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  Estirando el chavito
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13 de octubre de 2006

Comprar compulsivamente es algo tan común en los hombres como en las mujeres, según hallazgos de una encuesta a toda la nación, y sus formas extremas pueden ser una enfermedad psiquiátrica -un desorden de control de impulso asociado con niveles anormales de depresión y ansiedad.

Los investigadores usaron un cuestionario de siete puntos para determinar si las personas sentían una necesidad de gastar dinero, si estaban conscientes de que su comportamiento de gastos era aberrante, si compraban cosas para mejorar su estado de ánimo y si sus hábitos de compra les habían conducido a problemas financieros.

Una nueva enfermedad

Comprar compulsivamente podría incluirse como una enfermedad psiquiátrica en la próxima edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes Mentales.

Ellos siguieron con tres preguntas diseñadas para determinar el grado de pérdida de control: ¿Con cuánta frecuencia ha querido simplemente comprar cosas sin importarle lo que compraba? ¿Con cuánta frecuencia ha comprado algo y al llegar a su casa no estaba seguro porqué lo había comprado? ¿Con cuánta frecuencia le ha entrado el frenesí de comprar y, sencillamente, no ha podido parar?

Un análisis estadístico de los resultados encontró que el 5.5% de los hombres y el 6.0% de las mujeres se podían clasificar como compradores compulsivos -es decir, personas cuyos impulsos descontrolados por gastar dinero les condujo a serias consecuencias negativas.

La compra compulsiva, a veces llamada compra compulsiva o adictiva, no es un diagnóstico psiquiátrico reconocido, pero ahora está siendo considerada para inclusión en la próxima edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (Manual Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes Mentales).

El doctor Lorrin Quran, autor principal del estudio y profesor emérito de psiquiatría de Stanford, dijo que los compradores compulsivos comúnmente padecen de otros desórdenes psiquiátricos.

Muchos de los que vienen para tratamiento padecen de desórdenes de depresión y ansiedad y de otros desórdenes de control de impulsos, como el juego de azar patológico y el desenfreno en comer?, dijo Quran. Los resultados del estudio se publicaron en la edición del 1 de octubre de The American Journal of Psychiatry. Dos de los cinco autores del estudio informan tener una relación financiera con varias compañías farmacéuticas.

Un editorial publicado con el estudio señala que el reconocimiento de una condición de esta naturaleza como una enfermedad mental sería controversial y que algunos lo criticarían diciendo que se está creando un desorden trivial con el fin de ?medicalizar? un asunto moral o inventar una razón para vender más medicamentos.

Pero el editorial señala también que la misma clase de objeciones se plantearon sobre diagnósticos como el desorden de ansiedad social y el desorden de déficit de atención e hiperactividad, ahora ampliamente considerados enfermedades comunes y tratables.

Las adicciones de comportamiento y los problemas de control de impulso, escriben los editorialistas, se pueden considerar desde varias perspectivas -médica, moral, ética, religiosa- y varían ampliamente en severidad. Pero, en sus desórdenes de comportamiento más serios, pueden ser seriamente debilitantes.

?Las compras compulsivas, igual que el juego de azar patológico, pueden conducir a la bancarrota, al divorcio, a la pérdida del empleo y hasta a los intentos de suicidio?, dijo Quran.

Los autores reconocieron que sus resultados se basan sólo en una encuesta telefónica, la cual está sujeta a varios prejuicios, y que sin una entrevista clínica estructurada no es posible un diagnóstico preciso. Y la muestra incluyó un porcentaje mayor de personas de más de 55 años del que hay en la población general, y un porcentaje sustancialmente mayor de mujeres.