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  Por el libro
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27 de febrero de 2009

El Nuevo Dia

No son muy comunes, pero con sólo un "cantazo" generan miles en ganancias. Todo dentro de un mercado organizado e ilícito, lleno de mercancía robada en el que se está aprovechando, en los casos más recientes, la sed por la alta definición.

Comenzó a finales de enero con un escalamiento en un almacén de las tiendas Pitusa en Carolina en el que vándalos cargaron con 819 televisores de pantalla plana, siguió con el hurto de 12 de estos aparatos de Mueblerías Berríos, en Manatí y continuó en la noche del miércoles con el robo de un furgón en Caguas en el que se estima había 200 televisores.

"Cuando cargan con tanta mercancía, es que se trata de grupos organizados", señaló el inspector Eladio Neris, director del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) en Carolina.

Preciado botín

1. Ladrones roban televisores de pantalla plana.

2. El botín se divide en pequeños grupos de televisores. Se almacenan en residencias.

3. Cada pequeño grupo seleccionar un "vendedor".

4. El vendedor sale a la calle y hace contacto con compradores potenciales que suelen adquirir productos en el mercado negro.

5. Se concreta le venta.

Precio regular promedio en una tienda: entre $300 y $1,500, dependiendo del tamaño de la pantalla y la resolución del aparato.

Delito grave: Si la mercancía robada es menor de $500, se considera un delito menos grave y la persona se expone a multas, servicio comunitario y/o hasta 90 días de cárcel. Si la mercancía cuesta más de $500, se considera un delito grave de cuarto grado y la pena puede ser desde seis meses y un día hasta tres años de cárcel. Las penas son a discreción del tribunal.

Se repite la historia:

24 de enero 2009: Roban 819 televisores de pantalla plana del almacén Pitusa en el sector industrial La Cerámica, en Carolina. Sólo se recuperó uno.

31 de enero de 2009: Los pillos cargan con 12 plasmas de Mueblerías Berríos, ubicada en la PR-2, kilómetro 50.2 en Manatí.

Crimen organizado

Según el teniente, estos robos son muy planificados. En el caso de Carolina, aparentemente los delincuentes buscaron formas para burlar los sistemas de seguridad y vigilancia. Buscaban una mercancía en específico y tenían métodos para moverla en grandes cantidades, lo que implica una operación logística un tanto complicada.

De hecho, según Lillian Rivera, directora del CIC en Caguas, actualmente indagan para determinar los detalles de este tipo de andamiaje en el caso del robo del furgón, que ayer fue localizado por las autoridades en Bayamón.

Según Rivera, como mercancía "caliente", es típico que los delincuentes intenten venderla lo más rápido posible. En estos casos hay al menos dos patrones identificados por las autoridades: la venta de la mercancía entre comercios y personas ya identificadas por los ladrones o la creación de una red de vendedores que los distribuyen, al detal, entre comunidades en las que tienen algún tipo de influencia.

"Siempre pensamos que son individuos con algún tipo de contacto con compradores específicos o vendedores porque es la manera rápida que tienen para salir de ellos", señaló Rivera.

Neris indicó que esto último ocurrió en el caso en Carolina, a juzgar por el arresto del comprador de uno de los televisores robados en el sector Playita de Villa Palmeras. "En ese mismo sector vimos varias cajas de televisores digitales iguales a los que se robaron", señaló. En el caso de los furgones, los delincuentes buscan ocultarlos en zonas industriales en medio de otros vagones. "También dividen la mercancía en pequeñas porciones para facilitar ocultarla, digamos dentro de una casa", dijo Neris. Estos televisores de alta definición entran al mercado negro por la misma razón que los demás productos: una demanda en el mercado que se queda sin satisfacer debido a los altos precios. "Los precios no son accesibles para todos y como hay demanda se crea este mercado negro", agregó el inspector.

Según Otto Oppenheimer, experto en tecnología, es la misma demanda que existe en el mercado lícito provocada por múltiples factores como la propia calidad de estos equipos, la conversión a la televisión digital que deja inservible a los aparatos viejos (si no tienen caja convertidora) e incluso la satisfacción que pudiera dejar en algunos la posesión de un equipo costoso.

De hecho, en Puerto Rico, los boricuas han mostrado cierto enamoramiento por este aparato tecnológico. Cuando la pasada administración estableció un período sin IVU fueron más que elocuentes las imágenes de personas que corrieron a establecimientos a adquirir, en algunas ocasiones, más de uno de estos televisores. Lo mismo ocurrió luego que llegaron los reembolsos federales.

Actualmente, entre los artículos electrónicos, los televisores LCD y las computadoras portátiles son los que más ventas registran, dijo Oppenheimer. Los precios dependen de los tamaños. Los de los televisores con pantallas más grandes varían entre $800 y $2,000, por lo general.

Sin garantía

Sin embargo, la alta definición obtenida ilícitamente no necesariamente compensa por los riesgos que se asumen al comprar este tipo de equipo, señaló Gilberto Arvelo, mantenedor del portal cibernético DoctorShoper.com.

Por tratarse de un material ilícito, estos televisores no tienen garantía. También pueden ser identificados por su codificación, por lo que el comprador, si lo tuviera que llevar a reparar, se expone a acusaciones por adquirir mercancía robada, lo que constituye un delito grave.

Del mismo modo, este tipo de trasiego tiene implicaciones económicas que van más allá de la pérdida de mercancía por el propietario. Según Oppenheimer, esta entrada masiva de televisores al contrabando provocan bajas considerables en las ventas en los mercados lícitos.

"Y esto se va a poner peor porque es una reacción directa a la situación económica del País y una persona que antes no compraba cosas calientes tiene menos que perder. Si vendíamos 10 televisores a la semana, cuando pasa esto vendemos siete porque hay menos clientes potenciales", dijo.