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  Por el libro
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16 de abril de 2009

El Nuevo Herald

He aquí algo que usted no le oye decir frecuentemente a su jefe: no chequee su e-mail, no haga llamadas desde el trabajo, no mire su BlackBerry.

En estos difíciles tiempos, cada vez más empleadores están obligando a miles de trabajadores a no ir al trabajo, frecuentemente durante toda una semana. Estas licencias sin sueldo le permiten a la compañía rebajar costos al reducir horas en vez de puestos de trabajo. Pero, a diferencia de las vacaciones, esas licencias tienen reglas muy estrictas.

No espere que le paguen. No chequee su correo electrónico. No trabaje en la casa.

Y uno se pregunta si el trabajador americano --el que lleva su laptop a Disney World-- puede cortar radicalmente su vínculo con la oficina sin sufrir efectos adversos.

A Bob Olson, director general de Winnebago Industries, no le fue fácil desconectar durante su licencias. "Hay un deseo natural de querer estar implicado todos los días'.

Olson dice que Winnebago va a ahorrar casi $2 millones al pedirle a sus 500 empleados asalariados que se tomen una licencia de dos semanas, una durante el segundo trimestre y una durante el cuarto.

Olson admite que tuvo que acostumbrarse a cenar sin discutir algún problema de la oficina. Tuvo que apoyarse completamente en su equipo administrativo. ¿Lo más difícil? "La disciplina para no llamar a la oficina ni responder los mensajes electrónicos'.

Las reglas de las licencias son claras: al empleado asalariado que haga algún trabajo durante su licencia --como responder a un e-mail que venga por un BlackBerry del trabajo-- se le debe todo el salario de la semana.

Consciente de esta regla, Jodi Gersh, una gerente de contenido social de medios de Gannett, dice que escondió su BlackBerry de trabajo y sólo usó su teléfono personal durante su semana de licencia. Navegaba la internet pero sólo por razones personales. Para Gersh, fue una semana de constante lucha por mantenerse desconectada. "Todavía estaba en Twitter pero no podía responder a comentarios vinculados con el trabajo'.

Los colegas que viajaron le dijeron a Gersh que tras unos días habían encontrado que la experiencia era "liberadora'. Pero para Gersh, viajar no era una opción cuando iba a estar una semana sin cobrar. Encontró una alternativa iniciando un wesite llamado furloughhouseswap.com, donde cualquiera que esté de licencia puede cambiar su casa por una semana en otra ciudad. Ahora que Gersh tiene una segunda semana de licencia dice que piensa cambiar su casa en Washington D.C y viajar.

Si hay algo de positivo en las licencias obligatorias (que algunos consideran esencialmente una rebaja temporal de salario) es que está desvinculación con el centro de trabajo puede significar una reconexión con la familia y los amigos. El jefe sólo puede llamar si se trata de una emergencia.

Como mi colega Jeff Kleiman señala en su blog: "Puede significar comer sin ninguna interrupción. Puede significar salir a cenar sin chequear el correo electrónico. Puede significar poder leer un libro sin tener que terminar primero un proyecto'.

Los empleados anticipan más licencias. En una encuesta de la Society for Human Resources Management, radicada en Alexandria, Va., 17 por ciento dijo que si la economía no mejoraba en los próximos 6 meses, sería probable que impusieran licencias entre sus empleados.

Los gobiernos locales y estatales, las instituciones educacionales y los negocios, grandes y pequeños ya las han impuesto a miles de empleados.

Para aliviar el peso financiero, Frank Roche, que tiene 26 años y es soltero, está tomando sus 10 días no pagos un día a la vez. Roche, un adicto al trabajo y a su Blackberry, descubrió que la única forma en que podía evitar trabajar durante su licencia era haciendo trabajo voluntario. Cada viernes alterno pasa su día no pago en Childhelp Merv Griffin Village, donde trabajo con niños que han sido víctimas de abusos y están bajo tratamiento. "Lo vi como una oportunidad para ser mentor e influir en la vida de los chicos', dijo Rocha, un gerente de proyectos de urbanización de Redlands, California, que también trabaja como policía y detective.

En Broward, la oficina de la fiscalía estatal exigió que 500 trabajadores tomaran cuatro días no pagos de licencia, uno al mes, entre octubre y febrero. Mónica Hofheinz, TITLE, dice que fue doloroso imponerle licencias a trabajadores sobrecargados y mal pagos. Sugirió que la tomaran en los días en que los tribunales estaban cerrados, consciente de que la mayoría estaba tan sobrecargada que probablemente iba a venir de todas formas.

"Les dijimos que no vinieran', dijo Hofheinz, "pero no podemos estar allí simplemente bloqueando la puerta'.