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  Por el libro
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26 de octubre de 2007

Por: Primera Hora

Con temor pacientes afectados.

Unos 32 pacientes cardíacos puertorriqueños radicaron una demanda ayer contra la empresa Medtronic y sus subsidiarias por haber creado una pieza que se une al marcapasos, conocido como desfibrilador, que resultó defectuosa y se retiró del mercado, tras relacionársele con la muerte de cinco pacientes.

“El desfibrilador, que forma parte del marcapaso, se usa para regular el ritmo del corazón a los pacientes que sufren de arritmia, para que mantenga un ritmo adecuado. Pero, resultó que el producto tiene unos cables que forman parte de la pieza que tiende a fracturarse o romperse”, se expone en la demanda radicada por el abogado Eric Quetglas.

 El mecanismo deja de funcionar, se agrega, y puede ocasionar taquicardia, arritmia, descontrol, problemas vasculares y la muerte.

“Los demandantes que tienen el marcapaso sufren daño emocional porque ahora tienen que decidir qué van a hacer con ese equipo. Tienen la preocupación de que vaya a dejar de funcionar en algún momento y se vayan a morir”, expuso Quetglas a este diario.

El decidir si lo remueven es una situación delicada porque se tendrían que volver a someter a una cirugía.

“Son 32 personas afectadas y ya una falleció”, dramatiza. El marcapaso se fabrica en Medtronic, Puerto Rico, Inc. Pero la acción incluye a Medtronic, Inc. de Minnesota y Medtronic Puerto Rico Operations.

El caso se radicó bajo Colón Pérez v. Medtronic.

El 15 de octubre pasado, Medtronic notificó que había suspendido la venta de los desfibriladores. Admitió que estaba retirando el producto del mercado porque había contribuido a la muerte de cinco pacientes y otras complicaciones del corazón relacionadas.

Se indica que 268,000 de estos aditamentos se implantaron en todo el mundo.

Quetglas expresó que “es desafortunado que la corporación -con base en Puerto Rico- haya omitido información médica material a los consumidores, con el propósito de obtener ganancias a costa de la salud y la vida”.

Indicó que tan pronto como se retiró el producto del mercado comenzaron a llover las demandas en todo Estados Unidos, por lo que espera que los casos se consoliden en el Tribunal de Distrito de Puerto Rico.

Corresponde a cada demandante radicar una acción individual, en la que se expongan los daños sufridos y se reclame una compensación económica que, se estima, podría elevarse a cientos de millones de dólares.