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  Por el libro
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14 de abril de 2009

La Opinion

RALEIGH, C.N.— La cantidad de empresas y personas que se declaran en quiebra en Estados Unidos está aumentando considerablemente debido a la recesión, a pesar de la ley federal de hace tres años que hizo que fuera mucho más difícil para los estadounidenses escapar de sus deudas, concluyó un análisis de Associated Press.

"No se ve la luz al final del túnel", dijo Bryan Elliott, abogado especialista en quiebras, de Hickory, N.C., que trabaja siete días a la semana y sus posibles clientes deben pedir cita con un mes de anticipación. "Tener tanto trabajo y que me vaya tan bien es realmente deprimente. No es un trabajo divertido".

Casi 1.2 millones de deudores presentaron solicitudes de quiebra en los últimos 12 meses, según registros del tribunal federal recolectados y analizados por Associated Press. En marzo, 130,831 personas solicitaron protección por quiebra – un aumento de 46% con respecto a marzo 2008 y de 81% en comparación con el mismo mes en 2007.

Bob Lawless, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Illinois, sostiene que la cantidad de quiebras podría alcanzar 1.5 millones de casos este año, estabilizándose en 1.6 millones el año próximo - aproximadamente en el mismo momento en que los economistas esperan que comience la recuperación económica.

En 2005 el Congreso votó una ley para que declararse en quiebra fuera un proceso más difícil, después de años de intensa presión por parte de los servicios de crédito del país, que se quejaban de que las personas abusaban del sistema. Antes de la presión por cambiar la ley, los casos de quiebra habían alcanzado el récord histórico de 1.6 millones de casos por año.

Al principio, exigir requisitos más estrictos pareció funcionar, y se registró una caída drástica en la cantidad de quiebras de la cifra récord de 2 millones de casos en 2005 – un total que reflejó el apuro por presentar la solicitud de quiebra antes de que entrara en vigor la nueva ley – a 600,000 casos en 2006.

"No se puede tener un aumento tan grande sin tener problemas graves en la economía", señaló Lynn LoPucki, profesora de derecho de UCLA que realiza estudios de investigación sobre la quiebra.

El índice de quiebras también está aumentando. En los últimos 12 meses, aproximadamente 4 personas o empresas cada 1,000 personas en el país presentaron una solicitud de quiebra, según el análisis de Associated Press. Eso representa el doble con respecto al índice registrado en 2006, y se acerca al promedio de casi cinco casos cada 1,000 personas en la década que terminó con el cambio en la ley.

Lawless señaló que el sentimiento de vergüenza por verse en quiebra puede haber disminuido en los últimos años, pero agregó, "Todavía es algo que marca mucho, es un evento traumático para casi todas las personas que presentan la solicitud".

Las recesiones anteriores también hicieron que las personas acudieran al tribunal de quiebras, aunque los aumentos fueron más moderados. Los casos de quiebra aumentaron 19% debido a la contracción económica en 2001, y aproximadamente 15% durante la recesión a principios de la década de 1980, según la Oficina Administrativa del Sistema Judicial de EEUU.

El número de solicitudes de quiebra se considera un indicador tardío de la economía, ya que generalmente es el último recurso. Las solicitudes compiladas por AP indican los lugares en que la crisis económica ha golpeado más.

En marzo, los casos de quiebra tuvieron su mayor incremento en el oeste. En Arizona, el número de solicitudes aumentó un 91% con respecto al año anterior. El aumento fue de 84% en Idaho, 82% en California y 79% en Nevada, aunque esas cifras fueron superadas por Delaware, sede de varias corporaciones grandes, que registró un incremento del 127%.

Emory Clark, un abogado de Atlanta especializado en casos de quiebra desde hace 25 años, dice que sus clientes ahora son personas con más dinero, muchas de las cuales perdieron su empleo."Hay algo en la naturaleza humana o en la cultura estadounidense, pero a la gente no le gusta nada presentar la solicitud de quiebra", dijo Clark. "Es como el sello del fracaso. Nadie quiere entrar acá y pagarnos para hacer la solicitud. Pero las circunstancias los obligan".

Kathy Stevens, de Vista, California, abrió una tienda de té y café en agosto de 2007, que creció constantemente. Luego las inscripciones a un gimnasio cercano para madres con niños, donde concurrían muchas de sus clientes, empezó a decaer y su negocio lo sintió. El gimnasio finalmente cerró en el otoño.

Stevens y su marido invirtieron más de 35,000 dólares de su propio dinero y de donaciones de familiares para mantener la tienda abierta. Después de trabajar desde las 6 a.m. a casi las 10 p.m. siete días a la semana durante varios meses, Stevens se dio cuenta que su tienda no iba a sobrevivir. La pareja presentó la solicitud de quiebra hace dos semanas.

"Nos sentimos mal, porque no es esto lo que se tiene en mente al empezar", dijo Stevens. "Estamos tratando de superarlo, curar las heridas y seguir adelante".