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  Que no te cojan de...
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3 de octubre de 2007

Por: Primera Hora


Por lo menos unas 1,600 personas adquirieron los planes vacacionales a precios entre $6,000 y $7,000, aunque no se sabe con certeza cuántas de éstas fueron timadas, según el defensor del consumidor Gilberto Arvelo.


Sonaban como vacaciones ideales. Sueños de lujo, escapes por dos días o un mes con descuentos y privilegios. Cruceros, estadías, vuelos y carros alquilados con descuentos sustanciales.


Pero los cientos de planes vacacionales que compraron miles de puertorriqueños a dos empresas de George Rodríguez no llevaron a los consumidores a Las Vegas, Bahamas o México. Casi todos esos planes vacacionales ofrecidos por Vacation Travel Network y Celebrity Travel Plus condujeron a lugares mucho más áridos y menos divertidos: el Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO), el Departamento de Justicia y los tribunales, donde hay por lo menos 17 casos pendientes por incumplimiento, daños y cobro de dinero, según documentos judiciales.


En DACO, las querellas ya son 166 y continúan llegando, indicó el portavoz de la agencia, Jesús Manuel Ortiz.


Aunque las autoridades no tienen un cálculo oficial de cuánto es el monto del dinero timado, el defensor del consumidor Gilberto Arvelo, conocido por su página de Internet "Doctor Shopper" y quien trajo a atención de PRIMERA HORA este esquema, señaló que por lo menos unas 1,600 personas adquirieron los planes vacacionales a precios entre $6,000 y $7,000. No se sabe con certeza cuántos de los 1,600 fueron timados, pero, a base de los 166 que se querellaron, el cálculo del esquema alcanzaría la cifra de $1 millón.


Cómo operaban


El esquema comenzó en 2004 y funcionaba más o menos de la siguiente forma: jóvenes, usualmente menores de edad, se acercaban a personas en las gasolineras y en centros comerciales de diferentes pueblos, les ofrecían llenar boletas con información personal para una supuesta rifa y, entonces, representantes de telemercadeo los llamaban y les indicaban que habían sido seleccionados para premios vacacionales. Lo único que tenían que hacer para redimirlos era asistir a una charla, usualmente en un hotel, tras la cual se les trataba de convencer --a veces insistentemente-- de que se hicieran socios y compraran paquetes de hasta $7,000. Muchos lo hicieron, y algunos hasta tomaron préstamos, confiados en que eran ciertas las promesas de descuentos aéreos, tarifas especiales en hoteles, alquileres de carros rebajados y estadías gratuitas en paradores del país.


Infográfica: vacaciones arruinadas


Lynnette Félix, de 17 años y quien trabajaba llenando boletas en gasolineras de Caguas, dijo: "Ellos lo pintaban todo súper lindo y bien chévere, invitabas a la gente a que comprara boletos y los compraban".


Félix, que trabajaba en su primer empleo, salió desilusionada porque todavía le deben dinero y cuando le pagaban, los cheques rebotaban. Además, se siente mal porque sabe que mucha gente salió trasquilada.


Rodríguez, el presidente de las empresas y quien según documentos del Departamento de Estado en poder de PRIMERA HORA tiene su dirección física en Orlando, Florida, no respondió llamadas de este diario. Su segundo en mando y vicepresidente, Guillermo Bush, tampoco respondió llamadas, aunque su ayudante, Josué Rivera, aseguró en una entrevista telefónica que toda la culpa la tenía Rodríguez y que por eso él y su ex jefe se marcharon de la empresa.


Los empleados de las empresas, que en un momento alcanzaron a ser una docena y tenían oficinas en el Condado, trabajaban afanosamente sin saber si sus cheques tendrían fondos. Muchos de ellos aún no han cobrado la totalidad de lo que se les adeuda.


Los embarcados


Durante dos meses, de mayo a julio de este año, Carmen Cruz Morales fue la directora de servicios a los socios, atendiendo cada día cientos de llamadas de clientes furiosos que pedían a gritos que se les honrara lo prometido o se les devolviera su dinero.


"Diariamente se recibían más de 500 llamadas de quejas de socios. Se quejaban de que no se estaba cumpliendo con lo prometido en las salas de venta en los hoteles. Les prometían viajes y después la compañía no podía cumplir, ni redimir certificados, porque no tenía dinero. El dinero que ellos cobraron en los salones de venta lo usaban para su propio beneficio", dijo Cruz Morales.


Los cheques muchas veces se hacían a nombre de Rodríguez o Bush, y no de la compañía como tal.


Un pastor de una iglesia pentecostal de Bayamón dio $1,600 para el alquiler de unas minivans que utilizaría su congregación en Alabama, dijo Cruz Morales, y cuando el religioso fue a corroborar la reservación, "Guillermo Bush se vira y le dice a Rodríguez: 'Yo ese dinero lo utilicé'".


A Cruz Morales, quien lleva una década en la industria turística, le preocupan las repercusiones adversas que puedan tener las prácticas de estas dos compañías sobre las empresas que hacen su trabajo responsablemente.


"La gente tiene que saber que éstas eran compañías fraudulentas y que no deben invertir en ellas ni en otras de estas personas. Pero hay compañías buenas que hacen esto bien", acotó.