20 de diciembre de 2006

Por: El Nuevo Dia

A pesar de que algunos artículos de pirotecnia son legales, los consumidores prefieren no comprarlos, algunos porque los consideran peligrosos y otros porque no les convence el producto.

Por lo menos, así lo manifestaron algunos clientes que hacían sus compras ayer en los establecimientos Sam’s Club, en Bayamón y la farmacia Walgreens, en Cataño.
‘‘Los artículos que están aprobados son productos de base terrestre, no aéreos, no explosivos”Iván Báez / gerente de relaciones corporativas de Sam’s Club

 “Yo no patrocinio nada de eso (en referencia a los artículos de pirotecnia). Nunca utilizamos ese tipo de actividad para celebrar”, manifestó Josefina Ortiz, madre de dos niños de 11 y 13 años, al salir de la tienda Sam’s Club.

Por su parte, Ileana Cruz, residente de Toa Alta, indicó que no compraría los empaques surtidos de pirotecnia.

Sin embargo, sí suele comprar para sus niños, menores de dos años, estrellitas y garbancitos.

 “Antes compraba, pero ya no. No me convencen. Los ilegales tenían más variedad y los que tienen permisos no me convencen mucho”, comentó Gilberto Vélez, residente de Bayamón, quien hacía compras acompañado de su hijo de 11 años.

Según la Ley 153, aprobada el 8 de agosto de 2006, se permite la venta de artefactos de pirotecnia en dos épocas del año, del 15 de noviembre hasta el 10 de enero y del 1 de junio al 31 de julio.

 “Los artículos que están aprobados son productos de base terrestre, no aéreos, no explosivos; en algunos casos que silben, chiflen o produzcan ruido, así como los fulminantes de papel (garbancitos) y las bolitas de humo”, explicó Iván Báez, gerente de relaciones corporativas de Sam’s Club.

Según el ejecutivo, la respuesta del público a la venta de estos productos ha sido muy buena. El precio de los surtidos pirotécnicos en Sam’s Club varía desde $9.34 hasta $219.48.

 El surtido de las farmacias Walgreens es más limitado y los precios van desde $1.59 hasta $20.

Báez explicó que estos artefactos pirotécnicos no se venden a menores de edad, a la vez que apoyó la gestión del Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO) en su campaña de exhortación sobre la peligrosidad y el uso supervisado de estos productos.