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  Estirando el chavito
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21 de abril de 2009

El Vocero

La crisis que sufrimos es una crisis de confianza. Los consumidores, temerosos de que la creciente tasa de desempleo toque a su puerta, recortan su gastos y postergan las decisiones de compras importantes a la espera que de soplen vientos más favorables.

Pero esta decisión, que es perfectamente racional si ha perdido su trabajo, le han reducido el salario o hay una amenaza real de perder su empleo, se convierte en un problema para la recuperación de la economía si se generaliza. ¿Si no se ha reducido su ingreso, por qué no seguir consumiendo como lo hacía antes?

En este ambiente de crisis de confianza, los consumidores que mantienen su empleo y su poder adquisitivo deberían aprovechar que la economía está débil para conseguir mejores precios, recomiendan los expertos. De esa manera se beneficia el consumidor y ayuda a reactivar la economía.

"La confianza de los consumidores es una de las variables más críticas en un período de recesión", explica Juan Lara, profesor de economía de la Universidad de Puerto Rico. "Hemos visto en Estados Unidos y en Puerto Rico que los consumidores han recogido velas ante el temor de perder sus empleos o sufrir una reducción sustancial de sus ingresos".

A juicio del economista, la falta de confianza genera una "psicología de miedo" que es necesario superar para que la actividad económica pueda alcanzar un crecimiento sostenido.

En los últimos meses, no es extraño oír conversaciones de consumidores que aplazan la compra de una vivienda o un automóvil, porque consideran que situación económica no es favorable, aunque sus circunstancias financieras sean las mismas que antes de la recesión o incluso hayan mejorado. Este grupo de consumidores es el encargado de presionar el botón para que la economía se reactive.

"Por donde tiene que comenzar la reanimación del gasto de consumo es por aquellos consumidores cuyos empleos e ingresos no se han afectado directamente, y que están en condiciones de aprovechar las ‘gangas’ que se pueden conseguir en una economía débil. Los comerciantes tienen que ser más agresivos en las ofertas para estos consumidores, que pueden ser los que enciendan la chispa de una recuperación del gasto privado", apunta Lara.

Faltan estadísticas

En la actualidad, no existe en Puerto Rico un índice que mida la confianza de los consumidores. Hasta hace poco más de un año, la firma Estudios Técnicos elaboraba un índice de confianza de los consumidores con el auspicio de la empresa privada, pero ante la falta de apoyo del sector privado ya no se elabora.