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10 de febrero de 2006

Viernes, 10 de febrero de 2006

Por Natalia Martín Cantero
Agencia EFE

San Francisco - Además de cara y nefasta para el medio ambiente, el agua embotellada no es, por lo general, mejor que la del grifo, según un informe que indica que el negocio del agua mineral mueve $100,000 millones al año.

En Estados Unidos el agua mineral puede llegar a costar más que la gasolina, algo incomprensible si se tiene en cuenta que no hay garantías de que sea más sana la de botella que la corriente.

En un nuevo estudio, la organización Earth Policy Institute (EPI) indica que tanto en EEUU como en Europa hay más regulaciones sobre la calidad del agua del grifo que sobre la del agua mineral embotellada.

El consumo de agua embotellada sigue en aumento en todo el mundo y muestra de ello es EEUU, que ocupa el primer lugar con unos 26,000 millones de litros consumidos en el 2004.

Por otro lado, el agua del grifo llega a los consumidores a través de una infraestructura eficiente, mientras que las botellas han de ser transportadas, a menudo a miles de kilómetros, con el consiguiente gasto de energía.

Por no hablar de lo que suponen las botellas en sí, la mayoría de un plástico que se fabrica a partir del crudo.

Según EPI, la fabricación de las botellas que consume el público estadounidense requiere más de 1.5 millones de barriles de crudo al año. Y el reciclado de botellas usadas, por otra parte, presenta grandes problemas. Su incineración produce productos tóxicos, como cenizas que contienen minerales pesados, mientras que enterrarlas tampoco es la solución ya que sólo desaparecen pasados muchos años.