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  Por el libro
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29 de marzo de 2008

Por: La Opinion


Uno de los peores rasgos de la difícil situación por la que atraviesa la economía de EU es que los bancos, hipotecarios o no, son ahora reacios a prestar dinero.


Unos porque han perdido bastante con la caída de los valores de los activos respaldados por hipotecas, otros porque no han podido cobrar préstamos hipotecarios que hicieron con la mano suelta durante el boom inmobiliario 2002-2006 ?que ellos mismos alentaron con modalidades "creativas", como aquellas de sólo interés, etc?, otros por el temor a que si prestan ahora les pase a ellos lo mismo que los que han estado a punto de quebrar.


El efecto más visible de esto a nivel de toda la economía es que como las empresas no consiguen préstamos, no hay suficientes inversiones para crear siquiera las plazas de trabajo necesarias para cubrir la cantidad de personas que llegan a la edad laboral.


Y si la gente no consigue trabajo, no gasta o consume menos y la economía no crece. Es un círculo vicioso, como el perro que trata de morderse la cola y no lo logra jamás.


En sector de bienes raíces, la cosa puede ser más seria de lo que parece a primera vista, porque puede ocurrir lo siguiente: pasados cinco o seis meses más es bastante probable que los compradores de viviendas se decidan a regresar al mercado a hacer ofertas, por lo menos un porcentaje de ellos ya convencidos de que los precios no van a bajar más.


Pero si los bancos mantienen la artritis actual para soltar el dinero, lo que puede ocurrir es que una vez que los compradores rompan la inercia y decidan adquirir propiedades, muchos no puedan hacerlo porque las entidades financieras no conceden los préstamos necesarios.


Quisiera pensar que lo que está ocurriendo es sólo el ejercicio de una ley de la dialéctica del movimiento y el desarrollo ?tanto en el plano teórico como en el físico? descubierta por el genial filósofo alemán Friedrich Hegel a principios del siglo XIX: "Ley de la negación de la negación".


O sea, esta negación de los bancos a prestar es normal luego de habérseles ido la mano concediendo préstamos de alto riesgo que no han podido cobrar, y que luego de un período de tiempo esta negación será a su vez negada por la decisión de abrir de nuevo la mano, esta vez con las precauciones debidas ?desde la óptica bancaria? para que no ocurra otra crisis como la actual.


Con esta disquisición filosófica, lo que quiero decir es que no es lógico que si los compradores estimulan la demanda los bancos vayan a desaprovechar la ocasión de ganar dinero y sigan tan reacios a conceder préstamos. Yo no lo creo.


Lo dramático de todo esto es que mientras llega el momento de la anhelada recuperación del mercado, más de dos millones de familias podrían perder su casa, la mayor inversión de su vida y pasar a engrosar la estadísticas de la gente pobre en EU.


Es por ello que el gobierno federal debe tomar medidas decisivas de una vez por todas para que tan lamentable situación no se produzca en la primera potencia económica de la Tierra.


He comentado en ocasiones anteriores que entre otras cosas se podrían reducir los intereses que actualmente tienen los préstamos de esas familias que no pueden cubrir sus pagos hipotecarios, o pasar a fijos por cinco o siete años los intereses variables que no han sido aún ajustados.


Y hay muchas otras opciones. Pero, por favor, que hagan algo y rápido.