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25 de diciembre de 2007

Por: La Opinion


Los estadounidenses se están retrasando en los pagos de sus tarjetas de crédito a un ritmo alarmante, registrándose aumentos que alcanzaron porcentajes de dos cifras en dichos atrasos y en los incumplimientos el año pasado, además de generar advertencias de que lo peor está por llegar.


Un análisis de datos financieros de Associated Press sobre las emisoras de tarjetas más grandes del país reveló que el aumento más alto se registraba en las cuentas con atrasos de más de 90 días.


Los expertos afirman que estas señales de deterioro en las finanzas de muchos hogares son parte del resultado de la crisis en las hipotecas de alto riesgo y podría significar aún más dificultades en el futuro en una economía que ya se ha visto castigada.


"Con el tiempo, la deuda afectará otras áreas, más allá de que comience en las hipotecas y luego afecte a las tarjetas de crédito o viceversa", señaló Cliff Tan, académico visitante en la Universidad de Stanford y experto en riesgo crediticio. "Ya estamos comenzando a ver el efecto".


El valor de las cuentas de tarjetas de crédito con al menos 30 días de atraso aumentó 26% a 17,300 millones de dólares en octubre, en comparación con un año atrás, cuando AP analizó las 17 grandes tarjetas de crédito del país.


Eso significó más de 4% del total de saldos principales que se deben a los fideicomisos de las tarjetas de crédito que fueron emitidas por bancos, como Bank of America y Capital One, y para minoristas como Home Depot y Wal-Mart.


Al mismo tiempo, los incumplimientos ?que es esencialmente cuando los servicios de préstamos se dan por vencidos y cancelan la deuda porque creen que nunca la podrán cobrar? subieron 18%, a casi 961 millones de dólares en octubre, según los documentos presentados por los fideicomisos ante la Comisión de Valores y Cambio (SEC).


Los casos graves de retraso también aumentaron dramáticamente. Algunos de los servicios de préstamo más grandes del país ?incluyendo a Advanta, GE Money Bank y HSBC? informaron aumentos de 50% o más en el valor de las cuentas con atrasos de al menos 90 días en comparación con el mismo periodo un año atrás.


Los datos analizados por AP representan unos 325 millones de cuentas individuales en fideicomisos que fueron creados por emisoras de tarjetas de crédito para vender la deuda a inversores, semejante a la forma en que los bancos crearon paquetes y vendieron los préstamos hipotecarios de alto riesgo. En su conjunto representan un 45% de los 920,000 millones de dólares que la Reserva Federal cuenta como deuda de los estadounidenses en tarjetas de crédito.


Hasta hace poco tiempo, los índices por incumplimiento en las tarjetas de crédito se habían situado a un nivel bajo récord, convirtiéndose en una de las pocas áreas donde se observaba un aumento en las ganancias para los bancos del país, los que continúan inundando los buzones de correo de los estadounidenses con miles de millones de cartas ofreciendo tarjetas de crédito de inscripción fácil.


Incluso después de un reciente aumento en la cantidad de malos préstamos, las tarjetas de crédito continúan siendo un negocio bastante lucrativo, gracias a que las tasas de interés pueden alcanzar hasta 36%, además de cargos por atrasos y otras multas.


Pero lo que cada vez llama más la atención en los informes detallados que los fideicomisos presentan mensualmente ante SEC es la preocupación que surge al no saber si Estados Unidos tendrá la capacidad para lidiar con la costosa deuda de tarjetas de crédito en crecimiento.


TENDENCIA CONTINUA


La tendencia continuó en noviembre. El viernes pasado, todos los fideicomisos que presentaron informes mensuales señalaron aumentos tanto en retrasos como en incumplimientos para noviembre de 2006, y muchos observaron aumentos secuenciales desde octubre.


Las cuentas con 30 días o más de atrasos llegaron a 25,716 desde noviembre de 2006 y se observó un aumento de 6,000 cuentas entre octubre y noviembre de este año.


Muchos economistas esperan que las retrasos y los incumplimientos continúen aumentando después de las compras por la temporada de fiestas decembrinas.


Mark Zandi, economista principal y cofundador de Moody’sEconomy.com Inc., consideró que las crecientes dificultades hipotecarias que comenzaron después de la crisis financiera del verano pasado por los créditos de alto riesgo son uno de los factores responsables, así como también las dificultades en el mercado laboral en la zona central, sur y partes de la zona oeste del país, donde los mercados inmobiliarios han sido fuertemente afectados.


"La calidad de las tarjetas de crédito se continuará deteriorando durante todo el año próximo", dijo Zandi.


Los economistas también señalan la actitud que EU ha tenido durante mucho tiempo hacia la deuda ?como algo no muy importante?, incluso la deuda de tarjetas de crédito con altos intereses.


"El deseo de los consumidores por anhelar y querer gastar es parte de la estructura de nuestro país", dijo Howard Dvorkin, fundador de Consolidated Credit Counseling Services, de Fort Lauderdale, Florida, que ha asesorado a más de cinco millones de personas endeudadas. "Pero siempre hay que hacerse cargo de los costos y eso puede ser un proceso muy difícil".


