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  Por el libro
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18 de septiembre de 2006

Washington/EFE ? Los políticos de EE.UU. pueden mantener debates encendidos sobre la inmigración o los derechos de los extranjeros, pero el poder de compra de los hispanos les garantiza la alianza de las empresas que los ven como sus consumidores.
En un país donde ?el dinero habla?, como dice la expresión en inglés, los latinos tienen poder, no a nivel individual, pues su renta media es menor que el resto, sino como el grupo cuyo volumen de compras crecerá más en los próximos años, según las previsiones.

El poder adquisitivo de los hispanos ascendió el año pasado a 735,600 millones de dólares, lo que supone un 8.1% del total en EE.UU., según un estudio del Centro Selig.

Pero más importante que el número actual, son las previsiones para el futuro, de acuerdo con los expertos.

Su capacidad de compra aumentará un 48% del 2005 al 2010, mientras que la del resto de la población se incrementará tan sólo un 28%.

Esas cifras hacen que ninguna gran empresa de EE.UU. pueda ignorar a los latinos y que se devanen los sesos por encontrar maneras de venderles sus productos.

Por ello, han invertido millones de dólares en saber quién es el consumidor hispano y qué es lo que le interesa.

De acuerdo con los estudios de mercado, los latinos son más jóvenes en media que el resto de la población y gastan más en comestibles, muebles, teléfono y ropa para niños.

En cambio, dedican menos dinero a la salud, el ocio, la educación, los fondos de pensiones y los seguros.

No es por casualidad que la empresa de comunicaciones Nextel haya lanzado una campaña publicitaria que anuncie ?Nextel. Ya?, o que los grandes almacenes Macy`s digan ?`así se compra!?, en español.

Las propias empresas hispanas están cambiando el rostro del país. Su número crece cuatro veces más que compañías no latinas, y sus beneficios también han aumentado a un mayor ritmo en media, según el Departamento de Comercio.

La ?latinización? de Estados Unidos es más acusada en un puñado de estados en los que se concentra la población hispana, según apuntó Harry Holzer, un profesor de la Universidad de Georgetown.

Sólo en California se condensa un 28% del poder adquisitivo de todos los hispanos de EE.UU., de acuerdo con el estudio de Selig.

No obstante, en los últimos 15 años se han registrado saltos extraordinarios en Carolina del Norte, Arkansas y Georgia, entre otros estados.

Los dólares en el bolsillo dan a los latinos un poder político indirecto.

Una organización como la Asociación de Bancos Hipotecarios, que normalmente sólo mira al Congreso cuando éste aborda nuevas normas financieras u otros asuntos económicos, también tiene una posición sobre la reforma migratoria.

?Estamos a favor?, dijo Michael Fratantoni, director del departamento de análisis de la Asociación, quien explicó que los latinos son buenos clientes de los bancos hipotecarios.

Según datos de 2004, sólo un 48% de los latinos poseía su propia vivienda, comparado con un 72% del resto de la población, lo que significa que las ventas a los hispanos son el segmento de mercado con mayor potencial de crecimiento.

Un ejemplo más directo de cómo su poder adquisitivo se puede traducir en influencia política fue el boicot realizado en marzo por asociaciones hispanas contra los productos de la cervecera Miller.

Organizaron la campaña porque la empresa había contribuido al cofre electoral del presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, el republicano James Sensenbrenner, quien fue el autor de un proyecto de ley repleto de medidas de mano dura contra la inmigración.

Miller reaccionó con prontitud y expresó su ?fuerte? oposición a las ideas de Sensenbrenner sobre el tema.