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17 de octubre de 2007

Por: Primera Hora

“Se está criminalizando el sector de restaurantes de comida rápida”.

De esta forma reaccionó Claudio Medina, director ejecutivo de la Asociación de Restaurantes de Puerto Rico (Asore), a la propuesta de la representante penepé Jenniffer González para exigirles a los establecimientos de comida rápida proveerles a los clientes los datos nutricionales de cada plato que sirven.

“Nuestra posición es de oponernos al mismo”, sostuvo Medina en entrevista con PRIMERA HORA.

 Mientras, entre los consumidores las posiciones están divididas.

 Las razones para que la Asociación se oponga al proyecto son varias, entre éstas, que se está responsabilizando a la industria del problema de obesidad y sobrepeso que afecta al 64% de la población de la Isla, cuando no es así.
 Lee el proyecto de ley
 
“Se está criminalizando el sector de restaurantes de comida rápida por vender comidas preparadas cuando estudios muestran que un cliente promedio consume 4.2 comidas a la semana que son preparadas fuera del hogar”, señaló Medina, quien calificó la medida como un “parcho más” para atender el problema.

De hecho, el P. de la C. 3951 se radicó bajo la premisa de que es importante ofrecer esta información, ya que “es necesario ayudar a los ciudadanos a escoger inteligentemente en los menús de los restaurantes en cadena o de franquicia” ante los datos negativos de los efectos de la obesidad.

Para Medina, cuya organización representa sobre 1,400 restaurantes de cadenas y asociados en la Isla, hay otras cosas más sustanciales que el Gobierno podría estar haciendo para atajar el problema, como la importancia de realizar ejercicios. “El problema de sobrepeso no se puede limitar a la ingesta de alimentos, porque si una persona no hace ejercicios, no importa lo que coma, no va a quemar grasas y, por lo tanto, va a engordar”, alegó.

 Muy cara la propuesta

Medina explicó, además, que las consecuencias serían nefastas para la industria en términos económicos, especialmente para aquellos que son dueños de franquicias. Según Medina, la confección de los datos nutricionales de un solo plato podría costar entre $250 y $700, dependiendo de la dificultad y de los ingredientes que tenga.

 “Para los hamburgers existen 1,038 alternativas para servirse”, señaló.

 También podrían provocar la radicación de casos judiciales, como ha sucedido en jurisdicciones de los Estados Unidos que han adoptado medidas similares.

Insistió, además, en que su aplicación debe ser equitativa, algo no contemplado en la pieza legislativa.

En comunicación electrónica, Encanto Restaurants, Inc., -que incluye a KFC, Taco Bell y Pizza Hut- indicó que su postura es la misma que la de Asore, que ha mantenido el mismo discurso frente a otras propuestas similares de la Legislatura y el Departamento de Asuntos del Consumidor.

 Lo mismo ocurrió en el caso de Burger King.

 Algunos ya lo hacen

Aunque la medida parezca contraproducente para las cadenas de comida rápida, ya hay algunas que ofrecen datos nutricionales.

Subway es una de las pioneras. La cadena ofrece los datos nutricionales de sus emparedados en los vasos y servilletas que les dan a los comensales. También en el mostrador de alimentos.

Algunos establecimientos de Wendy's también tienen cartelones que ofrecen la información. Mientras, en Burger King la información está disponible en el libro de la empresa para el que así la solicite.

 “Para mí esa información es importante y necesaria si uno tiene la preocupación de comer los alimentos más sanos posibles”, dijo la consumidora Lilia de Jesús.

Aseguró que siempre lee los datos nutricionales, mayormente preocupada por mantener su peso, ya que en el pasado confrontó problemas de sobrepeso.

 Para Johanna Santana, quien consumía una ensalada al momento de ser abordada, este tipo de información es esencial para que las personas sepan cómo regir su alimentación.

No obstante, admitió que no acostumbra leer esta información, a menos que esté a dieta. “Siempre trato de seleccionar lo mejor que hay en el menú”, dijo.

 Carlos Rosa, en tanto, favorece la medida porque entiende que es beneficiosa para quienes tienen ciertas condiciones de salud. En su caso, sin embargo, no la leería.

 “Yo me meto lo que sea al cuerpo a menos que tenga una condición que me lo prohíba”, señaló mientras disfrutaba de un whopper con papitas y refresco.