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10 de julio de 2006

Houston (Texas) - Así lo afirma el estudio "La Demografía del Fraude de Identidad" realizado por la firma internacional de investigación de mercado Research and Markets, en el que participaron 5.000 consumidores en cantidades representativas de los distintos grupos poblacionales del país, y más de 500 víctimas de fraude.

Los hispanos y afroamericanos entre 25 y 34 años de edad, son los que tienen mayor riesgo (56 por ciento) de convertirse en víctimas de este tipo de delito, en el que un estafador utiliza falsamente la identidad de un consumidor para beneficio propio.

Los fraudes perpetrados contra víctimas hispanas y afroamericanas representan el 35 por ciento de los casos anuales, indica el estudio, con un total de pérdidas de 20 mil millones de dólares.

En general, además de estos dos grupos minoritarios, los fraudes de identidad afectan mayormente a personas jóvenes y familias de bajos ingresos.

Entre las causas que citan éste y otros estudios, se encuentran menor familiarización con el manejo de las finanzas y protecciones personales.

Por ejemplo, aunque familias que ganan 150.000 dólares o más tienen altas probabilidades de ser objeto de fraude de identidad, sus pérdidas, cuando ocurren, son sustancialmente menores que aquellas que se observan entre minorías y personas más pobres.

Este grupo de altos ingresos representa sólo el 6 por ciento del total de pérdidas monetarias por fraude de identidad, lo que según el estudio, estaría relacionado con la toma de mayores medidas de protección de sus bienes.

En tal sentido, por ejemplo, la detección de que se ha sido víctima demora mucho más entre los hispanos y afroamericanos, así como entre personas con ingresos de hasta 35.000 dólares anuales.

La detección oportuna de que el consumidor podría estar siendo víctima de fraude o robo de identidad es clave para reducir las potenciales pérdidas.

Por ejemplo, cuando a un consumidor le roban una tarjeta de crédito, de débito, o chequera, mientras más tiempo pasa en detectarlo, más tiempo tiene el estafador para hacer uso de esos instrumentos y robar los fondos financieros de la víctima.

Un elemento que destaca entre los hispanos en particular, es que es entre ellos donde ocurre la mayor cantidad de fraudes de identidad perpetrados por sus propios familiares o allegados.

De hecho, de aquellos hispanos que han sufrido este fraude, 65 por ciento fue víctima de personas allegadas.

El robo por parte de conocidos es común en general entre todos los grupos y una de las maneras más frecuentes en que ocurre el fraude de identidad, según una investigación del Better Business Bureau.

Una de las razones es que los allegados pueden tener más acceso y facilidad para apoderarse de información que facilita el fraude, tan simple como documentos, facturas, balances de cuenta, etc., tirados a la basura, resquicio éste predilecto de búsqueda entre los timadores.

Igualmente, los hispanos experimentan dos veces más fraudes relacionados con la apertura de nuevas cuentas de préstamos que otros grupos, algo que estaría relacionado con una poca familiarización y uso de los reportes de crédito del consumidor entre los latinos.

La revisión periódica del reporte de crédito del consumidor es un arma esencial para combatir fraudes de identidad, como los relacionados con préstamos y cuentas abiertos por timadores usando información del consumidor, delitos que de otra forma resultan más difíciles de detectar.

Esta es una de las razones por las cuales organizaciones de defensa de los consumidores, como Consumers Union, han alertado sobre la necesidad de que los hispanos se eduquen y tengan acceso a sus reportes de crédito en español. EFE