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  Estirando el chavito
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28 de abril de 2008

Por: El Nuevo Dia


En una época en la que todo sube, excepto los sueldos, no es una mala idea pensar en los huertos caseros. Este concepto, que estuvo en boga en la Isla en la década de 1970, podría ser una alternativa al alcance de las personas en momentos en que se encarece el costo de vida y se habla de crisis alimentarias alrededor del planeta.


"Una familia promedio de cuatro miembros ahorraría de $400 a $480 al año si cosechan en su casa", sostuvo el agrónomo Rudy Santos, del Servicio de Extensión Agrícola.


Pero no se trata sólo de ahorro. Santos enumeró otros beneficios de esta actividad, como saborear productos frescos y libres de químicos, el ejercicio físico que conlleva mantener un huerto y el compartir que se propicia entre familiares y vecinos.


Motivado por un viaje que hizo don Luis A. Ferré como gobernador, el gastroenterólogo Ginés Martínez comenzó a cultivar sus propios vegetales en el patio de su casa. Y ya pasaron 36 años desde entonces.Top of Form 1


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Sin embargo, muchas personas no piensan en los huertos caseros como una alternativa real. "Un problema grande es que eso antes se promovía, pero al cambiar el sistema, la gente prefiere ir al supermercado y no a las plazas (del mercado). Prefieren comprar todo en un mismo lugar", sostuvo Santos. "Además, muchos jóvenes no han tenido experiencia con la agricultura", añadió.


El agrónomo destacó que a través de los huertos se crea un sentido de comunidad y de pertenencia. "Si yo produzco algo, y el otro vecino produce otra cosa, podemos intercambiar. Además, la gente aprende a cuidar y a proteger su espacio".


Este sentido de comunidad fue precisamente lo que destacó José Raúl Cepeda, profesor de Justicia Criminal de la Universidad Interamericana de Ponce, como uno de los mayores beneficios de los huertos. "Cuando un grupo de gente se da cuenta que el gobierno se ha vuelto ineficiente, comienza a buscarle soluciones a los problemas al margen de ese gobierno", subrayó.


Un ejemplo de cómo una comunidad tomó el control de su destino, según Cepeda, fue el proyecto de Casa Pueblo, en Adjuntas, que reclamó una antigua casona y unos terrenos para en la sede de la organización y en centro cultural-comunitario independiente. Allí hay, entre otras cosas, un sistema de cultivo hidropónico.


Una historia exitosa
Desde hace 36 años, el gastroenterólogo Ginés Martínez cultiva sus propios vegetales en el patio de su casa.


Desde el pimientito dulce hasta mazorcas, sin dejar afuera melones, tomates y especias, muchos han sido las frutos que este doctor ha cultivado y degustado.


"En 1970 ó 71, el gobernador Luis A. Ferré hizo un viaje a Oriente. Recuerdo que se tiró una foto con un sombrero de esos grandes de los chinos. Allá la gente tenía huertos caseros y él vino con esa idea. Y yo comencé en 1972", rememora. "Comencé sembrando en la tierra, pero era muy trabajoso y cambié a tiestos", explica.


Vale la pena el esfuerzo. Martínez dice que en un espacio de 3’x10’, él ha cosechado 42 libras de tomate, 36 libras de pepinillo y más de 60 berenjenas.