Declararse en quiebra ya no es una solución para muchos estadounidenses, debido al cambio a la ley federal efectuado en 2005, que dificulta aun más borrar la deuda. A las personas con ingresos superiores al promedio se les prohíbe acogerse bajo el Capítulo 7 ?donde las deudas pueden cancelarse completamente?, excepto bajo circunstancias extraordinarias, y deben en ese caso presentar un plan de pago bajo un Capítulo 13 mucho más restringido.


Los asesores en finanzas personales dicen que el problema es incluso más grave para las personas que llevan varios meses de atrasos o que ya no realizan los pagos, como Kenneth McGuinness, funcionario del correo en Flushing, Nueva York.


Comenzó a tener dificultades con las tarjetas de crédito hace nueve años, cuando cargó a la tarjeta la matrícula universitaria de su hijo y los libros. Pensó que estaba haciendo algo inteligente. La tasa de interés inicial de 6% de su tarjeta de crédito era más baja que el 8.6% del préstamo universitario.


McGuinness, de 61 años, comenzó a usar las tarjetas de Citibank y Chase para comprar alimentos, pagar tratamientos dentales y copagos en las visitas médicas y cirugías menores. Las tasas de interés subieron a 30%. Ahora tiene una deuda de 37 mil dólares y piensa declararse en quiebra en febrero.


"Traté de pagar lo que pude y resolver primero las cuentas con el interés más alto", dijo McGuinness. "Pero cada vez subían más y con los cargos por atrasos y sobrecargos cada vez debía más".


Tras el aumento de los incumplimientos en los préstamos hipotecarios de alto riesgo otorgados a prestatarios con malos antecedentes de crédito, los bancos ya no se muestran tan dispuestos a permitir que los consumidores consoliden las deudas de sus tarjetas de crédito en préstamos con respaldo hipotecario o hipotecas refinanciadas. Eso deja a algunas personas sin otra opción que atrasarse en los pagos, señalan los economistas.


Los inversionistas también están dejando de comprar deuda respaldada por tarjetas de crédito, señaló Moshe Orenbuch, director de gestión de Credit Suisse. Pero eso probablemente tenga más que ver con la inquietud que existe sobre la salud general de la economía de Estados Unidos, afirmó.


"Cada vez es más difícil financiar cualquier tipo de financiación estructurada: hipotecas, préstamos automovilísticos, tarjetas de créditos, préstamos para estudiantes", afirmó Orenbuch, que se especializa en el sector de créditos.


Capital One Financial Corp. informó que las demoras e incumplimientos alcanzaron cifras récord en regiones donde se concentran las dificultades hipotecarias, incluyendo a California y Florida.


Entre los fideicomisos analizados, Bank of America Corp. tuvo el volumen de retrasoss más alto, con cuentas atrasadas por un valor de 5,000 millones de dólares. Los incumplimientos de Bank of America en octubre de 2007 fueron casi 200% más altos que en octubre de 2006.


El portavoz de Bank of America en Charlotte, Carolina del Norte, se negó a hacer comentarios.


Los demás fideicomisos ?incluyendo aquellos asociados con Capital One, American Express Co., Discover Financial Services Co. y los que contienen tarjetas "de marca", como Wal-Mart Stores Inc., Home Depot Inc., Lowe’s Companies Inc., Target Corp. y Circuit City Stores Inc. ? también registraron fuertes aumentos en las demoras e incumplimientos durante el último año para el mes de octubre. La mayoría de los bancos y demás instituciones financieras con deudas de tarjetas de crédito en su haber también observaron aumentos de dos cifras en los retrasos.


La única excepción en octubre fue el fideicomiso de la tarjeta de crédito de JP Morgan Chase & Co., que registró descensos tanto en las demoras como en los incumplimientos. Un portavoz de Chase atribuyó su descenso al énfasis realizado en los prestatarios preferenciales y a una activa gestión contable.


Por contraste, los ejecutivos de Capital One informaron a los analistas el mes pasado que calculaban que la cancelación de deudas de tarjeta de crédito sería de al menos 4,900 millones de dólares para 2008. Estas proyecciones, según se informó a los analistas, tomaron en cuenta la creciente cantidad de retrasos y los posibles efectos que se observarían si el mercado inmobiliario continuaba cayendo.


Julie Rakes, portavoz de Capital One, dijo que el aumento de las demoras podría deberse a un cambio contable el verano pasado, que acortó el período de gracia entre la fecha en que se emitían los balances y la fecha de vencimiento.


Capital One también informó que había aumentado la cantidad de cuentas con 90 días o más de atrasos entre octubre y noviembre. En más de 1.2 millones de las 30 millones de cuentas de Capital One tenían atrasos o no se efectuaban los pagos.


Muchos de los asesores en finanzas personales esperan que esta tendencia se acelere en 2008, particularmente para las personas que tomaron préstamos no tradicionales cuyos intereses han aumentado, exigiéndole a los propietarios pagar cientos de dólares más en sus hipotecas en comparación con un año atrás.


"Veremos cada vez más dificultades: los consumidores buscan desesperadamente mantener sus líneas de crédito, pero ya no tienen dónde recurrir", dijo Robert Manning, director del Centro para los Servicios Financieros al Consumidor del Instituto de Tecnología de Rochester. "Es como el dominó".