor. Poco después que estalló la burbuja de los punto com en el 2001, las pérdidas de tarjetas de crédito llegaron a 7.9 por ciento.

"Esa cifra se superará rápido', dijo Inderpreet Batra, socio de Oliver Wyman, una firma de asesoría especializada en servicios financieros.

Tras declarar incobrables unos $45,000 millones en deudas de tarjetas de crédito en el 2008, los bancos se preparan para el peor año en la historia del sector. No sólo las pérdidas aumentan rápidamente, sino que los legisladores están a punto de aprobar nuevas medidas de protección al consumidor que podrían tener un efecto devastador en las ganancias. Se espera que esta semana el Senado debata la llamada Carta de Derechos de Tarjetahabientes, después que la propuesta se aprobó en la Cámara en una votación de 357 a 70.

Durante el fin de semana, el presidente Obama presionó a los legisladores para que tengan lista la ley para el Día de la Recordación y planea hacerlo de nuevo esta semana en una reunión en Albuquerque, Nuevo México.

La ley limita la autoridad de las compañías de tarjetas de crédito para aumentar las tasas de interés retroactivamente a los consumidores y reduce los cobros y penalidades.

Para los bancos, la actividad del sector de tarjetas de crédito es cada vez más preocupante. A medida que progresa la recesión, los tarjetahabientes han reducido sus gastos significativamente y encontrar nuevos clientes con buen historial de crédito es cada vez más difícil.

Y los prestatarios más abrumados están tan cargados de deudas que las compañías están dispuestas a negociar los cobros por mora y reducir el saldo. La familia promedio en Estados Unidos debe $8,400 en deudas de tarjetas de crédito y otras, según un análisis de Economy.com sobre la base de datos del gobierno.

Las grandes compañías de tarjetas de crédito aprueban a menos clientes nuevos, limitan las líneas de crédito y cancelan las cuentas que no se usan. Los prestamistas también eliminan las tasas de interés promocionales, aumentan las de los clientes existentes. Con los grandes cambios en la normación del sector, y las relativamente escasas señales de que la economía se está estabilizando, el crédito al consumidor continuará disminuyendo.

Meredith A. Whitney, prominente analista bancario, espera que los prestamistas de tarjetas de crédito reducirán las líneas de crédito por un total de $2.7 billones hasta el 2010. Eso equivale a una reducción del 57 por ciento del crédito que los contribuyentes tenían a la mano hace dos años durante el auge.

En el sector todas las miradas se concentran en el significativo aumento del desempleo. Capital One, por ejemplo, tuvo un índice de deudas incobrables de 9.5 por ciento en el primer trimestre.

"Esperamos un mayor aumento en el índice de deudas incobrables en Estados Unidos este año a medida que la economía sigue debilitándose', dijo Gary Perlin, director de Finanzas de Capital One, en una conferencia telefónica con inversionistas a fines de abril.

En Citigroup los ejecutivos señalaron que el índice del 10.2 por ciento de deudas incobrables durante el primer trimestre había roto la "correlación histórica con el desempleo' y que no mostraba señales de ceder.

American Express, cuya tasa de deudas incobrables de 8.5 por ciento equivale aproximadamente al índice de desempleo, afirmó que espera mayores pérdidas los próximos meses.