Inicio  





 Lo Más Visto
- ¿Aguacates en peligro?: revelan la amenaza que se cierne sobre el 'oro verde'
- Alerta tras inundaciones: potencial aumento de casos de dengue y leptospirosis
- Retiran más de 1,300 cajas de habichuelas coloradas Goya distribuidas en Puerto Rico y Santa Cruz
- Multan a firmas de Slim por falta de permisos en cables interoceánicos
- Aerolíneas demandan al gobierno federal por norma que les exige transparencia sobre tarifas




  Por el libro
Bookmark & Share

31 de mayo de 2006

A medida que se acerca el verano, zambullirse en la piscina o en el estanque será una tentación irresistible para combatir los rayos del sol, en especial en el caso de los niños. Sin embargo, para muchos, refrescarse en el agua podría tener consecuencias trágicas.

A menos que los niños reciban lecciones adecuadas de seguridad acuática y natación, las piscinas, los parques acuáticos y hasta las bañeras representan un peligro. Según el último estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) sobre lesiones relacionadas con las actividades acuáticas, la tasa de ahogamiento en los Estados Unidos es en promedio de nueve personas por día. Además, un número desproporcionado -- más del 40% -- de esas muertes se producen en forma predominante en las comunidades afroamericanas e hispanas. Una estadística alarmante dado que los estudios revelan que los niños de grupos minoritarios, en realidad, se exponen menos que otros niños a los ambientes de actividad acuática(1).

En una reciente serie de dos partes titulada "In the Minority"(2), la revista Aquatics International analizó la disparidad de las tasas de ahogamiento en las minorías y determinó que " ... los niños negros de 5 a 19 años de edad tienen 2,6 veces más de probabilidades de ahogarse que los blancos".

Cada año, se notifican alrededor de 5.000 accidentes de ahogamiento y cuasi- o semi-ahogamiento en los Estados Unidos. Esta cifra es trágica, ya que la mayoría de estos accidentes son prevenibles mediante la capacitación adecuada. Es por eso que la Cruz Roja Americana alienta a todos, en especial a quienes tienen niños, a prestar atención a la seguridad acuática.

La Cruz Roja Americana exhorta al público a unirse a la organización para difundir la necesidad de tomar lecciones de natación y seguridad acuática. Si las comunidades tienen en cuenta algunas reglas simples, es posible mejorar la seguridad de todos dentro y cerca del agua.

-- Aprender a nadar bien. Una de las mejores cosas que todos podemos hacer
para estar protegidos cerca y dentro del agua es aprender a nadar.
Nadie, aunque sea un adulto, debe jamás nadar solo. La Cruz Roja ofrece
cursos de natación para todas las edades y niveles de habilidad.
-- Nunca dejar a un niño solo cerca del agua, ni siquiera por un momento.
Sólo basta un segundo para que un niño pequeño se resbale y sumerja
bajo el agua, caiga dentro de una piscina o sea arrastrado por una ola.
Los adultos deben practicar "supervisión cercana", que significa
permanecer siempre a corta distancia de un niño en caso de que ocurra
una emergencia.
-- Equiparse antes de entrar al agua. Es preciso tener siempre un equipo
básico de salvavidas cerca de la piscina de la casa y saber cuándo
usarlo. Se recomienda tener un botiquín de primeros auxilios, un
teléfono inalámbrico, una lista de teléfonos con información de
contactos de emergencia, una vara larga y un aro flotador con una
cuerda de nailon.
-- Reconocer los límites. Si tú o alguien con quien estás nadando parecen
tener mucho frío, están demasiado lejos de un sitio seguro, se han
expuesto demasiado al sol, o han realizado una actividad muy agotadora,
es hora de regresar a la orilla o pedir ayuda.
-- Eliminar la tentación. Es importante rodear la piscina del jardín con
una cerca de al menos 4 pies de alto en todos sus lados. La cerca es
más segura si tiene barras verticales con una separación lo
suficientemente pequeña para evitar que los niños pasen a través de
ellos y con cerradura o pestillo automático que se cierre cuando la
piscina no esté en uso.
-- Informarse bien antes de entrar al agua. Las masas de aguas abiertas
tienen muchas corrientes diferentes, y algunas pueden ser peligrosas.
Nunca hay que nadar donde no haya un salvavidas. Averiguar con los
funcionarios locales qué tipos de corrientes son más usuales en la zona
donde uno va a nadar. Es importante aprender a identificar una
corriente peligrosa y qué hacer en caso de quedar atrapado.
-- Planificar en el parque de diversión acuática también. No bajar la
guardia en los parques acuáticos; es posible ahogarse en apenas unos
pocos pies de agua. Seguir todas las instrucciones que se indican y
siempre deslizarse con los pies hacia adelante salvo que el operador
del paseo indique lo contrario. En toboganes veloces, hay que cruzar
las piernas para evitar lesiones.
-- Aprender primeros auxilios y reanimación cardiopulmonar (RCP). Es
importante que en cada hogar haya al menos una persona que pueda
realizar estas técnicas que salvan vidas. Quienes tienen niños deben
insistir que las personas que los abuelos y cualquier otra persona que
cuide de los pequeños aprendan primeros auxilios y reanimación
cardiopulmonar (RCP).
La importancia de la natación y la seguridad acuática se advierte en nuestra vida cotidiana. Tal es el caso de Laura Chapman, instructora de seguridad acuática de la Cruz Roja. Al recibir a los desplazados de Nueva Orleáns al estadio Astrodome de Houston después del huracán Katrina, ella se encontró con muchos de sus alumnos. Algunos de ellos le comentaron que las habilidades de seguridad acuática que ella les había enseñado les ayudaron a sobrevivir la inundación, mientras que otros no lo habían logrado.

