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  Por el libro
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19 de junio de 2008

Por: La Opinion


Los niveles de endeudamiento se han elevado debido a que muchas personas utilizan sus tarjetas de crédito para el pago de productos básicos. Muchas familias viven con el temor de que si se materializa el embargo de sus viviendas que ya no pueden pagar debido a la crisis por la que atraviesa el sector inmobiliario, su historial de crédito se perjudique irremediablemente.


Consumida por la preocupación de que su familia se vea en la calle de aquí a unas semanas, y completamente dedicada a intentar conseguir una negociación con su banco, Teresa Núñez no ha tenido tiempo ni ganas de pensar en las consecuencias futuras del embargo que pesa sobre su residencia.


"Por ahora un ojo lo tengo en parar el embargo y el otro en buscar casas de alquiler por si no lo consigo", dice esta propietaria del Valle de San Fernando, quien ya ha recibido la temida nota de desalojo.


Si el embargo llega a materializarse, Núñez perderá no sólo su vivienda, sino una parte considerable de su historial de crédito.


Expertos de la industria financiera consideran que en promedio el embargo elimina de un plumazo entre 200 y 300 de los puntos del historial FICO (el de uso más común en el país y que responde a las siglas de Fair Isaac Corporation, la compañía que lo desarrolló), un sistema que oscila entre los 300 y los 850 puntos.


Todd Mark, vicepresidente de educación del Servicio de Consejería de Crédito al Consumidor (CCCS) en Dallas, Texas, explica que un tercio de los puntos se derivan de la historia de pago del consumidor, otro de la proporción de deuda asumida respecto al crédito disponible, mientras que la otra tercera parte se ve influenciada por varios factores, como lo largo que sea el historial (cuanto más mejor), la mezcla de tipos de crédito (tarjetas, préstamo de carro, préstamo de vivienda, etc.), y cuánto se debe.


"Los embargos y la bancarrota destruyen de inmediato el primer tercio", dice Mark.


Según Experian ?que junto con Equifax y TransUnion es una de las principales compañías que elabora reportes de crédito?, el promedio de puntuación en el país en mayo de este año era 693, un punto más que en mayo del año pasado. Sin embargo, en ese período el porcentaje de hipotecas con "severo retraso de pago" (más de 90 días) ha aumentado un 15%, con California a la cabeza, donde un 12.4% de todos los préstamos hipotecarios acusan serios retrasos de pago.


Entre este grupo de consumidores, la puntuación promedio es 590 en California y 599 para todo el país (frente a los 606 y 605 puntos que tenían, respectivamente, el año pasado), mostrando que las personas más propensas a sufrir los estragos del embargo son las que ya de entrada tienen un crédito por debajo del promedio.


"Para cuando llegan al embargo, muchas familias arrastran retrasos de pago y deudas de toda clase", comenta Nicolás Retsinas, director del Centro de Estudios de Viviendas de la Universidad de Harvard, señalando que todos esos factores acumulados son un gran lastre para continuar con una vida normal, dado que desde rentar una casa hasta conseguir un préstamo para el carro va a ser más difícil (y a menudo más caro) cuando se tiene un mal historial.


Elegir entre bancarrota o embargo, tampoco es fácil, suponiendo que dicha opción exista.


"Algunos se deciden por la bancarrota para salvar la casa", explica Roxanna Heredia, de Foreclosure Trackers Inc., una compañía que compra préstamos hipotecarios con problemas de pago. Heredia señala que iniciar la bancarrota, de entrada retrasa el embargo y, en algunos casos, al liberar al propietario de otras deudas, puede permitirle afrontar la hipoteca.


Sin embargo, no es una decisión que pueda tomarse a la ligera. La bancarrota deja un rastro más largo (10 años en promedio, pues aunque para el capítulo 13 son sólo siete, empiezan a contarse después que acaba el plan de pago, que suele durar unos tres años), y a veces puede interpretarse como una maniobra más frívola de librarse de las obligaciones de pago.


"Nadie debe tomar esta decisión sin consultar un abogado", recomienda Heredia, dado que si no se tiene un plan sólido, la bancarrota puede ser sólo un costoso rodeo hacia el embargo que trataba de evitarse.


Conseguir otra hipoteca en el futuro se dificulta notablemente tras un embargo. El hecho de que actualmente el problema sea masivo y que al mismo haya contribuido la irresponsabilidad de los prestamistas no va a ser un atenuante, según los expertos.


"El FICO sólo computa datos", dice Joe Russo, agente hipotecario desde hace más de 35 años, señalando que factores como la ignorancia, la codicia y la euforia que dominaron el mercado durante el boom inmobiliario no sirven para exonerar la responsabilidad de quién firmó un préstamo que no ha podido pagar.


No obstante, quienes ya tengan un embargo a sus espaldas no deben dejarse llevar por la desesperación.


"Cuanto antes empiecen a hacerle frente a la situación y a trabajar en crearse un nuevo récord, mejor", dice Michael Sichenzia, director operativo de Dynamic Consulting Enterprises, en el sur de Florida, quien predica con su propio ejemplo. Tras haber pasado cuatro años en prisión por fraude hipotecario, Sichenzia decidió utilizar todo lo que sabía sobre fraudes para evitarlos y ahora se dedica, entre otras cosas, a ayudar a otros a resolver sus problemas financieros.


"Hay que dejar atrás la culpa y la vergüenza y empezar el camino de nuevo", aconseja Sichenzia, y dice que el primer paso es conseguir una tarjeta asegurada ?aunque sea de un límite muy bajo?, usarla y hacer puntualmente los pagos.


"El embargo destroza el historial que uno tenía, pero precisamente por eso hay que comenzar a crear cuanto antes uno nuevo".