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  Por el libro
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18 de marzo de 2006

Roberto Alvarez Quiñones
roberto.alvarez@laopinion.com
18 de marzo de 2006

En Estados Unidos está ocurriendo algo que preocupa cada vez más a los analistas en materia económica: el ahorro personal de los consumidores casi ha desaparecido, mientras la deuda de éstos crece como la espuma.

Por pura aritmética, es una situación kafkiana, pues en rigor no es posible gastar más de lo que uno gana, a no ser que se acumule una deuda enorme que no se sabe cómo ni cuándo se va a poder pagar.

Esto es precisamente lo que está ocurriendo. Datos del gobierno federal de esta semana indican que el ahorro en EU es ya tan bajo que es sólo comparable con el que había en la época de la Gran Depresión, en los años 30 del siglo pasado, mientras el 62% de las familias de la nación tiene una deuda que oscila entre dos mil y más de 21,400 dólares, sin contar obviamente las hipotecas.

Por ejemplo, de los 84 millones de personas que tienen tarjeta de crédito, la tercera parte, unos 28 millones, deben entre dos mil y más de 21 mil dólares, según datos oficiales.

Siempre se dice en casi todas las fuentes que uno consulta que cada poseedor de tarjeta de crédito en EU tiene una deuda promedio de ocho mil dólares, pero esto es falso. Es como si yo estuviera en una sala con Bill Gates y alguno de los hermanos Walton, y alguien me dijera que el promedio de ingreso personal en esa sala es de 20,000 millones de dólares al año. Es un disparate fenomenal ?ojalá fuese verdad?, aunque matemáticamente exacto.

Lo que sí es cierto es que el sistema de ?dinero plástico? por una parte y los bajos intereses bancarios e hipotecarios en los últimos cinco años dispararon el gasto de los consumidores en EU a niveles nunca vistos.

O sea, los consumidores han generado un robusto crecimiento económico en estos años, pero porque gastan más de lo que ganan.

Esto simplemente no puede continuar por mucho tiempo más. En primer lugar, porque las tasas de interés van a subir y las deudas se van a tornar más difíciles de amortizar; y porque por ese camino se va a un desastre financiero nacional cuando explote la insolvencia de los consumidores para pagar las deudas acumuladas.

Por eso me uno al consejo de los expertos de que se usen los próximos reembolsos de impuestos que hace el gobierno para pagar las deudas, en especial las de las tarjetas de crédito.

Lo otro es que cada quien haga un replanteo de su presupuesto para tratar de gastar en proporción con los ingresos y que abra una cuenta de ahorro, si no la tiene, o una cuenta para la jubilación ?conocida como IRA?, que tiene la ventaja de ser deducible de impuestos mientras permanece abierta.

Lo curioso y paradójico es que lo que nadie debe hacer es dejar de gastar, porque entonces provocamos una recesión.