"Miriam, una de las niñas, vino corriendo hacia mí, exclamando '¡Señorita Laura, señorita Laura, usé mis habilidades de salvavidas!' y supe que eso significaba que se había salvado nadando", recordó Chapman. "Otro de los niños me dijo lo mismo, y cuando le pregunté dónde estaba su mamá, me respondió 'ella no sabía nadar'. Comprendí que ella no había logrado salvarse."

En cada comunidad del país, la Cruz Roja tiene un programa de natación para todas las edades y niveles de habilidad. Ya sea que tengas seis meses o 60 años de edad, nunca es demasiado temprano ni demasiado tarde para aprender esta habilidad que salva vidas. Con tu ayuda, el mensaje de la seguridad acuática puede llegar a todos.

Para informarte sobre cursos de natación y seguridad acuática comunícate con tu Cruz Roja local o visita http://www.cruzrojaamericana.org .

(1) Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Hoja
informativa sobre lesiones relacionadas con el agua (en inglés)
http://www.cdc.gov/ncipc/factsheets/drown.htm
(2) Aquatics International. In the Minority (en inglés).Octubre de 2005.
http://www.aquaticsintl.com/2005/oct/0510_minority.html
Durante 125 años, la Cruz Roja Americana ha ayudado a la gente a movilizarse para ayudar a sus vecinos. El año pasado, se registró una cifra histórica de 72.883 desastres, en su mayoría incendios, cuyas víctimas contaron con casi 1 millón de voluntarios y 35.000 empleados de la Cruz Roja para recibir ayuda y esperanza. A través de más de 800 oficinas que reciben apoyo local, más de 15 millones de personas adquieren las habilidades que necesitan para prepararse para las emergencias y responder a ellas en sus hogares, sus comunidades y el mundo. Alrededor de 4 millones de personas donan sangre, el don de la vida, a través de la Cruz Roja, convirtiéndola en la principal organización proveedora de sangre y hemoderivados de los Estados Unidos. La Cruz Roja ayuda a miles de miembros de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos separados de sus familias por sus funciones militares a mantenerse comunicados. Como parte del Movimiento de la Cruz Roja Internacional y de la Media Luna Roja, una red mundial de más de 180 sociedades nacionales, la Cruz Roja ayuda a devolver la esperanza y la dignidad a las personas más vulnerables del mundo. En promedio, 91 centavos de cada dólar que emplea la Cruz Roja Americana se destina a programas y servicios humanitarios. La Cruz Roja no es un organismo gubernamental; depende de las donaciones de tiempo, dinero y sangre para llevar a cabo su tarea.

FUENTE: La Cruz Roja Americana