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  Por el libro
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10 de diciembre de 2006

Por: El Nuevo Dia

La algarabía característica del 31 de diciembre estaba en su apogeo. Restaba poco para despedir el 2002 y darle la bienvenida al siempre esperanzador Año Nuevo.

 La pirotecnia divertía a los menores de la familia y los adultos se entretenían con sus conversaciones. Nadie sospechaba que un accidente pondría pronto fin a la diversión.

"No pienso tirar esas cosas (pirotecnia)"

Gabriel Pastrana
perdió la visión por un ojo en accidente con pirotecnia

 Andrés Pastrana, en medio de la emoción, y con la inocencia de los 10 años, encendió un cohete defectuoso que fue a parar al ojo izquierdo de su hermano mayor, Gabriel.

 A raíz del incidente, Gabriel perdió la visión. Transcurridos cuatro años del evento y varias intervenciones quirúrgicas no ha recuperado la vista que tenía a los 12 años.

Los médicos del Centro Médico le diagnosticaron una perforación en la córnea. La más reciente de las cinco operaciones fue en marzo pasado, cuando recibió un trasplante de córnea. Los expertos tienen la esperanza de que vuelva a ver con la ayuda de un lente de contacto. Ésto, si no rechaza el trasplante.

“Fue una moraleja para todos, vecinos y familiares, porque los niños nunca van a tener la supervisión adecuada (para explotar efectos de pirotecnia) en una fiesta de Navidad”, comentó Tomás Pastrana, padre de los menores.

El accidente impidió que Gabriel continuara jugando baloncesto a nivel competitivo, puesto que los médicos le aconsejaron no arriesgar el ojo sano con actividades riesgosas. Ahora sólo practica deporte a nivel recreativo.

vaticinan aumento de casos

Este tipo de incidentes podría aumentar en la presente época festiva a raíz de las nuevas enmiendas a la ley de pirotecnia, advirtieron las doctoras Milagros Martín de Pumarejo, de Emergencias Pediátricas del Centro Médico y Maribel Rodríguez, de Emergencias Pediátricas de Auxilio Mutuo.

En días recientes el superintendente de la Policía Pedro Toledo anunció que enmiendas a la Ley 83 legalizaron la venta de estrellitas, buscapiés, bolitas de humo, garbanzos y botellitas de serpentinas durante el período comprendido entre el 15 de noviembre al 10 de enero.

“Van a venir más porque antes, por ser ilegales (la pirotecnia), muchos ni venían (al hospital)”, dijo Rodríguez.

La doctora planteó que, por la peligrosidad de estos “juguetes” explosivos, el Departamento de Salud debe exigir un reporte de los accidentes relacionados, cosa que no se hace en la actualidad e impide levantar estadísticas.

Generalmente es a la sala de emergencia de Centro Médico a donde llegan las víctimas de la pirotecnia.

Rodríguez narró que el año pasado, durante una guardia, presenció cuatro casos de menores lesionados: dos en los ojos y dos en las manos.

“No es cierto que todo lo legal no causa lesiones. Ese concepto de que algunos de estos artículos son sanos y seguros es totalmente falso”, dijo, por su parte, Martín de Pumarejo al comentar que entre 10 y 20% de las lesiones en menores son ocasionadas por estrellitas y garbanzos.

Agregó que un 60% de las lesiones están asociadas a quemaduras, aunque también cicatrices y se reportan casos que llevan a la incapacidad.

“La Comisión (de Estados Unidos) de Productos Seguros para el Consumidor y la Academia Americana de Pediatría dicen se debe prohibir la distribución de estos materiales, especialmente para que los niños no se lesionen”, dijo.

 Edwin Miranda, director médico operacional de la sala de emergencia del Centro Médico, comentó que en las últimas dos despedidas de año han recibido a unas 20 personas lesionadas. La mitad eran menores de edad.

 “A pesar de que la ley se enmendó, los artículos prohibidos son los que más se consumen”, dijo, por su parte, el agente Rafael López, también de la División de Explosivos.

El sargento Samuel Mercado, técnico en explosivos de la Policía, coincide en que podría ser el caso.

Mientras tanto Gabriel, quien no guarda resentimientos contra su hermano, reflexiona y asegura que en estas navidades ni en las venideras “no pienso tirar esas cosas”.

“Hay que tirarlos lejos de las personas y no inventar con ellos”, es la lección que por su parte aprendió Andrés.

DACO HARÁ CAMPAÑA

Por otro lado, todo aquel que compre efectos de pirotecnia durante estas navidades es un consumidor irresponsable.

Así de claro es el mensaje que quiere llevar el secretario del Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO), Alejandro García Padilla, de cara a las recientes enmiendas a la ley de la pirotecnia que legalizan la compra de varios de estos artículos.

En un esfuerzo junto a la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría, el DACO se prepara para hacer un análisis de los artículos permitidos por enmiendas a la Ley 83 (1963). Este estudio pretende llenar las lagunas que ha levantado esta pieza y contará con la consejería del Departamento de Salud y el Centro Médico para que ambas entidades opinen sobre la seguridad de los artículos autorizados para la venta.

 “El problema no es su legalidad sino su uso, porque esto se están vendiendo como juguetes”, comentó García Padilla, quien agregó que su agencia podría, de probarse que alguno de estos efectos es peligroso, ordenar su retiro del mercado.

Según explicó, aunque le competería a la Legislatura volver a hacer enmiendas a la ley, el DACO, como cualquier otra agencia del Gobierno, puede, a través de reglamentación, llenar las lagunas que deja una ley.

Aunque en su Exposición de Motivos la pieza señala que “con la evolución y distribución clandestina de material pirotécnico ilegal se hace necesario actualizar la ley”, la realidad es que ha abierto una caja de pandora -sostienen DACO y la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría- por la peligrosidad que estos objetos representan para los menores. Entre las preocupaciones de ambos se destaca el que estos efectos no indican las edades recomendadas para su uso.

“El problema es el uso y la supervisión que (estos artículos) van a tener”, comentó el doctor Ricardo Fontanet, presidente de la Sociedad Puertorriqueña de Pediatría, quien destacó cómo estos productos producen un calor y un ruido tan intenso que son capaces de causar desde quemaduras hasta problemas respiratorios, oftálmicos y de audición.

“No sólo las balas perdidas matan. Esto (la pirotecnia) es un medio para causar accidentes lamentables”, agregó.