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  Estirando el chavito
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13 de noviembre de 2006


Por: Primera Hora

Salud para pocos.

Como si se tratase de una mercancía en un escaparate, muchas veces el medicamento que mejor podría tratar su condición permanece lejano al alcance de aquellos que lo necesitan en su lucha por la vida.

Norah Medina González, una empleada del programa de incapacidad del Seguro Social, siempre se había considerado como una persona saludable, con energías suficientes para que sus días parecieran tener 48 horas en vez de 24.

Pero, el dolor que ahora punza su espalda y que irradia a través de las extremidades le obliga a veces a pensar en su vulnerabilidad ante toda una estructura empresarial que la considera como un mero cliente, con o sin dinero, para comprar un determinado medicamento.

Admite haber vivido bajo la falsa impresión de que su seguro de salud era una de las herramientas más efectivas para combatir cualquier condición. Pero esto fue hasta que la diagnosticaron el pasado diciembre con osteoporosis, una enfermedad que reduce la masa ósea, debilitando los huesos y aumentando su susceptibilidad ante cualquier caída.

 "A mí me afecta porque trabajo con archivos. Tengo que sentarme ante la computadora y estar mucho de pie. Nunca he sido una persona de tomar muchos medicamentos", indicó.

Ella cifró sus esperanzas en el medicamento Forteo, manufacturado por la farmacéutica Lilly. A pesar de aún encontrarse en una fase de prueba, la droga ha redundado en una detención de la progresión de la condición y la misma ya se está despachando por una droguería en Puerto Rico. Sus efectos secundarios, comparados con otras drogas para tratar la enfermedad, parecen ser mínimos.

Pero, Medina González aún desconoce cómo podrá costear el fármaco milagroso.

Enfermarse es un lujo

"Toda mi ilusión estaba forjada en el medicamento porque se me garantizó que en año y medio yo iba a estar bien. Es un lujo enfermarse", sostuvo.

El único plan que se lo cubre le costaría $600 mensuales, irónicamente $200 más que el precio de la droga para el mismo periodo sin ningún tipo de cubierta.

El tratamiento mensual del medicamento consiste de 28 ampolletas inyectables.

 Pacientes que han utilizado el fármaco han reportado una mejoría notable en su condición, ya que éste ha ayudado a restablecer la formación del hueso.

"Todo se reduce al dinero. Al momento de comprar un medicamento te dicen: 'Vale tanto', y el mes que viene te vale más. Tampoco las farmacias tienen los mismos precios y tienes que gastar más en gasolina buscando los medicamentos más baratos", sostuvo.

Como muchos otros puertorriqueños que padecen de serias condiciones de salud, a Medina González le han recetado varios otros medicamentos que no resultan ser los más efectivos y que tienen efectos secundarios sumamente dañinos.

La droga que la paciente toma para tratar el dolor causado por la enfermedad ha resultado ser un factor determinante para su aumento de peso. Otro fármaco la dejó postrada en la cama por un día, además de provocar otros efectos secundarios durante toda una semana, como ardor en el pecho y mareos continuos.

"El medicamento que verdaderamente resultaría más efectivo no lo puedo pagar. Me tengo que resignar a los dolores de la enfermedad y a tomar pastillas para el dolor", indicó.

A esto se suma que algunos de sus doctores no aceptan su plan de salud vigente. Cada visita tiene que pagarla en efectivo. Los deducibles de algunas de las drogas también han aumentado considerablemente.

"A veces uno se siente impotente porque los mismos médicos no te cogen el plan. Ellos sólo cogen los planes que tienen nombres reconocidos. Se me han cerrado muchas puertas", precisó.