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  Por el libro
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5 de julio de 2007

Por: Yahoo.com


Las denuncias de muertes y de personas que viven con secuelas por el consumo de medicinas envenenadas se elevaron a 540 y el fiscal especial Dimas Guevara aconsejó a los países reforzar los controles aduaneros y en los laboratorios para prevenir una tragedia como la panameña.


El gobierno ha reconocido a 119 afectados entre fallecidos y sobrevivientes desde julio de 2006, para los que dispuso una ayuda humanitaria de seis millones de dólares.


De las denuncias que ha recibido la fiscalía superior especial que dirige Guevara 387 son de personas cuyos familiares sospechan que murieron por consumir jarabes contaminados con el tóxico industrial dietylene glicol, así como otros 153 casos de personas que viven con secuelas.


El caso más reciente es el de un hombre de 60 años que murió el lunes y que había sido reportado por sus familiares como afectado por el consumo del jarabe envenenado.


"Acudimos a su residencia, los familiares nos dijeron la afectación que padecía, se le entrevistó, se le tomaron fotografías y a los tres meses fallece", explicó Guevara a la AP.


Esa muerte elevaría a 102 el número de fallecidos, de acuerdo a registros de las autoridades de salud, desde que se conoció el caso.


El Ministerio Público tiene 187 denuncias de muertes en investigación y que tienen pendiente los estudios forenses para determinar si los restos contienen el dietylene glicol.


Explicó que en otros 94 casos las pruebas han sido positivas al tóxico dietylene glicol. El Ministerio Público ha realizado 52 exhumaciones para aplicarles pruebas forenses.


El caso de los envenenamientos ha sido considerado como una de las tragedias más grande en la salud pública panameña. Guevara dijo que las muertes "han impactado no sólo en la comunidad de Panamá sino también internacionalmente".


"Este caso debe ser una alerta a todos los países sobre las medidas que deben tomar cada uno en relación a la materia prima que ingresa a cada país para ser convertida en medicamento", apuntó.


Instó a reforzar los controles de calidad en los laboratorios y en los puestos de aduana "para evitar un desastre como lo que ha ocurrido en Panamá". Se trata de personas que "fueron a buscar salud y encontraron la muerte".


Las personas que consumieron los jarabes contaminados uno para la tos y otro de uso frecuente en reacciones alérgicas fueron afectadas por un síndrome que les hizo colapsar los riñones.


Desde que se investiga el caso, el Ministerio Público ha ordenado el arresto de casi una veintena de personas. Actualmente están detenidos tres personas vinculadas a la empresa panameña Medicom S.A. que vendió al seguro social insumos contaminados con los que se elaboraron dos jarabes. Se les acusa de atentar contra la salud pública. Dos funcionarios del laboratorio estatal tiene medidas de casa por cárcel.


Medicom adquirió la glicerina de la compañía española Rasfer Internacional, que su vez la obtuvo de una empresa de China, según las investigaciones.