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  Por el libro
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9 de octubre de 2006

Mientras menos tiene, más cuesta.

Comprar una ensalada en un restaurante de comida rápida cuesta más que comprar un combo de hamburguesa, papas y refresco, hasta agrandado. Igualmente, es más cara una libra de pan integral que una de pan blanco.

Muchos han notado que mientras menos grasa, menos azúcar y menos carbohidratos tenga el alimento, más cuesta. Si su valor nutricional es alto, igual el precio.

PRIMERA HORA comparó precios de algunos alimentos básicos, como pan, carne, cereales, arroz, leche y huevos. La diferencia entre el producto "saludable" y el de menos valor nutritivo iba desde 10 centavos (en el caso del pan) hasta $1.90 en el de los huevos.

Para comprar carne molida magra hay que pagar $1.60 la libra más que si se compra la regular. El arroz integral es $1.10 más caro que el arroz blanco. El medio galón de leche sin grasa y con un valor nutricional alto es 54 centavos más caro que el de la leche regular. Las comidas congeladas de dieta estaban entre $2.99 y $5.39, mientras que las regulares fluctúan entre $1.99 y $3.99.

Un paquete de 16 onzas de linguini regular es 60 centavos más barato que el integral. Hasta la media libra de queso parmesano es 20 centavos más cara con menos grasa que la del regular. La diferencia más marcada fue con los huevos, ya que la docena de huevos frescos puede costar entre $1.29 y $1.79, mientras que los paquetes de ocho huevos sin colesterol, sin grasa y con pocas calorías valen entre $3.19 y $3.79, según la marca.

En los negocios de comida rápida, las ensaladas cuestan alrededor de $6, mientras que un combo cuesta entre $3 y $4. En los restaurantes se ve el mismo patrón.

Barato, mas no sano

Según el Puerto Rico Behavioral Risk Factor Surveillance System de 1996 a 2000, las personas con un ingreso menor de $14,999 anuales tienen más posibilidades de estar sobre peso u obeso.

"A menor ingreso, más propenso a estar obeso", opinó la directora de la división de salud comunitaria del Departamento de Salud, Elbia Tirado.

La funcionaria explicó que dicho estudio es hecho por el sistema de vigilancia en Estados Unidos que identifica tendencias prevalecientes en enfermedades crónicas, que incluye a Puerto Rico. Se hace mediante encuesta telefónica a personas de 18 años en adelante.

El presidente de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología, Luis Molinary, destacó que a veces las personas tienen $3 en el bolsillo y eso les da para comprar un "combo" en un establecimiento de comida rápida, pero no para comprar una ensalada en el mismo lugar.

Resaltó que los especiales van dirigidos a las hamburguesas de dos, tres y cuatro pedazos de carne, pero no a las ensaladas ni a las papas asadas.

"Por eso la incidencia de sobrepeso es más prevaleciente en la población de escasos recursos económicos. Eso está comprobado", expresó Molinary.

El cardiólogo entiende que la situación empeora cuando los médico-indigentes no tienen los recursos para servicios de salud de primera, ni para ir a gimnasios o nutricionistas, como pueden hacer los de más ingreso.

La nutricionista Lizette Vicens relató que su hija le decía que para comprar una pechuga necesitaba $6, mientras que con $1.99 "podía comer un montón".

Igual comer azúcar

Vicens, catedrática asociada de la Escuela de Ecología Familiar y Nutrición del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, recalcó que la lata de refresco de 12 onzas tiene entre nueve y diez cucharaditas de azúcar. Un refresco "agrandado" de 32 onzas tiene 38.4 cucharaditas de azúcar.

"Eso es literalmente como comer todas esas cucharaditas de azúcar. Y las calorías, ni hablar. El refresco de 12 onzas tiene 150 calorías, imagínate el de 32 onzas", señaló la experta.

Vicens coincidió en que a muchos simplemente no les da el dinero. "A la hora de sumar y restar, cuando no da, no da", opinó.

Para el secretario auxiliar de promoción de la salud del Departamento de Salud, Waldert Rivera, es más importante la calidad de lo que se come que lo que cueste.

"Obviamente, los alimentos altos en fibra e integrales son más caros, pero hay que pensar en la inversión, no inmediata, sino a largo plazo (en cuanto a la salud)", destacó Rivera.

Ingerir "comida chatarra" incrementa los riesgos de padecer enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad, por lo que Rivera opinó que pagar un poco más "es una inversión a mediano y largo plazo en términos de salud, por lo que la fórmula es más barata".