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1 de agosto de 2007

Por: Primera Hora

La tecnología contribuye al abuso.

Los avances tecnológicos en la banca y en el resto de las instituciones financieras, particularmente la utilización de los cajeros automáticos (ATM) para el retiro del dinero que se recibe a través del llamado “depósito directo”, contribuyen a un aumento en el abuso o explotación financiera de personas de edad avanzada o incapacitadas.

Los responsables de estos abusos son muchas veces parientes o allegados, así como personal de centros de cuido y custodios que tienen acceso a la información financiera de estas personas.

En eso coincidieron ayer la procuradora de Personas de Edad Avanzada, Rosana López; el director interino de la Comisión de Derechos Civiles, Lorenzo Villalba, y portavoces del Departamento de la Familia y la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras (OCIF).

Los funcionarios participaron en audiencias públicas de la Comisión de Asuntos Federales y del Consumidor del Senado que evalúa un proyecto que le ordena a la OCIF elaborar un protocolo que permita a empleados de entidades financieras detectar cuándo una persona de edad avanzada o incapacitada es objeto de explotación financiera.

López precisó que uno de los problemas que enfrenta la población de edad avanzada surgió al fomentarse el depósito directo del Seguro Social y otros pagos de pensiones y el desconocimiento que existe entre estas personas de cómo utilizar los cajeros automáticos en los bancos.

“Los problemas de las ATM son varios. Uno es que las máquinas son diferentes. En muchos países, lo que han establecido es una política pública de que las ATM tengan el mismo formato, cosa de que se le den cursos y educación a las personas de edad avanzada de cómo utilizarlas”, dijo.

Señaló, además, la realidad de que en zonas aisladas del país no hay suficientes máquinas, lo que propicia que el incapacitado o la persona de edad avanzada confíe sus transacciones a un allegado. “No hay suficientes ATM’s y menos en zonas aisladas, lo que propicia que familiares, hijos y nietos, que son los principales perpetradores, sean los que vayan a retirar dinero al banco”, explicó.

No siempre, agregó, el que realiza la transacción es un pariente. “Vemos que hay personas de la comunidad que ellos le dan el número secreto para que vayan a sacar el dinero. Eso nos ha pasado con la Tarjeta de la Familia, por ejemplo”.

Villalba advirtió, por su parte, que “a veces la tecnología se ha ido desarrollando tan rápidamente que en ocasiones las personas de edad avanzada no tienen ni idea de lo que es siquiera utilizar una ATM”.

“A mí me ha tocado tener que, en una fila, ayudarlos. Me dan el número secreto a mí y se lo dan a una cajera y se lo dan a cualquier persona. Son cosas que se dan diariamente y tienen un impacto social y económico bien profundo en estos sectores”, explicó.

La representante del Departamento de la Familia María de los Ángeles Soto informó que según estadísticas preliminares de esa agencia hasta mayo del 2007 se habían reportado siete casos de abuso financiero. “Es con frecuencia que los cuidadores, que pueden ser ajenos a la familia, son los que hacen uso abusivo de sus finanzas”, sostuvo.

El subcomisionado de la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras, Antonio Salvá Ramos, coincidió con que la práctica de explotación financiera ocurre comúnmente con los custodios de las personas, los que están a cargo del cuido o de administrar los bienes de esas personas.

Estos custodios, indicó, “reciben pagos de beneficios o esos beneficios llegan a unas cuentas de los ancianos y esas personas utilizan los fondos con propósitos personales y no para el bien del anciano o el incapacitado”.